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Jungkook miraba con orgullo el como su negocio poco a poco crecía, empezaba a ser reconocido por mucha gente. Pensaba en sus padres, en su familia y en todos sus amigos que lo apoyaron, que creyeron en él con sus estudios y en lo que quería en la vida.
Desde que era niño le fascinaba la belleza que le ofrecía la naturaleza y se enamoró completamente de las flores. A los 8 años ya tenía su jardín bien cuidado pero se lo debía a su madre que siempre lo ayudaba. Tenía desde orquídeas hasta girasoles, pero él quería más para que la gente admirase lo que la naturaleza ofrecía.
Cuando su padre escuchó que quería ser florista, al principio los rechazó, fue una mala época para él. Pero con el pasar del tiempo, su padre vió como él vivía por las flores, por lo que le pidió perdón y ahora eran inseparables.
Jungkook se había graduado con honores y ahora poco a poco su pequeño negocio era reconocido por gente rica y poderosa. Para él cada día era un reto, pues el amor que sentía por las plantas nadie se lo quitaba, hasta que su nueva historia comenzó.
