Azura Pov's
Harta, esa es la palabra correcta para expresar como me siento en estos momentos.
Llevo más de dos horas tratando de que la nariz del dibujo que estoy haciendo quede perfecta, pero al parecer la vida no tiene ganas de cooperar conmigo ni con mi dibujo
- ¡Es que siempre me pasa lo mismo! - grite mientras aventaba el pincel al suelo, decir que estaba exasperada, es poco
- ¿Quieres callarte? Eres muy ruidosa - dijo Janelle entrando a mi cuarto de arte: una habitación demasiado estrecha en el balcón de la casa de mi madre con un basurero de por medio, pero acogedor.
Porque sí, desde que me gradué en artes he estado tratando de conseguir un trabajo decente ya que en mi país no saben apreciar el trabajo de un artista y para ellos es basura acumulada, ¿y yo? Yo sólo soy un ser humano desempleado, flojo y mantenido que a mis 23 años no me he podido mudar de con mi mamá... Bueno, al menos así lo ve la tía Maryori y la mayoría de la población sin conocimiento previo.
- Es que el dibujo no quiere cooperar conmigo, tienes que entenderme, es muy frustrante y...
- No te va a llegar la inspiración estresada, relájate un rato - suspiro Janelle mientras recogía el pincel y lo ponía sobre una mesa - Además no me has dejado concentrar, estoy escribiendo la ultima parte de mi trabajo digital y no me dejas concentrar - repitió, haciéndome saber lo desesperada que la estaba poniendo - Así que guarda silencio o has otra cosa, que se yo
Y sin más se fue a su despacho dejándome sola, suspire resignada mientras guardaba mis cosas esperando que algo me iluminara para que el dibujo quedara como a mi ansiedad le gustaba: perfecto, pero termine de recoger todo y nada paso.
Estúpidas narices
Decidí salir a correr un poco para despejarme, mientras cantaba el coro de Stargazing a todo lo que mi pobre pulmón podía soportar. Estaba contemplando como los arboles se movían a la par del viento cuando de pronto, siento unas manos envolverse en mi cintura, asustándome
- Que bien se te ven esos glúteos hoy Leduc - susurro Jean. Deje escapar un suspiro tranquilizador, solo era el idiota de siempre
- Siempre tan encantador Philips - me voltee haciendo que nuestras narices se rozaran por estar tan cerca el uno del otro, podía acostumbrarme a esta sensación - Porque mejor no lo discutimos en tu cama esta noche - dije mientras pasaba mis brazos alrededor de su cuello y él colocaba las suyas en mi trasero, apretándolo un poco
- Podemos ir en este instante preciosa... - respondió a escasos centímetros de mis labios
Sonreí mientras me apartaba, es obvio que ambos queremos besarnos pero he probado esos labios demasiadas veces y hoy... No se me antoja en lo absoluto
- Me encantaría pero tengo planes justo ahora, pero en la noche ahí estaré - le mande un beso y seguí trotando de regreso a mi casa. Era muy divertido tontear con él de vez en cuando, pero sólo era eso: tontear.
Seguí trotando envuelta en mis pensamientos por un rato más hasta que las nubes comenzaron a tornarse un poco grises, decidí que era el momento de regresar a resguardarme. Llegue justamente antes de que comenzara a llover, fui directo a la cocina por un vaso de agua y me encontré con una nota en el refrigerador
"Salí a la casa de tus abuelos, llegaré mañana, cenas algo. Te quiere, mamá"
- Al menos esta vez será en mi casa, Jean - sonreí y bote el papel a la basura, total ya no me servía de nada
Subí a mi habitación y me di una larga ducha, cuando termine de bañarme fui al cajón de mi ropa interior y busque el conjunto negro que sabía que le encantaba, tome un camisón transparente y le mande un mensaje diciéndole que esta noche tocaba en mi casa, y como vivimos en la misma residencial, no tardo ni cinco minutos en llegar
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Between two Worlds
Teen Fiction¿Un libro, dentro de otro libro? Azura Leduc, amante de la lectura y artista por naturaleza. Su madre, escritora reconocida. Una obra mundialmente exitosa, problemas de ¿pareja? y una emocionante aventura, todo al alcance de tu ¿imaginación? Pd: soy...