En busca de una bruma negra.

Capítulo 3

Me desperté sofocado y bañado en un sudor frío, mi respiración estaba tan agitada como cuando corres una maratón después de no hacer ejercicio por meses. La pesadilla me atormentó toda la noche, ese fondo negro, que opacaba absolutamente todo al mi alrededor. Solo escuchaba quejidos graves, y voces que podía reconocer pero que jamás vi sus caras, hasta la guinda del pastel que me hizo temblar como si tuviera hipotermia, mi simbionte, blanco, frío y sin vida se encontraba a mis pies. Sin embargo, cuando iba a tocarlo, desapareció al convertirse en polvo y soplar una corriente de aire. Grité "Venom" de forma repetitiva, pero al sentir que el suelo negro se acristalaba y se rompía, cayendo con mi cuerpo a una profunda oscuridad, mis ojos se abrieron buscando algo a lo que agarrarme en la cama.

Sin embargo, cuando puse una mano en mi cuerpo la note pegajosa y levante un poco la mirada para ver lo que sucedía. Observé el manto negro de Venom cubrirme todo el torso pasando delicados tentáculos por mi nuca terminando en mi pecho.

-¿Venom...? -Lo llamé confuso por el momento mientras llevaba mi mirada al techo de mi habitación.

-Tuviste una pesadilla, lo supe por como te movías, y pensé que hacer esto era la mejor opción para tranquilizarte -Me comentó mientras poco a poco su rostro apareció frente al mío-. ¿Qué soñaste?

Inmediatamente me intenté olvidar del sueño, no quería que Venom supiera que en cierto punto era mi debilidad, que me hacía vulnerable. Por ello, lo escondí a lo más profundo de mi cerebro, por suerte, a los segundos ya no se encontraba volando en mi cabeza al poner en primera escena los sucesos del monte.

-Nada importante... Y... Gracias -Su mantó fue desapareciendo por la frialdad y lentitud de mis palabras, aún no se me había olvidado lo de ayer, esa sensación de soledad-. Hoy debemos trabajar... Tenemos una entrevista con  la pizzaría de Bisten, no te interpongas. 

-Eddie... Perdona por lo de... -Intentó disculparse pero no lo deje.

-Callaté, vamos a comer, ¿Nunca hemos ido a una cafetería o dulcería, verdad?

-No... ¿De qué se trata?

-Digamos...Bueno, ya verás cuando lleguemos.

No tarde en vestirme, no iba a la reunión ni como un rico, ni como un vagabundo. Solamente me pusé una chaqueta de cuero negra, una camiseta blanca, vaqueros negros y unos zapatos oscuros con cordones blancos. Salí de la habitación dejando todo ordenado distrayendome todo lo posible de mi simbionte, para luego salir de mi apartamento al coger: Mi dinero, mis llaves y mi moto. Saludé algún que otro vecino, hasta llegar a la puerta y encontrarme a Annie de cara a cara, y sentí que mi corazón daba un huelco. 

-Annie -Dije con el corazón en la garganta a punto desmayarme por la sorpresa-. ¿Qué haces aquí?

-Hola, Eddie -Me saludó y me dio un pequeño abrazó teniendo cuidado con el casco-. Quería venir a verte, ¿tienes que salir a algún lado? 

-Eh...Sí -Ahora mismo estaba fastidiándome en la reunión, pero no quería quedarme sin trabajo nuevamente-. Debo hacer una entrevista, pero voy a desayunar ¿Quieres acompañarme?

-Claro, pero no quiero distraerte. No tardaremos mucho. -Me afirmó con una sonrisa, para luego ir juntos a la cafetería de Cristo, que se encontraba a una manzana de mi casa, se podría decir que eran los mejores cafés del municipio.

Nos atendió un chico joven, se podría decir que era guapo para los ojos de cualquier mujer, pero Annie ni se centro en su picardía al hablarle, o sus coqueteos indirectos. Nos acompaño a una mesa de dos al lado de una ventana del local, la cual estaba conjuntada con una vela aromática y un tulipán en un jarrón. Cuando nos sentamos, ella pidió un café frío con un croissant mientras que yo pedí un capuchino con una palmera de chocolate -pensando en mi simbionte, quien no había abierto la boca-. Annie y yo hablamos de tema sin importancia y aleatorios, sobre como era nuestra vida en estos últimos meses. Me contó como era su vida con Dan, su matrimonio, e incluso que deseaban tener un hijo en los próximos años. Pero sentí un ligero cambio en su voz que intentaba descifrar con cada movimiento de sus labios.

Venom no opinaba, simplemente pasaba del tema como si todo fuera normal. Sin embargo, tampoco me dirigía una misera palabra.  Intenté chincharlo cuando el mesero nos trajo lo pedido, pero el no probar la palmera de chocolate no sirvió para nada.

