Capítulo 4

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Responsabilidades

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Ya iban dos veces en menos de un día en las que había visto cosas que no podía explicar.

Primero, aquel hombre que aludió ser su padre entre las divagaciones que daba, hablando en nombre de los dioses y anticipando una guerra en la que estos mismos estaban escogiendo bando, despues desaparecio en un resplandor acompañando los últimos destellos del sol.

Segundo, la mujer que le observó al bajar las escaleras del palacio de su rey. Esos ojos que ardían como si se tratasen de dos llamas, el calor que sintió por todo su cuerpo ante su presencia, la sensación de no poder moverse y que en un simple pestañeo desapareciese.

Empezaba a creer que le estaba consumiendo la locura y que solo eran simples alucinaciones, ¿Tal vez debido al cansancio del viaje de vuelta casa?

Negando cansado, se apoyó sobre la pared estando sentado en su cama a la vez que pasaba una mano por sus ojos. Fuera estaba completamente oscuro con la luna brillando en lo mas alto del cielo y la única luz que le alumbraba era la de una antorcha encendida.

Bajo su mirada hacia Febe que descansaba en un lecho improvisado de heno limpio con numerosas mantas. Habían ido a recoger sus cosas a lo que hasta hacía poco era su hogar y dejo que las colocara donde quisiera para que se sintiera segura y cómoda.

Ella era una niña fuerte, Naruto lo sabia mas que nadie, pero tambien sabia que aun era pequeña para este mundo cruel, despiadado e injusto.

Tal vez en un futuro muy lejano, los hombres dejen de enfrentarse a su iguales, las mujeres obtengan los derechos que se merecen y los niños puedan elegir su futuro sin depender de donde naciesen. Un futuro donde la fronteras fuesen campos verdes, las armas de los ejércitos se convirtiesen en alimentos para los hambrientos y sus armaduras en abrigo para aquellos que lo necesiten.

Pero en su presente eso nunca ocurriría, era muy tonto por divagar con tales locuras, pero tal vez, era lo que le ayudaba a levantarse cada mañana y querer cumplir con su deber de construir el camino por el que algún día caminaría una persona completamente libre.

Suspirando con cierta resignación, se acomodo en la pared mientras miraba al cielo oscuro y despejado hasta que algo resplandeció tras la puerta pasando la luz a través de las ranuras que quedaban libres.

Naruto se incorporo despacio levantándose de su cama haciendo el minimo ruido. Se acercó a su espada y la desenfundo para después aproximarse a la puerta.

Un golpe fue todo lo que necesito para abrirla de golpe y apuntar su espada a la cabeza de la persona que tenía delante.

Por unos segundos mantuvo su arma levantada hasta que por fin se fijó en quien era.

-"¿Eneas?"- pregunto Naruto bajando despacio la espada -"Por lo dioses, ¿Que haces aquí tan tarde?"-

El chico se había quedado paralizado ante la espada en su cuello y solo atino a asentir tontamente mirándole.

Naruto levantó una ceja mirándole, parecía cansado y cargaba consigo una tela bastante grande junto a una antorcha.

Suspirando al ver que seguía parado, giro su espada y le dio un golpe con el mango en la cabeza haciendo que reaccionara.

-"¿¡Me preguntas a mi que hago aqui!?"- reaccionó mirándole -"¡Casi me matas!"-

-"Primero, baja la voz, es tarde"- señaló Naruto -"Segundo, la espada ni te ha rozado"-

-"¡Casi lo hace!"- esta vez cuchicheo el chico reciminandole -"Por Apolo, Naruto, ¿Por que has reaccionado asi?"-

El rubio se apoyó en la puerta mientras se cruzaba de brazos -"Por nada"-

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⏰ Última actualización: Oct 18, 2022 ⏰

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