Tu vida era normal, no era nada fuera de lo común, no habían cosas emocionantes y llenas de emoción, pero tampoco eran malas.
Después de graduarse decidiste ir a vivir con tu novio Neville, vivían bien, él había comenzado un negocio de jardinería en el mundo mágico mientras tu te quedas en casa cumpliendo el día a día como "ama de casa"
Cada no nada ibas a visitar a tu mejor amiga Astoria Greengrass la cual no tenía mucho que se había casado con Draco Malfoy, tenías años conociéndolos gracias a pertenecer a la misma casa que ellos los primeros cinco años.
Tu familia había decidido que lo mejor era huir de toda la guerra que se avecinaba y volvieron justo cuando la guerra terminó para volver a tu vida normal.
No había mucho que contar, volviste a ver a Neville al cual siempre defendiste de Draco y sus horrorosas bromas y el reencuentro con él fue historia.
Y desde que se volvieron a encontrar no se habían separado, estaban muy enamorados y tenían demasiados planes juntos.
—¿Haras algo hoy?—pregunto Neville besando tu frente antes de sentarse frente a ti.
—Si.—asentiste—Astoria me pidió que fuera a su casa a ayudarle con unas cosas, tengo que comprar lo que nos falta de comida, creo que iré después de ahí.
—Bien.—asintió—¿Quieres ir a cenar en la noche con los Potter?
—Estaría genial.—sonreíste.
—Bien, entonces te veo aquí a las ocho, vendré por ti y nos vamos.
—Perfecto.—asentiste.
Una vez que Neville se fue emprendiste tu camino hacia todo lo que tenías que hacer: llevar la ropa a la tintorería, comprar la despensa de la semana, acomodar un poco la casa y cuando menos lo esperabas ya eran las cuatro de la tarde.
Te diste un baño rápido y después de arreglarte un poco y saliste camino a casa de los Malfoy.
Una vez ahí tocaste y escuchaste como algo se cayó, volviste a tocar y no se tardó en escuchar pasos, Draco no tardó en aparecer y no sabías específicamente que había pasado pero había logrado robarte el aliento.
Su cabello estaba despeinado dejando que unos mechones cayeran por su frente, su camisa tenía los primeros tres botones desabrochados logrando que pudieras ver con claridad su cadena de oro brillante y su pecho con ligeros vellitos rubios en el.
—Violet.—murmuró recargándose en la puerta mirándote fijamente—Qué sorpresa.—levantó una ceja.
—Draco.—asentiste—¿Cómo estás?
—Estoy.—relamió sus labios negando—De maravilla, ¿Quieres pasar?—asentiste y sonrió haciéndose a un lado dejando que pasaras.
Al hacerlo pudiste percibir el fuerte olor a licor y cigarro combinado con su colonia.
—Ven, tengo algo de beber en la sala.—hablo mientras caminaba dándote la espalda.
—De echo.—hablaste mientras lo seguías—Venía con Astoria, me pidió que la ayudara en unas cosas y..—guardaste silencio al ver como se giró a verte entrecerrando los ojos, rió negando antes de hablar.
—¿Astoria?—pregunto y asentiste—No esta.— se encogió de hombros antes de tomar su vaso lleno de whisky y tomárselo de un solo trago—¿Quieres un poco?
—No..No gracias.—negaste—¿Y donde esta?—preguntaste—¿Tardará mucho?
—Déjame averiguarlo.—asintió sacando su celular—Le llamé hace un rato y no me contestó pero me dijo con quien iba a estar.—sonrió apuntándote con el teléfono.
