30 𝒹𝒾𝒶𝓈 𝓅𝒶𝓇𝒶 ℯ𝓃𝒶𝓂ℴ𝓇𝒶𝓇𝓉ℯ-𝒯ℯ𝓇𝓊𝓀𝒶𝓃ℯ

🍡12🍡Especial San Valentín

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Aʟᴇʀᴛᴀ ᴅᴇ +18 ᴇɴ ᴇsᴛᴇ ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ ᴏ3ᴏ

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Akane estaba recostado en el pecho de alguien, no sabía quien era pero sabía que no era Teru o alguno de sus amigos, era más alto y más robusto, pero también era delicado y suave, podía sentir su corazón latir, le susurrraba algo en el oído pero no lo oía, estaba pensando en otras cosas, como lo bien que se sentía el calor del cuerpo del más grande o lo relajante que se le hacían las caricias en su cabeza por parte del mayor, quería llorar pero sus lagrimas no salían, quería escapar pero su cuerpo no reaccionaba, le levantaron la cabeza y podu notar que su rostro estaba tapado. El tapabocas negro y el cabello sobre sus ojos lo hacían dudar de su seguridad, el mayor lo cargó muy delicadamente como si de una pieza de vidrio se tratase y lo llevó hasta una puerta, lo dejó en el suelo y le dijo que regresaría pronto, se quedó extrañado sentado en el frío suelo como un niño pequeño en espera de un dulce.

El cansancio lo venció y se durmió despertando a los segundos dandose cuenta que no había ninguna puerta, ni ningún chico y que seguía en el mismo lugar de hace un mes, cuando lo trasladaron a ese prostibulo. De los dos meses que habían transcurrido de su desaparición estuvo en dos lugares diferentes, el primero parecía ser una casa, se mantenía en el sótano recibiendo abusos diarios, luego lo llevaron hasta ese lugar que el asoció con un prostibulo ya que allí los hombres le pagaban por acostarse con ellos, como le dijeron algunos chicos con los que convivía que estaban en la misma situación.

Akane no recuerda haber sido abusado desde que llegó allí por algún cliente, más bien lo pasaban de largo y elegían otra persona, la dueña del lugar, una mujer pelirosa con el cabello hasta los hombros había sido la única de la cual había recibido abuso sexual y físico. Durante todo ese tiempo ahí, notó que también vendían a los jovenes, tenía miedo de que eso suceda con él.

Era fin de mes y los habían llamado a todos para avisar de que unos nuevos clientes querían comprar a uno de ellos, se dirigieron hasta la entrada y allí parados estaban una chica rubia de ojos celestes brillantes que le hizo acordar a Teru por lo identicos que se veían y un chico albino con ojos azules profundos similar al de su sueño, llevaban un maletín que colocaron el la mesa y lo abrieron dejando ver una gran suma de dinero en efectivo, todos los presentes abrieron los ojos impactados por todo ese dinero, tranquilamente podrían comprarlos a todos pero le susurraron algo a la dueña y esta señaló a los jovenes para que elijan, ellos caminaron entre los niños de todas las edades, desde 10 años hasta los 17 años, vestían todos con distintos tipos de lencería, llegaron hasta Akane y lo miraron fijamente, lo señalaron y la dueña encantada les dijo que se lo podían llevar.

Akane estaba con el corazón en la boca, el no quería que se lo llevasen, no quería ser un juguete denuevo. El joven albino lo cargó como princesa muy suavemente y lo llevó a la salida con la rubia por detrás siguiendolos, se despidieron cortezmente de la dueña y salieron afuera, el pelirojo entrecerró los ojos por la luz que le hacía doler la cabeza, llevaba mucho que no veía nada del exterior, no reconocío tampoco el lugar en el que se hallaba, empezó a llorar de terror por lo que estaba pasando. Lo subieron a los asientos traseron de un auto, lo recostaron y taparon con una manta suave, la chica prometió que no le harían daño y que no llorase.

Los dos desconocidos se subieron en los asientos delanteros del auto y se quedaron allí unos minutos, el albino tomó su teléfono, marcó un número y esperó a que le contestasen. Saludó educadamente y procedió a decir que ya tenían lo que les habían pedido, Akane se alarmó pero no se movió, siguió oyendo la llamada, dijeron que estarían por llegar, "llegar quienes?" Se preguntaba Akane, pronto escuchó sirenas de policias a la distancia, el albino cortó la llamada luego de despedirse y se bajó del vehículo, la chica estaba estática en el asiento.