Seung Hyun suspiró profundamente mientras se recargaba contra el asiento del auto. Una sonrisa afloró en sus labios mientras recordaba la pasada noche. Kyung Il había estado fantástico. No podía recordar ni un solo momento en el que algo le hubiese parecido fuera de lugar.
Aún podía olerlo en su piel. Podía sentir las caricias al igual que podía escuchar sus gemidos, su respiración, las palabras incoherentes que murmuraba mientras yacía entre sus brazos cuando estaban haciendo el amor. Había sido verdaderamente memorable, al igual que cada una de las veces en las que habían estado juntos.
Relamiéndose los labios, salió del auto y se dirigió a la puerta principal. Era temprano en la mañana, sin embargo, apenas y tenía tiempo para ducharse, comer algo y salir nuevamente con rumbo al trabajo.
Kyung Il no había parado de insistir en que mudara algunas de sus cosas a su departamento ya que, eran más las veces en las que pasaba allí la noche que en su propia casa. Estaba pensando seriamente en tomarle la palabra. Quizás incluso podría mudarse definitivamente. Si no era al departamento del otro, quizás fuese a un lugar más pequeño. La casa que una vez había considerado acogedora ahora se sentía demasiado grande y solitaria.
Mientras caminaba hacia la cocina, se encargó de encender su teléfono, viendo enseguida cómo comenzaba a vibrar con mensajes de algunos de sus clientes, Young Bae e incluso su madre. Esta última exigiendo que fuese a visitarla. Lo había hecho la semana pasada, ¿o una antes de eso? No estaba seguro.
No terminaba de comprender cuál era la maldita necesidad que tenía su madre para estar presente en su vida. Habían pasado años desde que hubiesen tenido una conversación decente. Siempre se encargaba de reclamarle, ya sea porque no la visitaba con frecuencia o porque no aceptaba asistir a sus famosas cenas. La verdad sea dicha, nunca le había apetecido asistir.
Luego de tomar una botella de jugo, se encaminó hacia su habitación. Abriendo la puerta de la alcoba, se dio cuenta de cómo las cortinas estaban sueltas, creando una tenue oscuridad, como si alguien no quisiese ser molestado. Frunciendo el entrecejo, se adelantó un par de pasos más mientras su mirada quedaba fija en una pequeña silueta descansando bajo las sábanas. Lo único que podía observar eran un par de sedosos mechones de color arena en la parte superior.
Andando un par de pasos, apenas sintió cuando sus dedos dejaron caer la botella que habían sostenido. Su mente apenas y era capaz de procesar lo que sus ojos estaban viendo. Era como si la imagen frente a él fuese una cruel broma que estaba burlándose en su cara. Con manos temblorosas, jaló la delgada sábana que cubría el extraño cuerpo, notando cómo una piel tan clara como la misma nieve se presentaba ante él. El extraño ante sus ojos sólo estaba vestido con una de sus camisas, luciendo como un pequeño ángel, dulce e inocente. Casi prístino.
No se percató siquiera de cuánto tiempo estuvo en el mismo sitio, repasando cada rasgo hasta que sus ojos se encontraron con las hermosas profundidades castañas, observándolo mientras su dueño se mantenía en silencio, sin mover el más pequeño músculo.
Se miraron por lo que parecieron horas hasta que finalmente, vio cómo el ser etéreo se incorporaba, gateando en su dirección. No le fue posible moverse, sólo pudo observar cómo ese par de estrellas le observaban directamente mientras las comisuras de los labios se elevaban en una tenue sonrisa. Sintió su respiración tornarse errática mientras veía cómo el otro terminaba por acortar el espacio que los separaba y finalmente, lo dejaba saborear los dulces labios ajenos. Justo en ese momento, fue cómo si todo lo que había a su alrededor se ralentizara. Y mientras cerraba los ojos y permitía que una solitaria lágrima bajara por su mejilla, volvió a sentir la misma abrumadora desesperación que había sentido hacia tantos meses.
ESTÁS LEYENDO
SOMBRAS DEL PASADO
FanfictionQuerer una vida sin malos recueros, sin heridas y sin daños es posible solo si le olvidara lo ocurrido. Con la brillante luz de su amor sincero, podrán destruir las sombras de sus errores y traiciones. Amar a ojos cerrados, sin saber si de verdad am...