—Yo creo que eres un idiota... también Tomioka es un idiota... y deberías hablar con Kocho cuanto antes–.
Más de media hora sobrecargando su cerebro intentando explicarle a Obanai lo que ocurría y eso fue lo que obtuvo como respuesta.
Sanemi se preguntó cómo alguien así se había conseguido a alguien como Kanroji, que vaya, tampoco es que la mujercita sea para él la gran maravilla, pero seguramente sí tendría un poco más de tacto o empatía.
—¿Qué tiene que ver Kanae? Te estoy hablando de Giyuu–.
—Me da escalofríos oírte decir su nombre–.
—Me lleva el carajo–.
Obanai se preguntaba si realmente Sanemi no se daba cuenta de que Kanae está obsesionada con la idea de tener una relación con él, ni siquiera necesitaba oír lo que Misturi le contaba sobre ellos, era bastante notorio.
También se preguntó qué tan idiota debe ser para no notar que se enculó del amigo que era enemigo y que así se debió quedar para que no estuviera sufriendo por no saber qué hacer.
—Te digo que hables con Kocho para que así ambos abran los ojos–.
Obanai se marchó en cuanto sonó el cambio de clase, recibió mucha información que nunca se esperó y aún debía procesar que incluso en una ocasión se metieron a ultrajar su laboratorio porque era el salón vacío más cercano. Usaría a sus alumnos para dejar todo rechinando de limpio.
En cuanto a Giyuu, estuvo intentando dejar de huir, buscar a Sanemi para hacer cosas de amigos normales o buscar a Kyojuro para hablar de cosas de adultos responsables, pero la semana terminó y ni una sola vez se atrevió a pasar del Buenos días y Adiós cuando se topaba con alguno de ellos.
El maldito fin de semana no le aclaró ninguna de sus ideas, al contrario. Así que decidió seguir con el plan del principio de "hacer lo correcto". En cuanto llegó el lunes se decidió a hablar con ambos, por separado claro, pero primero con quien da mucho menos miedo.
Sanemi sólo tendría que saberlo por si el destino lo odiaba mucho más de lo que él mismo se odia y decide que el bebé no es de Kyojuro. Llegó bastante temprano y fue directo hacia la única amistad normal que tiene en el trabajo.
—Necesito que me ayudes–.
Sabito dejó a un lado su botella para empuñar una raqueta como arma.
—Dalo por hecho–.
—Sólo necesito que me cubras una última vez, por si no vuelvo cuando lleguen los alumnos. Voy a ir a hablar con Rengoku, debo aprovechar que siempre es el primero en llegar–.
—Ah... No hay problema, ve y dile que sea un hombre, que se haga cargo de sus cagadas– Sabito recibió una mirada de reproche muy poco usual.
—O bendiciones, no sé. ¿Quieres tenerlo?–.
—Aún no sé– Giyuu lucía tan perdido que estuvo casi seguro de que esa no sería la última vez que tendría que cubrirlo.
—Bueno... Sólo no olvides que hoy se abren los talleres y clubes, tenemos voleibol y Kendo por la tarde–.
—No lo olvido–.
Se encaminó a la sala de maestros antes de que el pánico lo volviera a atormentar y decidiera ya no hacerlo. Justo como esperaba, Kyojuro estaba solo en la sala y seguramente había llegado mucho antes que Sabito y él.
—Buenos días–.
El maestro de historia dio un brinquito al escucharlo, de inmediato el color rojo subió hasta sus orejas y ya parecía buscar la ruta de escape.

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Posiblemente padre
FanfictionLa vida de seis personas cambió por completo a partir del momento en que dos donceles, Giyuu y Zenitsu, quedaron en cinta. El nombre de Giyuu estará en boca de toda la escuela cuando se descubra el drama de que los profesores de matemáticas y de his...