Infinitely second

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Es gracioso, pero es cierto, y es que me temblaban las manos al abrir la puerta de aquel lugar. Ahora que recuerdo, no fue para tanto, podría soportarlo ahora sin problema, pero era una cría, a la que jodieron todo el tiempo, que estuvo rodeada de gente pero que no obtuvo ni una pizca de cariño, que se sentía sola, desprotegida, y eso no es lo que debería vivir nadie a tan corta edad.

Es algo que me hizo la persona que soy, pero que tal vez habría cambiado si tuviera la oportunidad, a pesar de que me siento muy bien conmigo misma el noventa porciento del tiempo. Sobre todo en cuanto a personalidad, en cuanto a físico menos. Pero el caso era que tenía que volver a entrar ahí, a pesar de que me dije a mi misma que no lo volvería a hacer.

Y todo por la pelirroja que me había jodido la niñez, y no era para vengarme de ella, sino para, tal vez, salvarla. Irónico. ¿Cierto?

La seguridad del sitio seguía siendo la misma, inexistente, así que entré sin preguntas, y era exactamente como recordaba, ni siquiera el aislamiento de los niños había cambiado, parecía que se odiasen todos entre ellos, desde tan pequeños.

Mientras deambulaba por los pasillos en busca de una cabeza cobriza que asomase entre la marea de niños, una chica se chocó conmigo y cayó al suelo. Yo me agaché a atenderla.

- Ey, ¿Estás bien? - era rubia, de un tono oscuro, casi cobrizo. De ojos verdes y con pecas.

- Si, discúlpeme. - ¿Discúlpeme? esa niña no tendría mas de cinco años. Me extrañó que usara un vocabulario tan formal.

- No te preocupes. ¿No te duele nada de verdad? ¿Cómo te llamas?

- No, enserio, gracias. Me llamo Elizabeth. - me alargó la mano. Esa niña era una caja de sorpresas.

- Encantada de conocerte Elizabeth, yo me llamo Caroline, pero me puedes decir Carol. Por cierto. ¿Sabes donde esta Ms Venable?

- Uhm, si, está en el despacho de Mr. Langdon creo. - dijo nerviosa.

- Muchas gracias, anda, ve a jugar. - Me levanté y me fui, pero ella no se movió.

Subí las escaleras camino a su despacho. Michael casi no aparecía por los pasillos del orfanato, se dedicaba única y exclusivamente a dirigirlo. A penas podía recordar su rostro, pero siempre me cayó bien, parecía amable según recuerdo.

Finalmente me encontré frente la puerta con su placa. "Mr. Langdon, director". Pero yo y mi manía de no tocar a la puerta, directamente abrí y mi cerebro no supo reaccionar a aquella escena. El rubio y la pelirroja, Mi pelirroja. Él desnudo de cintura para abajo, ella con la falda subida, en el escritorio.

Es de esas imágenes que uno no puede olvidar, y se repetía en mi cabeza una y otra vez mientras me acercaba a Michael a reventarle la puta cara.

Tal vez simplemente querían hacerlo, tal vez Wilhemina le dijo de hacerlo, pero fue lo único que supe hacer, destrozarle esa sonrisa tan perfecta al tío que estaba follándose a la chica de la que me había enamorado, porque claro, era culpa de él y no de ella, que podía haberme hecho ilusiones para simplemente jugar conmigo.

Y entonces me percaté de que no, de que Mina no había dicho de hacer nada. ¿Cómo? Bueno, intuyo que uno no llora cuando tiene sexo. ¿O si? De cualquier modo, este no parecía ser el caso. Me acerqué a Venable mientras Michael me recitaba el listado completo de insultos.

- ¿Estás bien, Mina? Si me dices que no -

- Estoy bien. - me interrumpió. - Vámonos.

- Y así hicimos, agarré su bastón mientras ella colocaba su falda y secaba esa lágrima que en algún momento se escapó de su ojo derecho. Se lo di y rápido salimos del lugar. Minutos después llegamos a casa en su coche, sin ninguna palabra por su parte.

Una vez que llegamos, ella se encerró en su cuarto y no supe nada de ella hasta la hora de dormir, pues compartíamos cama. Entré al cuarto para encontrarla en la cama, tumbada pero despierta.

- ¿Mina?

- ¿Qué?

- ¿Podemos hablar antes de dormir?

- Como quieras. - me senté en la cama, a su lado.

- ¿Estás bien? Pero respóndeme de verdad.

- Si.

- De verdad he dicho.

- Que si. - no me miraba a los ojos.

- Y lo de esta mañana en el despacho. ¿Qué? No soy tonta.

- ¿A que te refieres?

- A que Michael y tu estabais...

- ¿Follando? Si, ¿y? Tu y yo no somos nada.

- Wilhemina Venable, punto uno, no me digas eso porque sabes que no es verdad, y punto dos, ¿pretendes que me crea eso? Estabas llorando.

- Caroline sin apellido, punto uno, repito, no somos nada, que te meta en mi cama no significa que seamos novias o algo por el estilo, quítate eso de la cabeza. Punto dos, ¿una lágrima de placer ya es llorar? - lo dijo tan seria que llegué a plantearme que de verdad yo solo era un juego para ella. - Además, no se que crees que haces pegándole a mi jefe como una loca solo porque me lo estaba tirando, mañana tendré que dar la cara yo.

- Mira, espero que tu ego no te deje hablar de más, porque si me estás diciendo la verdad ahora mismo te estoy odiando como nunca te he odiado. Así que si te piensas que puedes hacerme creer te importo, que has cambiado, si me haces enamorarme de ti por diversión, como si fuera un juego, puedes olvidarte de volver a verme en tu vida. ¿Me oyes? Es que si lo estás haciendo me da igual quedarme en la calle con tal de no verte la cara.

Ella no dijo nada.

- Y ahora me voy a dormir, al sofá.

- No. - me cortó. - Te dije que no ibas a volver a dormir en el sofá. Ya voy yo.

- Pues, ¿sabes? - la seguí hasta la puerta de la habitación. - de normal te diría que no, que no es buen sitio para tu espalda, pero ahora mismo puedes irte al infierno. Ya que al parecer si que dices la verdad. - cerré de un portazo y, como si estuviera dentro de una película de adolescentes, apoyé mi espalda en la puerta y me dejé caer hasta quedar sentada en el suelo.

Una vez más estaba llorando por su culpa, pero no, esta vez no era por miedo, o por frustración del castigo que me había puesto. Esta vez era por amor, porque nunca pensé que pudiese sentir algo tan bonito por alguien, y menos por ella. Porque volví al lugar de mis pesadillas por ella y lo único que hizo fue darme una patada y reírse de mí por ser tan estúpida de pensar que le importaba aunque fuera un poquito.

Me dolía, pero me iba a ir. No podía seguir sintiendo amor y odio por ella, o uno o lo otro, y todo apuntaba a que se quedaría infinitamente en lo segundo, pues ella no parecía querer cambiar eso.

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Solo digo, lloremos y buenas noches jiji.

Si veo apoyo en este capítulo mañana subo otro por el día de San Valentín. Este capítulo será diferente al que subiría un día normal, me refiero, es el mismo, pero uno más doloroso que otro... Ahí lo dejo.

Pd, hay algo en este capítulo relacionado con los últimos capítulos de la historia, ahí lo dejo x2

(Yo si fuera Carol: Bitch, you better be joking)

CarolineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora