Hasta la salida

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- ¿Eso... es verdad?

Estaba repensando lo ultimo que me dijo. Creía que escuché mal por lo que quise sacarme la duda.

- ¿Por qué tendría que mentirte?

Su silencio sólo me inquietaba más ante tal respuesta. Ya de por si todo era raro y ahora esto solo me hacía pensar que estaba enloqueciendo.

- Y... ¿Qué pasa si... ? Si... ¿Qué pasa si me niego?

- No puedes.

- ... ¿Porque?

- La Muerte es la deidad de esta realidad. Lo que él diga se cumple sin objeciones.

Todo esto estaba avanzando demasiado rápido para mí. Tenia muchas preguntas pero el único que podía responderlas era este sirviente de la misma Muerte. No podía escapar de él ni mucho menos enfrentarlo. Yo misma vi como mato a un Ángel. Que podría hacer en su contra.

- Preferiría que continuemos con esto mientras seguimos caminando.

- ... ¿Y si no quiero?

- De ser así, te arrastrare por la fuerza si es necesario.

- ¡...!

Estaba claro que era capas de hacerlo. Su mirada fría y sádica me lo decía. Si tengo que elegir entre el palo y la zanahoria obviamente elegiré la zanahoria por mas aterradora que fuera.

- Esta bien. Entiendo.

- Muy bien, puedes preguntar todo lo que quieras mientras caminemos.

Me dio la mano para ayudarme a levantarme pero la rechacé levantándome por mi cuenta. Creo que sintió algo de desprecio, por que se dio la vuelta y comenzó a caminar. Sacudí mis ropas, lo seguí y pocos metros más adelante comencé preguntando.

- El camino hacia la Muerte... ¿Es largo?

- Lo normal es que un alma tarde cerca de diez años en superar las pruebas de solo uno de los nueve reinos.

- ¿Nueve reinos? Y diez años por cada uno... ¿Con que lo normal sería tardarse noventa años?

- Si, eso es lo normal. Pero con mi ayuda, llegaremos en... mucho menos que eso.

- Ya veo. En ese caso, puedo preguntar ¿Cuál es tu nombre?

- No necesito un nombre. Aquí nadie lo necesita. Eso solo hace que te relaciones más con los demás y al final no importa.

- Pero debes de tener una forma de identificarte. Que tal si, si llegara a estar en peligro. ¿Cómo debería llamarte?

- Solo grita.

Tome eso como respuesta final. No me quería contar su nombre si es que lo tenía. Dijo que podía preguntar lo que quisiera por lo que no me quedaría callada.

- ¿Por qué la Muerte quiere casarse con migo? Ni siquiera la conozco.

- Es por que eres especial. Y en estos momentos, el alma más codiciada por los dioses. Tu mera existencia en única en más de cien mil millones de almas. Eres un Paradigma.

- ¿Paradigma?

- Las acciones que realizaste en vida van más allá de lo que tus recuerdos o tu propia alma te hayan obligado a hacer. Tu destino no es uno que se allá escrito o se pueda predecir. Es por eso que las almas como tú suelen estar sueltas de las reglas divinas doblegándolas a su favor. Para que te hagas una idea de lo única que eres, solo han existido nueve paradigmas contándote, la Muerte misma es un paradigma y el más poderoso que allá existido.

- No creó comprenderlo bien, pero... ¿Eso que tiene que ver con que me casé con él?

- El casamiento es más que una simple cortesía de celebración. Es por el casamiento que dos personas se unen bajo la mirada de los dioses en una sola para compartir y estar juntas para toda su vida. Al casarte directamente por tu alma, estarás entregándote completamente a la Muerte sin restricciones y atando sus destinos.

- ¿Mi destino?

- Tanto el tuyo como el de él son impredecibles, por lo que al casarse nadie podrá estar por delante de ustedes. Y tu gozarás de lo que te quede de existencia junto a él.

- ¿Lo que me quede?

- Nada es eterno, ni el universo, el tiempo o los dioses mismos. Todo tiene un principio y un fin. Los dioses viven mientras lo que representen viva. Las almas por otra parte viven hasta donde su energía les permite. Es en el Paraíso o el Infierno donde se las mantiene para recibir lo que se merecen hasta que la deidad desaparezca. Pero eso solo se aplica al Paraíso o el Infierno. Aquí, vivirás junto a la Muerte mientras que él absorbe poco a poco tu energía dejándote desaparecer.

- ¡¿Desapareceré?!

- No de inmediato, el proceso tardará unos cientos de miles de años antes de que por fin sientas que tu fin se acerque.

- Pero no quiero-

Antes de que terminara, una luz atravesó el pasillo por el que caminábamos siendo esta la salida. De la emoción por ver algo más que solo esta cueva, corrí hasta encontrarme en una enorme caverna cuya salida daba vista al exterior. Dejando atrás a mi compañero, trepe lo mas rápido que pude la rocosa pared de la caverna hasta poder ver afuera, un inimaginable escenario.

El cielo era de un fuerte naranja entremezclado con rojo a la par que las almas llovían de él. La superficie mantenía un tinte rojo manchado por un fuerte gris oscuro cuyos horizontes eran adornados por montañas volcánicas que expulsan un fuerte olor a azufre dando lugar a amarillentas nubes tóxicas. A la distancia podía distinguir como se alzaban grandes ciudades hechas de piedra negra cuyos obeliscos superaban la altura de las nubes hasta ya no poder ver sus picos. Era tan espeluznante como maravilloso al mismo tiempo. Podía escuchar los gritos de agonía de las alarmas perdidas y los aullidos de sufrimiento de los caídos. De no ser por mi acompañante, yo también estaría recitando la santa melodía del inconmensurable dolor de mi alma dañada uniéndose a este gran coro de dolor que podían escuchar mis oídos.

- Bienvenida al Purgatorio, señorita.

- ¿De verdad? ¿Este es el Purgatorio?

- Tal cual lo dije. El lugar en donde las almas caen a ser libradas de sus mundanos recuerdos para estar puras ante los dioses.

- Wau...

- Y el lugar que reinaras, si te casas.

- ¿En serio? ¿Y que reinare?

- Los diez mundos principales del plano del Purgatorio y las mas de cien mil billones de almas atrapadas en este plano. Todo por mas de cientos de miles de años. Supongo que es uno de los privilegios de casarse con la deidad de esta realidad. El que tu, también te conviertas en una deidad para esas infinidades de almas. Tu serás su luz de esperanza.

- ¿Se supone que no tengo otra opción?

- Ya estás atrapada aquí. En el Purgatorio, solo existen dos salidas, y las vigila la muerte. Sin su permiso, no abandonaras este plano existencial. Y obviamente no te dejará escapar sin que antes le des el si.

- Si acepto, él absorberá mi alma poco a poco hasta que dentro de cientos de miles de años, desaparece.

- Esa es la idea.

- Y mientras tanto, viviré como una reina, como la diosa de todas estas pobres almas.

- Tal cual lo dices.

- Ha! No suena a un mal trato después de todo.

- Es que acaso ¿Alguna vez lo a sido? Piénsalo, mistiquerías sabes quien eras o quien fuiste, tenias dentro de ti una moneda de cobre que indica humildad. Y por el recuerdo que obtuviste antes, podría decir que no viste una buena vida ¿O me equivoco?

- ¿Cómo lo... ?

- E acompañado a millones de almas. Conozco esa expresión.

- Entonces...

- Tu decides.

- En ese caso, si... me cansare con la Muerte.

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⏰ Última actualización: Jun 18, 2022 ⏰

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