Al principio todo lo que sentía era tranquilidad. Nada más. Era como estar recostada flotando en el espacio. Como si me hubiera despojado de toda preocupación y sentir. Una paz impresionante y aliviadora a la par de mi inepta existencia. Poco a poco sentí la sensación de mi rostro. Entre un leve esfuerzo abrí mis ojos en este vacío y vi como me rodeaba la nada. No podía cambiar la dirección a la que miraba, solo ver a la infinita oscuridad. Pronto, de esa oscuridad, justo sobre mi, nació una pequeña y blanca luz que se hacía más fuerte a la par que la veía. Comencé a sentir mi cuerpo, manos, dedos, todo volvía a mi. Me costaba pero pude mover mi mano. La levante intentando tocar la luz pero estaba más lejos de lo que parecía. La luz se hizo más fuerte y me rodeó. Era cálida y me daba seguridad. Del centro de la luz salieron un par de manos blancas que se acercaban a mi para llevarme. No me negaba a ello, extendía mis manos y empecé a mover mis pies para impulsarme a ella. Estaba tan cerca de esas angelicales manos. No sabia lo que hacía pero sentía que tenía que subir a la luz.
Y entonces...
Un rayo morado cruzó mi campo de visión pasando por las manos las manos angelicales. Un segundo después fueron cortadas haciendo que de ellas saliera una celeste sangre. Se re torcieron del dolor incluso tras ser separadas de los brazos que empezaron a retroceder ante el ataque. No sabía que pensar ni que hacer. Y antes que se me ocurriera algo, sentí como si algo me sujetará desde la espalda y comenzó a tirarme hacia abajo. No podía ver que era pero sentía lo fuerte que me arrastraba.
Más de las manos angelicales salieron de la luz con la intensión de salvarme. Pero fueron cortadas frente a mi sin que pudiera ver que lo provoco. Comencé a sentir un poco se miedo cuando la velocidad aumentaba y me sumergía más en la oscuridad. La luz se hacía cada vez más pequeña a medida que me alejaba pero vi como varias siluetas salían de ella. Con cuerpos humanos pero con seis grandes alas en sus espaldas, no cabía duda de lo que eran. Piel blanca cual nieve y vestidos con largas prendas plateadas con retoques dorados y celestes. Eran ángeles. Aunque no podía ver sus rostros por el brillo cegador que emitían, noté como traían algo en sus manos. Traían espadas, lanzas, escudos y otras armas de filo con ellos. Mi mente se quedó en blanco. No entendía lo que estaba sucediendo y el miedo me llenaba. ¿Era este acaso mi castigo divino?
Empuñaron sus armas con intensión de atacar pero antes que lo hicieran, una especie de lanza morada salió desde atrás de mi y ataco a los ángeles. Uno tras otro recibieron estocadas que los hería derramando su celeste sangre que quedaba flotando en el vacío. Aunque algunos retrocedían, los de escudos siguieron descendiendo y extendieron sus manos a mi. Intente alcanzar sus manos pero no pude. Estaba descendiendo más rápido de lo que ellos podían. Más ataques llegaron desde atrás mío haciendo que los ángeles se quedaran atrás.
Mientras más bajaba más sentía el resto de mi cuerpo. La sensación de caída se hacía cada vez más obvia y atemorizante. Sentía el aire y el viento que venían desde abajo y el lazo que me sujetaba ahora era más fuerte. Ya no podía ver la luz y pronto otras luz aparecía detrás de mi. Era naranja y en lugar de traerme seguridad me inspiraba algo de miedo. Caía tan rápido que parecía un meteorito rumbo a mi propia destrucción a donde sea que era jalada. Miedo, angustia, desesperación. Todo eso sentía ante lo que probablemente sería mi fin. Intente gritar pero nada salía de mi boca. Estaba aterrada y sin salida. Nada me salvaría. La luz tras de mi se hizo tan fuerte que la oscuridad empezó a disiparse. Pude cerrar mis ojos para esperar el inevitable fin. Y así, a esa gran velocidad a la que caía, algo me detuvo.
Un fuerte sonido de explosión sonó a mi alrededor mientras sentía la onda expansiva que generó mi caída. Pero en lugar de desaparecer, seguía consiente. Tarde en sentirlo pero alguien me estaba teniendo en sus brazos. Abrí mis ojos pero mi visión estaba nublada. Me dio miedo y no quería ver el rostro de quien me estaba sujetando. Mantuve la calma, cerré mis ojos e intenté no moverme. Quien me estaba sujetando camino a un lado y me dejó suavemente en el suelo. Lo oí alejarse así que abrí mis ojos de nuevo. Vi el suelo enrojecido y mis manos llenas del polvo del suelo. Mire hacia donde caminaba mi rescatador y lo vi alejándose.
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"PARADIGMA" Camino a la Muerte
Fantasy¿Adónde van nuestras almas cuando morimos? ¿Al Cielo? ¿Al Infierno? O acaso... hay algo más entre nuestro mundo... y "La Muerte" Nuestra protagonista se verá inmersa en una situación única. Sin recuerdos o memorias, atravesará el mismísimo Purgatori...