Capítulo IV: HyunJin.

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Todavía puedo saborearlo. Es más dulce que cualquier cosa que haya conocido, y ahora es mío.

Lo acompaño a mi casa y llamo a Sana.

—Llévalo a mi habitación. Tómale las medidas. Ordena cualquier ropa que le guste. También necesitará un traje de novio...—

— ¿Señor?— Los ojos oscuros de Sana se abren de par en par, las arrugas de su frente se convierten en profundos surcos.

—Ya me has oído — no le hablo bruscamente. No a Sana. Ha servido a la familia Hwang toda su vida.

—Está bien— traga con fuerza y dirige su atención a mi novio.

—Sana, este es...— Me dirijo a mi objetivo. — ¿Tu nombre?

— ¿No sabes mi nombre?— Me mira embobado. —P-pero viniste a mi boda—

—Mis disculpas, caro mío, pero simplemente llegué para presenciar la boda entre las familias Lee y Jung. No me fijé especialmente en el nombre del novio—

— ¿Señor?— Sana se retuerce las manos. — ¿Piensas casarte con un chico que conociste en una boda... donde él era el novio?—

—Eso es todo— Le doy una palmadita en el hombro. —Lo has entendido perfectamente. Ahora, por favor, escolta a... — Miro expectante a los ojos marrones de mi inocente amante.

—Felix— dice, sus labios perfectamente formados acariciando la palabra. Oh, las cosas que haré con esa boca.

—Por favor, acompaña a Felix a mi habitación y haz todos los arreglos para que se celebre aquí una pequeña ceremonia esta noche, digamos a las siete en punto. Se invitará a los jefes de todas las familias, con especial atención a los Lee. Asegúrense de que reciban la invitación primero— Me inclino y le doy un beso a la frente de Felix. —Vete ahora. Prepárate—

—N-no sé tu nombre — Se agarra a mi chaqueta que tiene alrededor de él.

—Hwang HyunJin—

Sus ojos se abren de par en par. —Eres la cabeza de la familia Hwang—

—Correcto, caro mío. Bienvenida a mí reino— Agito una mano hacia mi gran propiedad, el candelabro reluciente y el piso de mármol pulido brillando. —Serás un hermoso líder, pero por ahora, debo trabajar — Me inclino más cerca, mis labios presionando contra su oreja. —Soy el único que gobernará tu cuerpo, y tengo la intención de reclamarlo esta noche. Prepárate —
Un escalofrío lo atraviesa, y es, cómo sé cuando un hombre quiere matarme, que me quiere entre sus muslos. Pronto.

Chasqueo mis dedos, y Sana se apresura a tomar el codo de Felix, y luego lo lleva por la escalera curva hacia el dormitorio principal.

Una vez que está fuera de la vista, me dirijo a mi oficina. MinHo me abre la puerta y me sigue dentro, junto con un puñado de mis hombres de confianza.

— ¿El cuerpo de WooYoung?— Abro la licorera de cristal y me sirvo un trago.

—Ya me he ocupado de ello.

— ¿Sus hombres?—

—SeungMin y sus matones están en los muelles ahora mismo haciendo un inventario de personas y bienes. Sabremos quién está en nuestro equipo antes de que termine el día. Los que no lo estén serán atendidos— MinHo se sirve un trago mientras pruebo el mío. Es bueno, pero no tan potente como Felix, su dulzura es el complemento perfecto para mí amargura. Su piel es clara a pesar de su linaje. ¿Lo han mantenido los Lee escondido en su mansión en el río? ¿No ha visto él, el sol en todos estos años? Su cabello es suave, y creo -no, lo sé- que su piel también lo es. Como un pétalo de rosa. ¿Acabo de pensar en su piel como un pétalo de rosa?

Joder, ese chico está jugando con mi mente. Y tal vez me gusta. Me tomo un gran trago de mi licor.

— ¿Jefe?— MinHo se cierne sobre mi codo. Ha estado esperando todo este tiempo mientras yo me he perdido en los pensamientos del viudo que será mi novio. No, no es un viudo. Odio la idea de que él haya pertenecido a otro. Es una estupidez preocuparse, pero lo hago. Incluso si él dijo los votos vacíos, nunca le perteneció. Él me estaba esperando. De todas formas, prefiero disfrutar del hecho de que maté a su marido y lo tomé para mí.

MinHo se aclara la garganta. — ¿El doncel?—

—Lee Felix es mío — Me dirijo a los hombres más mortales de la ciudad, todos ellos leales a mí. —La boda va a ser una prueba. He invitado a todas las familias. Si no vienen, sabremos quien se opone a nosotros. Si lo hacen, bueno, ya veremos. Pero los quiero a todos en la habitación. Si la violencia comienza, la terminaremos. ¿Y si tengo que sacrificar a las familias de seis a menos? Que así sea. Pero a ninguno de ellos se le ocurrirá volver a cruzarse en mis negocios. Los Jung ya no existen. Si alguien más se pasa de la raya, se encontrarán con el mismo fin. Un día, los hombres de esta sala serán los únicos que importen, las únicas familias que tengan algo que decir. Pero hasta entonces, mantendremos los lazos. Y con Felix como mi esposo, los Lee estarán mucho más apretados en mi mano.

—Inteligente — Bang Chan da un golpecito en la culata de su pistola, siendo su impaciencia una de sus características más marcadas. —Y por suerte para ti, tiene un pequeño cuerpo caliente para...—

Estoy al otro lado de la habitación, con mi vaso roto en el suelo y mis manos en su garganta antes de que el pensamiento entre en mi mente.

— ¡No lo mires, joder!— aprieto.

Mantiene sus manos en alto, mostrando sorpresa a través de sus ojos. Bang Chan es leal. Me dejaría acabar con él aquí y ahora si quisiera. No se defenderá, no contra mí. Es por eso que libero mi control y doy un paso atrás.

—Mis disculpas— Todavía mantiene las manos en alto, las palmas hacia mí. —Por favor, perdóneme, jefe—

—Estás perdonado— Le agarro el hombro. —No debería haberte puesto las manos encima— Aprieto los dientes, y luego me obligo a relajarme. —Pero no te equivoques, Felix no es un peón. Será el líder de esta familia, mi novio y la 'madre' de mis hijos—

MinHo silba. —Finalmente sucedió—

La cara de Bang Chan pasa de ser sombría a ser una sonrisa. —Te golpeó la flecha, hombre

—No seas ridículo — Le doy una palmadita en la mejilla, quizá un poco demasiado dura, y luego me sirvo otro trago. —No hay flechas.

—Estás enamorado— Bang Chan suspira. —Uno de los grandes ha caído. Fuera del mercado—

MinHo se ríe. —Estaba destinado a suceder— Le da un codazo a Bang Chan. —Más culos para nosotros, ¿eh?—

—Claro que sí, maldita sea — Bang Chan toma su copa y la levanta. —Por ti y tu nuevo líder

Los demás se apresuran a servir bebidas y también levantan sus copas. —Por ti y tu nuevo líder —

Bebemos, el licor me calienta en su camino hacia abajo.

Me aclaro la garganta. —Ahora, hablemos de a quién tenemos que matar para asegurarnos de que esta boda se desarrolle lo mejor posible. — Levanto un dedo. — Además, MinHo, llama a mi sastre —

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