Solo un mal sueño

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Tras la puerta se encontraba un gran y largo pasillo deteriorado que había sido tallado directamente en las rojas paredes de la cueva. El pasillo conectaba con más pasillos y corredores dando la misma impresión de laberinto que las cuevas solo que mejor construido y planeado. Me habría alegrado por ver que aparentemente si existía una salida pero seguía perdida en el recuerdo. Mi guía me sacó del trance tocando mi hombro. Me había asustado tanto por tal repentino cambio que casi grité. Vi en el como la sangre del monstruo cubría buena parte de su capa. Sinceramente me dio un poco de asco.

- Felicidades superaste la primera prueba. Ahora andando.

Ese recuerdo me puso a pensar en mi. No tenía más recuerdos acerca de mi misma. Más allá del que acaba de obtener, mi memoria comenzaba en el vacío ante los ángeles. Ya no sabía que pensar de lo que estaba pasando por lo que quería respuestas de la única persona o ser, que posiblemente sabía que sucedía. Me di la vuelta y lo vi directamente a la cara y le pregunté abiertamente.

- ¿Qué es lo que está pasando?

Apenas si pareció sorprendido, por su reacción pude deducir que sabía más que yo por lo que esperé su respuesta entre un corto silencio hasta que respondió cerrando sus ojos.

- Creo que tu ya lo sabes ¿No es así?

- Preferiría oírlo de ti.

Camino hacia adelante pasando por la puerta para darme la espalda haciéndome sentir esa rara sensación que me advertía de alejarme de él.

- Resumiendo en una simple palabra que me gusta decir... Moriste.

- No... No es cierto... Tu, tu, tu estás mintiendo. Todo esto es un tonto sueño y voy a despertar.

Sin siquiera fijarme por donde iba, corrí sujetándome la cabeza en un intento de procesar lo que acababa de escuchar. Deje atrás a mi guía, quien ni siquiera se molestó en seguirme, y me aventure por los pasillos tratando de perderlo. Di vueltas entre muchos cruces solamente por perderme sin sentido alguno hasta cansarme y tirarme contra la pared para sentarme a descansar.

- Esto es un sueño. Solo es un sueño. Despertare en cualquier momento y me olvidaré de esto para continuar con la vida que ni siquiera puedo recordar.

Por más que lo negaba no lograba evitar soltar las lágrimas que descendían por mi rostro hasta al rojizo suelo. Solo quería despertar y olvidar todo, pero la simple idea de haber muerto me petrificaba en solo pensarla.

- Solo es... otro sueño.

- En cuyo seria más una pesadilla.

La conocida vos me asustó tanto que caí a un lado del espanto. Era el sujeto que se suponía perdí entre los pasillos. Corrí hasta no dar más y aún así logró encontrarme y se dio el lujo de pararse silenciosamente frente a mi sin que me diera cuenta.

- ¿Cómo me encontraste?

- Conozco estos laberintos como la palma de mi mano. Y cazar gente como tú es mi especialidad. Por lo que niña, no te libraras de mi tan fácilmente.

- Aléjate de mi ¡Aléjate!

Ni lo pensé y continué corriendo en un intento de perderlo pero en cada curva que hacía lo veía apoyado en las paredes y en las que no seguía corriendo atravesando este largo laberinto del demonio que no parecía acabarse. En una de esas imprevistas curvas me recibió una resbaladiza rampa que me hizo descender por decenas de metros hasta llegar a otro pasillo.

- Puedes correr todo lo que quieras, hallarte es más fácil que caminar por las praderas.

Dijo mientras se asomaba por el borde de la sima de la rampa por lo que caí.

- ¡Déjame en paz!

Grite para luego continuar corriendo sin parar por los pasillos. Corría para evitarlo, para evitar lo que me dijo, para evitar la verdad, una que no quería aceptar. Por más que me alejara, su vos continuaba resonando entre las paredes como un eco que provenía de todas partes.

- Solo quiero ayudarte -¿En donde quedó esa joven educada? -¿Es que acaso algo cambió en ti -¿O solo te niegas ante los hechos? -Detente para que lo charlamos. -De todas maneras...

Esa pausa me inquietó un poco pero llegué a pensar que por fin lo había perdido entre tanto correr. Llegue a una gran pasarela en la que ni vi adelante por estar atenta a que no me siguiera y para cuando mire al frente me detuve de golpe al verlo parado en mitad del camino.

- No tienes nada mejor que hacer.

Tropecé y me caí hacía atrás del susto. No lo había perdido, el ya estaba esperándome. Me di cuenta que por más que lo intentara, no podía hacer nada para librarme de él.

- Te dije al principio que no te alejaras de mi y esto acabaría rápido.

- No quiero escucharte. No lo hare. No quiero, no quiero, no quiero ¡No quiero!

Me tape los oídos pero su vos continuó resonando dentro mío como si de hipnotismo se tratara.

- Pues debes de hacerlo. Soy el único que puede ayudarte a continuar.

- ¡No quiero! Todo esto es falso.

- Créeme. Todo esto es tan real como tu misma existencia.

- ¿Incluso, hasta los... Ángeles?

- Esa es una forma de llamarlos, pero si.

- ¡Mientes! Por qué si todo fuese real, eso significaría que tu eres... tu eres... 

- ¿Yo soy... ?

- ...Tu eres la Muerte.

El lugar volvió al silencio cuando termine la frase. No noté ningún cambió en su rostro por lo que no podía asegurar si en realidad estaba en lo correcto hasta que hablo.

- No te preocupes, la mayoría llega a pensar lo mismo en tu situación. Pero no, no soy la Muerte. Pero... yo trabajo para él.

- ¿Entonces qué es lo que quieres de mí?

- Veras, la verdad es que...

Por poco, casi llega a calmarme pero me di cuenta de que solo estaba tomando un respiro para continuar por lo que me aterraba lo que sea que fuera a decir. En todo caso, ya estaba muerta, fuera lo que fuera podría superarlo. O al menos eso pensaba. Jamás podría haberme imaginado las palabras que dijo a continuación. Palabras que me dejaron tanto confundida como helada de miedo.

- ... Tu, te casaras con la Muerte.

"PARADIGMA"   Camino a la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora