¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tom soft supremacy <3
Para Andrea todos los días eran iguales, se despertaba temprano en la mañana, tomaba una ducha y desayunaba mientras apreciaba su existencia logrando que todos los días llegará tarde al trabajo.
A pesar de solo vivir a quince minutos de la oficina.
Una vez ahí era lo mismo, saludaba a todo el personal hasta llegar a su escritorio donde ya regularmente estaba una margarita sobre su teclado.
Siempre era lo mismo, una sola flor, sin ninguna nota y siempre blanca, había preguntado hasta el cansancio a los empleados de intendencia si sabian de alguien que pudo haber dejado aquella flor y siempre recibía la misma respuesta.
"Lo siento Andy no vi a nadie por aquí"
Al igual que con las demás, tomó la flor en sus manos y la llevó al jarrón detrás de su escritorio donde yacían las últimas diez flores de los diez días pasados, pero esta vez se llevó la sorpresa de que al regresar a su escritorio una nota de papel café, parecía antiguo y con un perfecto manuscrito en ella decía:
Mi alma arde en deseos de amar, de dedicarte delicadas palabras de amor, de oír el dulce pestañeo de tu mirada.
T.F.
—Wow.—murmuró sin despegar su mirada del trozo de papel.
—¿Otra flor?—preguntó Lilia recargándose en su escritorio.
—Otra flor.—asintió—Pero esta vez, tiene una nota—extendió la nota dejando que leyera con cuidado.
—Está enamoradisimo de ti Andy.
—Si tanto lo estuviera, me hablaría, no me mandaría flores y flores.—rodó los ojos mientras guardaba la nota en uno de sus cajones—Capaz y ni me conoce.
—Pues te conoce lo suficiente para saber qué siempre llegas tarde—ambas sonrieron.
—¿De dónde será?
—Pues... No lo sé, quizá puedas preguntar a la florería de la esquina.—se encogió de hombros—Quizá ahí las consiga tu admirador.
—¿Si verdad?—asintió—Después de la comida iré a preguntar. Porque he preguntado a todos los que llegan antes que yo, que pasan por aquí, inclusive a los guardias y nadie sabe nada.—hizo una mueca.
—Quien dice que pronto conocerás a tu admirador secreto.—guiño un ojo antes de caminar hacia su cubículo.
Y la idea no dejó su mente ni un solo segundo, toda la mañana estuvo pensando en su admirador secreto, ¿Sería guapo tan siquiera?
Bueno muy pocos admiradores o acosadores son guapos, eso está descartado, ¿Será alguien de la oficina?
No se le podía ocurrir ni una sola persona que le pudiera mandar flores, al menos que sea el señor Johnson de intendencia el cual no dejaba de decirle cumplidos cada vez que la veía... Un señor de sesenta años. Magnífico.