Venom estaba testarudo, era orgulloso, y supusé que estaba así por aceptar su disculpa. Pero que se joda, ya arrastro bastante con él.

Mientras pasaba la media hora, Annie estaba comportándose extraña, llegando a recordarme a cuando me hablaba de forma tierna antes de salir conmigo. Notaba su pierna rozar la mía, y cuando la miré a las mejillas estaban rojizas mientras nuestra mirada conectaba a cada segundo, pero ese momento de inquietud, confusión y medianamente de pasión fue interrumpida.

Noté un tentáculo de Venom pasando por mi pecho, apenas se notaba, lo cual creaba escalofríos en mi cuerpo increíbles. Mi corazón se comenzó a acelerar por la incomodidad de sentir su suave y pequeña parte bajando por mi abdomen, mis músculos se contraían y me oculté mi rojez como era posible, provocada por rabia y por estar nervioso. Hasta que provocó una cosa que me dejo estupefacto, estúpido, y con ganas de matarlo.

-Annie, disculpa por dejarte así. Pero, ¿Puedo ir al baño un segundo? -Pregunté dejando mi conversación a mitad, pero era mejor ir ahora antes de que empeorara.

-Claro, sin problema, pero regresá en cuanto puedas, me debo de ir dentro de poquito, el tiempo se me pasó volando -Admitió con una sonrisa y cuando se la devolví, me dirigí hacia el baño cambiando mi sonrisa por una línea recta de seriedad.

Cuando entré me volteé al espejo, y Venom poco a poco se hizo presencia ocultando mi reflejo, y lo miré a sus ojos blancos con ganas de estrangularlo o estirar su lengua hasta que se partiera en dos.

-¿Se puede saber que haces? -Le discriminé con un gruñido proveniente de lo más profundo de mi garganta.

No recibí una respuesta, o al menos con palabras, con sus tentáculos me mantuvo atado a la encimera de granito del lavamanos mientras me acercaba hasta su figura desapareciendo esta del espejo para luego sentir como su cabeza salía desde mi espalda hasta colocarse frente a mi rostro con una sonrisa maliciosa mientras yo me retorcía intentando escaparme de su agarre, pero fue en vano. Pero los intentos volvieron al sentir como su pequeño tentáculo volvía a aparecer en mi cuerpo, bajando por mi torso de forma aterradora aunque mi sensaciones decía lo contrario.

-¡Suéltame! -Le grité al simbionte mientras me hacia atrás en un intento en vano, ya que sus tentáculos pegajosos eran más fuertes que yo.

-Eddie..No lo evites...Desearías que Annie lo hiciera... -Mientras su palabras se deslizaban en mi interior hasta mi cerebro, creandome una sensación de inquietud en mi interior, incluyendo la rabia y un leve sentido de placer.

Gruñí dejando salir la rabia, pero un leve apretón en la zona baja hizo que me retorciera y un pequeño gemido que apenas pude controlar fue la afirmación de que estaba sumiso a los efectos de mi compañero. Sin embargo, el ser vulnerable no tardó en desaparecer, ya que antes de dar el próximo apretón que me dejaría rendido de nuevo, me aparté de la encimera del lavamanos de la zona más brusca posible, llegando a hacerme una  raja en las manos al rasparme con el marmól, el material con el cual estaba hecho los muebles. La sangre se deslizaba por mi piel hasta caer en el piso gota a gota. Rápidamente cogí un buen puñado de papel higiénico del dispensador que había en la pared. Me enrollé este en la mano a toda prisa para luego intentar detener la hemorragia mientras miraba con odio al espejo.

-Vas a irte... -Le afirmé-. Abandonaras mi cuerpo...Si no es aquí...es dentro de unas horas.

-Ojalá te creyera, pero no puedes vivir sin mí. -Dijo con una risa burlona  y rasposa.

-Si eso fuera cierto, no hubiera vivido sin ti, toda mi vida. Me habrás mejorado la vida, pero te iras a la mierda. Te lo digo yo.

Y así será, con esto a pasado la línea que teníamos de separación entre él y yo. Sin embargo, con este rozamiento tan...Habían palabras para describirlo, pero no eran ciertas. Venom era una masa negra que volvió mi vida al mismo color, en una negra y oscura existencia. Me había quitado todo, esposa, trabajo, mi vida social, mi libertad y ahora, en este baño de paredes blancas me había quitado lo que me quedaba de dignidad.

-Eddie...Para que negarlo, deseabas que siguiera... -Sus palabras eran puñaladas en mi estómago, que tiraban a ser ciertas aunque quisiera negarlas-. Por eso, no soportarías mi ida...