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El atardecer les había ganado a pesar de no haber recorrido más que unas cuantas cuadras, sin ignorar el hecho de que ya comenzaba a hacer hambre. La hora de comida ya había pasado. Se miraron silenciosamente y optaron por buscar un lugar donde comer algo, lamentablemente no tuvieron mucha suerte y lo más cercano a un restaurante que encontraron fue un bar.

El Tsukinami mando al diablo todo y fue el primero que entró al lugar, necesitaba comida y agua, tal vez lo primero no era que lo obtuviese al 100, pero lo segundo si, sin mencionar que necesitaba descansar. El Ishida y el Sakamaki no tardaron mucho en seguirlo, cualquier cosa estaba bien para los tres en ese momento.

...

El olor a alcohol y la tranquila música que era reproducida en un aparato de sonido les dio la bienvenida, el lugar no estaba lleno, aún así, habían personas; buscaron una mesa vacía para poder estar, una vez encontrada procedieron a sentarse, ahora estaban en espera de que se les fuese entregado un menú.

No paso mucho tiempo para que un apuesto castaño con un impecable traje de mesero hiciera acto de presencia...

─Bienvenidos─habló a la par que les entregaba un pequeño menú.

Quien lo tomó fue Shin y no tardo en pasar que los otros dos se le acercaran para poder ver que podrían escoger para saciar un poco su hambre. Una vez escogido, nombraron -cada quien- su pedido y el joven mesero procedió a retirarse.

─Mmh, por alguna razón...ese sujeto se me hace conocido─la voz de Ishida hizo que tanto Tsukinami y Sakamaki abrieran los ojos en señal de sorpresa.

Mala suerte. Ellos si habían reconocido al sujeto en cuestión, más decidieron quedarse callados, no es como no quisieran saludarle o algo, pero preferirían no hacerlo, era lo mejor, para tanto ellos como para el castaño. Más parecía que Ishida no estaba enterado de ello.

─Ah, lo recorde...─aquello los hizo alarmar aún más.─¡Nakamura!, ¡Nakamura Lai-

Una mano lo cayó de repente, aquello lo extraño de sobremanera y con fuerza comenzó a forcejear con Shin, quien había sido el que le cubriese la boca.

─Cierra la boca, idiota─le susurró cerca del oído.

Shu simplemente frunció el ceño y procedió a ponerse de pie, algo le decía que era preferible irse de ahí, pues la exclamación hecha por el peliazul había llamado la atención de las personas cercanas a su mesa. Por su parte, Shin se encargó de llevarse a Ishida con algo de sobreesfuerzo, causa de que éste se negaba a caminar.

Caminaron en silencio por las calles penumbrosas del lugar, calles que a duras penas eran iluminadas por pequeños postes de luz con muy mala iluminación. Ishida seguía sin comprender que pasaba y algo harto de ello haló de manera brusca su mano, la cual aún había estado aprisionada por el Tsukinami.

─¿Que mierda les pasa?─espetó molesto. La confusión y el hambre combinados lo pusieron de mal humor.

─Tú...eres un idiota─habló Shu molesto, mientras procedía a estirarse un poco. Algo de estrés se comenzaba a acumular en su cuerpo.

─Pero, ¿por qué?─Ruki seguía sin entender nada.

─Por no mantener la boca cerrada, un poco más y nos matan─Shin tal vez se veía molesto, pero igual en su rostro el terror estaba presente.

¿Qué estaba pasando?

─No voy a nombrarlo, pero a quien reconociste...─habló bajo el Sakamaki.─No hay que reconocerlo ni de broma, no nombrarlo, no hablarle, si no quieres que te maten o quieras que lo maten a él─frunció el ceño.