capítulo 3: el amigo

28 2 0
                                    

Nárwë se dejó caer en el asiento a su lado. Los pinches de cocina que hacían las veces de camareros servían los platos del delicioso estofado de Ruthiël. El elfo le sonrió conciliadoramente y le hizo entrega de un ramillete de campanillas violetas..

-¿Me perdonas?

Caladhiel aceptó las flores.

-Te perdono, pero que sepas que eres un pesado insoportable.

Su amigo se rió y comenzó a devorar su plato de comida. Cuando iba por la mitad, se detuvo y la observó con ojos brillantes.

-Casi se me olvida, Mawï me ha contado que Onlí se ha puesto enfermo y que Zaila no quiere dejarlo solo, por lo que esta noche hay dos puestos de vigilancia vacantes. ¿Qué me dices de eso?

Caladhiel suspiró teatralmente.

-Te digo que seguramente ya has cambiado nuestros turnos por los de esta noche, ¿no?

Nárwë sonrió pícaramente y alzó las manos en señal de rendición.

-Vale, me has pillado.

Rebuscó en su zorral y sacó dos brazaletes de cuero marrón. Le tendió uno y se colocó el otro.

-Entonces, ¿estás preparada para pasar la noche en vela?

Ella le sacó la lengua.

-Mira el lado bueno –continuó él-, mañana dormirás todo el día.

-A menos que pase algo.

Nárwë bufó.

-¿Qué podría pasar? Aquí nunca pasa nada.

-Nunca pasa nada hasta que pasa –murmuró ella sombríamente.

-¿Qué dices?

-Nada, sigue comiendo, que se te enfría el estofado.

Él la miró durante unos largos segundos, estudiando su rostro, pero finalmente se encogió de hombros e hizo lo que le había dicho.

La última elfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora