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Había un pensamiento cruzando la cabeza de Aether mientras caminaba por las calles de Liyue. Se sentía un tanto extrañado al respecto, y es que, aún después de dos meses saliendo, él y Xiao no se habían besado.

Cuando Xiao correspondió sus sentimientos, se sintió muy sorprendido, ya que no pensaba que el adeptus sintiera esa clase de cariño por él. Aún así, eso no le impidió sentirse inmenzamente feliz, y por supuesto comenzaron a salir esa misma noche.

Desde entonces, las visitas de Aether a la posada Wangshu se habían vuelto mucho más frecuentes, incluso podía decir que había mejorado sus habilidades para cocinar Tofu de Almendras.

Pero aún visitando la posada Wangshu tan seguido, aún con las incontables noches que habían pasado juntos observando las estrellas, Xiao y él no se habían besado.

No se puede decir que no hubo momentos perfectos para su primer beso, Aether había encontrado al pelinegro mirándolo en silencio en más de una ocasión, y siempre se había ilusionado con que sería el momento, pero luego Xiao solo volteba a ver el cielo de nuevo.

También había intentado ser él quién diera el paso, ya que pensó que Xiao podría ser tímido, pero todos sus intentos habían sido interrumpidos por el mismo pelinegro; Cuando se daba el momento y el rubio comenzaba a acercarse a sus labios, Xiao pretendía no darse cuenta y miraba hacia otro lado.

Todo eso llevó a Aether a la conclusión de que Xiao no quería besarlo.

Continuando con sus pensamientos, se dirigió a la posada Wangshu para ver a su novio, y quizás hacer un último intento.

(...)

Xiao no era tonto en absoluto. Se había dado cuenta de los intentos de su novio por besarlo, y los había evitado intencionalmente.

No es que no quisiera besarlo, por que claro que quería, pero en la vida de Xiao nunca hubo tiempo para romances, por supuesto que no había besado a nadie.

Xiao realmente quería besarlo, había imaginado más de una vez el besar esos labios color melocotón que se veían tan tentadores, se había visto a si mismo guiando el beso y sosteniendo su cintura, pero no tenía idea de como hacer aquello. El miedo a equivocarse, o a que fuera una experiencia desagradable para el rubio era demasiado.

Es por eso que tuvo una idea, una pésima idea de la que se arrepentía ahora mismo, ¿Cómo había pensado que pedirle consejos a ese Fatui era buena idea?

El pelirrojo continuó carcajeándose, mientras el adeptus lo observaba con una mirada asesina.

— ¿Qui- Quieres mi consejo para besar? — Nuevamente se vió interrumpido por su propia risa. — Vaya, eso si que no me lo esperaba, pensé que me habías dicho que no interviniera en su relación... — Habló secandose una lágrima y pausando su risa.

— Si solo te vas a burlar de mí, entonces me voy. — Dió media vuelta, pero fue detenido por Childe.

— Espera, espera. Te ayudaré. — Dijo dándole una inocente sonrisa.

— Bien, te escucho. — Se resignó finalmente. Tartaglia amplió su sonrisa.

— Hmmm... Es fácil, solo espera el momento perfecto. Luego, tómalo por la cintura, acercas tu boca, y mueves tus labios sobre los suyos. — Finalizó.

— No sé ni por que te pregunté, es el consejo más inútil que me han dado. — Dijo preparándose para marcharse.

— ¿Eh~? Pero si fue una maravillosa explicación... Oh! Aun que si quieres que te muestre un ejemplo, podríamos llamar al señor Zhongli y te mostraré como lo pongo en práctica. — Añadió guiñándole un ojo.

ᴋɪꜱꜱ | xɪᴀᴏᴀᴇᴛʜᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora