Prólogo

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Hola, queridos lectores.

En esta ocasión no puedo disculparme por tardar porque he estado hundida en un pozo de dolor muy cruel. Mi Rex, mi perrito, mi bebé, murió el día 20 del mes pasado, el 20 de enero del 2022. Rex tenía dieciocho años y algunos meses, y muchos dirán que eso es muchísimo para un perro porque es cierto que llegó a una edad bastante avanzada para un perrito, ¿Pero sabéis qué? No he tenido suficiente tiempo con él.

Cuando tenía cinco años les pedí a mis padres un perro y me dijeron que lo podría tener a los dieciocho y yo, ni corta ni perezosa, preparé un comedero para un perro que debía llegar trece años más tarde (jajajaja), pero gracias al Titán no tuve que esperar tanto y a los nueve años me regalaron a Rex. Rex me pareció la cosa más preciosa del mundo, me enamoré de él nada más verle. Era un bebé de dos meses cuando llegó y rompió cosas, hizo trastadas y de todo, pero aún así él era perfecto. Durante muchos años tristes y dolorosos él fue mi único amigo, el único ser junto a mí cuando los que me rodeaban me discriminaban y maltrataban, el único que veía la belleza de mi ser incluso cuando yo no la encontraba. Con los años fueron llegando mis otros tres bebés, mis otros tres perros a los que adoro también, y descubrí una particularidad de los perros: los perros son muy distintos entre sí, y de algún modo son todos absolutamente perfectos.

Ahora tengo veintisiete años, y Rex llegó a mi vida cuando sólo tenía nueve. Crecí junto a Rex y eso me hizo notar otra particularidad de los perros: los perros no crecen, ellos envejecen. A ver, obviamente sí crecen, pero su paso de bebé a adulto es tan rápido que un día tienes un cachorro y al poco tiempo un abuelito, lo cual es tan cruel de un modo que no sé ni cómo expresar. Rex me ha dado toda su vida, todos sus momentos, y ahora lo único justo que puede pasar una vez que la cruel muerte se lo ha llevado es que yo lo eche de menos el resto de mi vida.

La peor parte de tener perro ha sido decirle adiós. Te quiero, Rex, juega en el cielo y en unos años (muchos, espero) nos volveremos a ver y estaremos juntos para siempre. Disfruta de tu reencuentro con papá, porque sé que te ha estado esperando todos estos años.

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Ahora pasemos a las dedicatorias:

Hiisae

ratabicho16

Sixenderman

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Mattholomule no pudo volver a entrar en el que había sido su hogar hasta ese día. Sus padres lo insultaron mientras su hermano mayor presenciaba la escena con una sonrisa cruel marcada en su rostro. La sonrisa del desagradable hijo mayor de los Wormmold se ensanchó cuando la muchachita castaña que había visto en el parque con su hermano y aquella chica horrorosa de un sólo ojo llegó a su casa en busca del menor. No sabía qué hacía esa chica tan sexy con el degenerado de Mattholomule y con la zorra de Selene, pero iba a ser suya.

Las madres de Bo no estaban contentas con la situación, pero no pudieron negarle la ayuda a su hija cuando ésta volvió corriendo y llorando a su casa. Al final las señoras Aldrin se alegraron de la decisión, ese chico necesitaba salir de ahí de inmediato. Se lo llevaron a su casa, y él pasó todo el camino sollozando abrazado a Bo, sujetando con una de sus manos el pequeño saco en el que había podido meter las pocas pertenencias que había conseguido rescatar. Las señoras Aldrin tenían mucho que asimilar, pero sabían que lo peor iba a ser hablar con los Moon.

Bésame bajo la luna 2 [Lumity |Boschlow |Guskara| Tríada +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora