Prólogo

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Estaban cenando en el comedor principal y eso significaba una cosa; se debía discutir algo importante.

—¡Tus quejas no importan, Derek! Te vas a casar con ese omega o renuncias a la corona —amenazó su madre colérica, con el ceño fruncido, el rostro rojo y los puños apretados. Con uno de ellos golpeó la mesa que tenía frente a ella.

Derek la miró, desafiante—. Harry es mayor, madre. Es su deber casarse primero.

—Harry es un beta —gruñó con odio. Detestaba tanto la naturaleza de su propio hijo porque gracias a ella no podía desposar a un omega o a un alfa. Los otros reinos jamás lo permitirían. Solo esperaba que alguna de esas princesas se presentara como beta muy pronto para poder deshacerse del rizado.

—Sigue siendo mayor que yo. Ya casi va por los treinta y jamás ha besado a alguien —dijo burlón mirando a su hermano por primera vez desde que empezó la discusión. El chico se encogió en su asiento avergonzado. No, no tenía la edad que el pelinegro mencionó, apenas y había cumplido veinticinco hace unos meses, pero no se equivocaba en la última oración y Harry quiso morir un poquito porque sí, es un beta que no ha dado un simple beso y que jamás podrá compartir su vida con alguien.

Era la burla del reino.

Ella analizó a Derek un momento antes de hablar—: Tu prometido está en una escuela para príncipes y princesas omegas. No podrá venir hasta una semana antes de la boda y no podrás visitarlo, pero sus padres están de acuerdo con que pueden comunicarse por cartas. —La alfa soltó un suspiro—. Puedes seguir con tus fiestas mientras nadie sepa que eres un príncipe. Lo único importante para nosotros es que se casen. Necesitamos unirnos a ese reino antes de que otros lo hagan, Derek. Nos conviene tenerlos como aliados, no como enemigos, porque si eso sucede, querido hijo; ninguno de ustedes podrá salvarse si nos declaran la guerra.

El chico tragó saliva. Su madre tenía razón. El reino de su prometido, Louis, era más grande que el de ellos y su ejército estaba mejor preparado. Si Barza del Norte se unía con otros reinos Hazzel Kingdom no sería más que solo una historia olvidada, un libro sin contar, una casa perdida. Pero si se casaba con Louis, serian poderosos, imparables; conquistarían tantas tierras como pudiesen.

—Harry escribirá las cartas, madre ­—dijo seguro, sin intenciones de cambiar de opinión—. Pido unos meses de libertad por una vida de encierro —propuso el alfa luego de pensarlo por unos minutos. Él no iría a una estúpida guerra si podía evitarlo. Además, aun existían lo amantes.

Ella aceptó, derrotada.

Harry quiso gritar una respuesta negativa, pero era mudo de nacimiento y no podía cambiarlo. Como alternativa negó rápidamente con la cabeza pero nadie le prestaba atención. Nunca lo hacían, de todas formas. 

Beta - [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora