Las cavernas eran oscuras pero por algún motivo que no entendía, todo al rededor de mi guía era visible. Si me alejaba un par de metros de él, el lugar comenzaba a oscurecerse de golpe como una penumbra que se tragaba a la existencia misma del lugar entre las sombras. Cada que esto pasaba apuraba el paso para no quedarme atrás. El pensar en regresar a las sombras me aterraba en un lugar que ni entendía como era que las reglas normales de la lógica no cuadraban con la propia realidad.
El lugar en sí ya era bastante misterioso pero mi guía lo era aún más. Su capa misma parecía una sombra sin sentido mismo de la luz. Cuando lo veía de espalda algo parecía emanar de él que me decía que me alejara como una sensación de muerte misma. Pero cuando veía su rostro humano, toda sensación de terror se disipaba como una moneda de dos caras. Nada tenía sentido a primera vista.
La idea de la muerte se me vino pero no quería asimilarla. Tales cosas como esas no existen ¿Cierto? Ahora mismo no podía responderlo. Acababa de ver lo que parecía ser la pelea contra un Ángel. O al menos eso es lo que parecía. Seis alas, tres caras, con un aura celestial, armados con armas de antaño adjudicadas a las tropas de Dios. No era posible que me estuviera pasando esto. ¿Será que acaso morí? No. ¿Será un sueño? Era probable. Pero si así lo fuera, como es que se sentía tan real. Sentí el caerme, sentí la tierra, sentí el polvo, sentí como la ropa se ajustaba a mi y sentía el peligro de mi guía. No podía ser un sueño. Era demasiado real como para serlo pero también demasiado falso para ser real. Que es lo que estaba pasando.
- Aquí es.
Mi guía se detuvo frente a lo que parecía ser una enorme puerta de madera negra que se unía directamente a la piedra de la cueva como si la cueva misma se hubiera formado alrededor de ella. Más allá de eso se presentaban los delicados detalles en la madera, lo que parecía ser la representación de una épica batalla entre criaturas magníficas de fantasía contra aparentemente demonios que los perseguían con ¿Trinches?
- Esta es tu primera prueba.
- ¿Prueba?
- Eso dije.
- ¿Primera?
- ¿Acaso eres sorda o que? Ha... Esta es la primera de las puertas que as de abrir para salir de aquí. Para empezar, tienes que apoyar tu mano en la puerta.
Con un poco de duda me acerqué a la gran puerta coloque mi mano en su superficie sintiendo la vieja madera y lo áspero de sus vetas. Observe su magnificencia y me preguntaba lo mucho que habría costado el hacerla.
- Bien. En este caso solo tienes que-
La caverna se sacudió con el rugido de una misteriosa criatura que parecía acercarse a rápido velocidad con una fuerza voraz.
- ¡Souleaters! Creía que los había matado a todos.
Dijo mientras de su mano emergía entre el fuego morado, una espada de doble filo con ondulaciones en ella.
- Si queremos salir, tendré que matar a esos condenados, tú encárgate de la puerta.
- ¿Que?
Sin nada más que decir se fue rápidamente empuñando su arma. A medida que se iba, la oscuridad empezaba a rodearme de una forma aterradora que parecía que me tragaría en la desesperación.
- ¡Espera!
El terror me rodeó y me llenó de una sensación a inseguridad tan pura que hacía que me enloqueciera el solo abrir los ojos para ver más oscuridad donde apenas si podía distinguir mis manos tocando la pared de la cueva. El suelo se sacudió y sentí como si desapareciera en mis pies haciendo que cayera en un terreno irregular. Me arrastre por el suelo buscando la pared pero entonces más sacudones y estallidos continuaron creando caos a mi alrededor. Los gritos de una bestia se mezclaban con los del metal de la espada de mi guía luchando contra un ser que parecía ser más peligroso que Ángel de antes. Sentí como si algo hubiera caído detrás mío y estuviera respirando en mi espalda. Del horror, me pare y corrí como pude hasta caer en lo que parecía ser un pozo.
- No es real. Esto es sueño solo es eso. Un mal sueño. Una pesadilla. Nada de esto es real. Solo estoy escapando de una bestia en una ¡ETERNA OSCURIDAD! ¿Pero que estoy diciendo? ¡VOY A MORIR!
Me envolví como una niña con miedo en mi vestido mientras sentía los brutales golpes de la bestia entre esta eterna oscuridad que me agobiaba como nunca. Los estruendos de los golpes resonaban en mi como un recuerdo enterrado que rogaba por no salir. Reprimía esa sensación con todas mis fuerzas buscando una luz de esperanza en tal caos. Y entre la oscuridad una pequeña luz se encendió. Como una única estrella en el cielo nocturno que calló frente a mi. Gateando me acerqué a la pequeña luz del tamaño de un grano arena y lo sostuve en mis manos. Teniendo esta pequeña luz me sentía más segura.
La pequeña luz creció tanto que todo a mi alrededor se volvió de un blanco puro. Poco a poco todo se aclaraba ante mis ojos mostrándome la realidad tras la penumbras. La caverna entera se aclaro nuevamente dejándome ver. El lugar en el que estaba hacia sido devastado por la pelea pero el simple echo de poder ver nuevamente me calmo.
Allí lo vi. A mi guía luchando contra una criatura de pesadilla asemejado a una enorme masa heteromorfica con decenas de bocas repletas de colmillos. Su pelea era tan violenta que su oscura sangre cubría la mitad de la cueva. Debería de estar aterrada por tal abominación pero no sentía nada. Ya sea real o un sueño no podía sentir miedo. Y en momento donde me vio, mi guía me gritó.
- ¡Pero se puede saber que demonios estás haciendo! ¡Ve y abre la puerta!
Casi lo había olvidado. Como pude corrí entre el y el monstruo con el que combatía evitando ser atacada. Me di cuenta de cómo el hacía todo lo posible por evitar que la cosa esa me atacara mientras trepaba por las paredes de la cueva para llegar de nuevo a la puerta.
Como pude llegué a la base de la puerta donde me sujete y coloque mi mano de nuevo en la madera. Esta vez, las vetas de la madera vieja se iluminaron y las siluetas de las representaciones se movieron retirando sus armas. El lugar tembló nuevamente y la puerta se abrió dejando pasar una gran luz que desintegró al monstruo en cenizas.
Al ver por la puerta, un recuerdo llego. Me recordé a mi misma de niña corriendo sin rumbo entre la oscuridad de la noche del bosque. Una oscuridad tan grande que me daba miedo el ver a mi alrededor. En medio del bosque me oculte y revise mis manos manchadas con sangre. Perdida en mitad de la noche y huyendo de algún temor desconocido, mire al cielo. Una estrella iluminó mi camino calmándome. Esa vez intente tomarla con mis rojas manos pero no pude. Mire a un lado escuchando que me seguían y continué corriendo. Alejándome de mis perseguidores entre la confusión de un recuerdo reprimido.
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"PARADIGMA" Camino a la Muerte
Fantasía¿Adónde van nuestras almas cuando morimos? ¿Al Cielo? ¿Al Infierno? O acaso... hay algo más entre nuestro mundo... y "La Muerte" Nuestra protagonista se verá inmersa en una situación única. Sin recuerdos o memorias, atravesará el mismísimo Purgatori...