26. Intenso

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La semana pasó bastante rápido, llegando el día del tan esperado vuelo a Hawaii.

Yuuji apenas había dormido debido a lo emocionado y nervioso que se sentía por el viaje. Toji le daba pequeñas caricias en el pelo, para calmarlo, asegurándole que no tenía de qué preocuparse, pues había probado con una calificación alta su último examen y podrían relajarse en un lujoso resort, cortesía de Satoru.

Su vuelo era en la mañana, por lo que con las maletas listas esperaron a Satoru, quien se había ofrecido a llevarlos al aeropuerto, además porque quería despedirse de Yuuji y recoger al perro de la pareja, pues quedaría a cuidado de Suguru y de él.

Kay, el perro el cuál ya era bastante grande, detestaba a Satoru, por lo que solía gruñirle o morderlo cuando se acercaba demasiado a Yuuji.

Toji se burlaba y se aseguraba de comprar golosinas para recompensar a su perro.

Trás llegar al aeropuerto de Tokyo y confirmar que todo estuviera bien, el pelinegro se despidió con un gesto vago, mientras que Yuuji le otorgó un abrazo a Satoru y otro a Suguru.

Y un montón de caricias al perro, asegurándole que era un buen chico y que pronto volverían.

Para finalmente abordar su avión con destino a Hawaii.

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El viaje fue bastante tranquilo, a pesar de que eran 7 horas.

El pelirosa no podía dejar de sentirse emocionado, pues era primera vez que viajaba. Dos semanas para conocer, divertirse, degustar comidas y disfrutar de las playas que ofrecía Hawaii.

Por su parte Toji decidió dormir acurrucado junto al chico, durante el viaje, debido a que habían madrugado para salir, sin ser consciente de la enorme sonrisa que permanecía en el rostro de Yuuji.

Cuando llegaron a su destino, desembarcaron y recogieron sus maletas, para dirigirse al lujoso resort donde permanecerían. Los ojos de Yuuji se iluminaron al ver la habitación, el pelirosa no pudo evitar lanzarse a la enorme cama que se encontraba en el cuarto . Toji solo podía observar con un brillo de diversión en sus ojos verdes, la alegría del menor.

Verlo tan cómodo y feliz, lo hacía sentir bien.

Dejó las maletas a un lado y se quitó la camiseta. Ansiaba una ducha, pues el viaje había sido una real mierda agotadora.

Camino hasta el lujoso baño, que contaba con un jacuzzi. Una media sonrisa se formó en su rostro y terminó de desnudarse.

Abrió la llave del agua, para que el jacuzzi se llenará y se dirigió hasta la habitación desnudo, con la intención de traer a Yuuji con él al baño.

—Oye chico, ven conmigo.

Yuuji, quien tenía los ojos cerrados, mientras estaba recostado en la mullida cama, los abrió con pereza, para dirigir su mirada al mayor, sonrojándose al verlo totalmente desnudo, tragando saliva.

—No te portes tímido cariño, se que te gusta mirar mi polla, —El hombre soltó una carcajada, para volver al baño.

Yuuji colocó los ojos en blanco, quitándose la ropa, para seguir a Toji.

Al entrar, se encontró al pelinegro en medio de un jacuzzi. Gimió al ver la enorme bañera, por lo que se apresuró a entrar para sentir el agua y relajarse.

—Se siente muy bien, — Yuuji murmuró, mientras sonreía.

—Tienes razón chico, — Le respondió el hombre, tomándolo de la muñeca para jalarlo hasta su regazo. —Pero así está mejor.

El pelirosa se sonrojo al sentir la erección de Toji, presionar su trasero.

Pero se relajo en los brazos del hombre, al sentir que lo acurrucaba en su pecho y acariciaba con suavidad su espalda. Ambos se sentían muy agotados trás el viaje, por lo que se dispusieron a relajarse, disfrutando de la cercanía de sus cuerpos.

Después de disfrutar el jacuzzi, se encontraban en la cama bebiendo, pues el pelinegro, había solicitado una champaña y un pequeño aperitivo, para disfrutar.

Yuuji se había colocado una bata, mientras que Toji solo llevaba una toalla alrededor de su cintura. Ambos se encontraban comiendo fresas bañadas en chocolate blanco.

El pelirosa gimió al sentir el dedo de Toji en su boca, quitándole los restos de chocolate y al mismo tiempo llevarse el dedo a la boca, para lamerlo. Todo bajo la atenta mirada de Yuuji.

—Deberíamos salir, —el pelirosa sugirió tímidamente, mientras se terminaba las últimas fresas.

—A donde quieras cariño, — El hombre lo beso.

Por lo que decidieron vestirse y salir del resort, para disfrutar la noche. Yuuji le sugirió ir a alguna discoteca o pub.

Tras unos minutos de caminata, lograron dar con un lugar nocturno, que se encontraba lleno de gente bailando y bebiendo, tanto turistas como isleños.

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(Escuchar desde aquí la canción Deep de Summer Walker.)

Más tarde, trás beber unos tragos y besarse, se dirigieron a la oscura pista de baile del lugar, caminando entre medio de cuerpos calientes y sudorosos, que bailaban, rozándose entre sí.

Para Yuuji la canción que sonaba de fondo tenía la melodía perfecta, por lo que rodeó el cuello del hombre y se acercó para besar su clavícula desnuda, pues los botones de su camisa negra se encontraban abiertos, dejando ver parte de su musculoso pecho.

Dejándose llevar por el ritmo y la voz de la mujer, de aquella canción, movió sus caderas lentamente, frotando su entrepierna contra la de Toji, sintiendo las manos callosas y duras del hombre, sujetar su cintura, acariciándole bajo su camiseta, la piel.

"Porque estamos demasiado enamorados, cómo sólo para follar y dejarnos ir"

Yuuji podía sentir la excitación viajar por su cuerpo, su polla dura contra la de Toji. Perdidos en un baile erótico, cargado de caricias, mientras rozaba sus labios contra los del hombre y pasaba su lengua de manera juguetona por su boca, saboreando el whisky que Toji había bebido anteriormente.

—Joder, te follaría aquí mismo chico,— Toji susurro en su oído, mientras jadeaba.

El pelirosa gimió, buscando la boca del mayor, para devorar sus labios. Un beso rudo e intenso en el cuál peleaban por el dominio y sus lenguas jugaban disfrutando del sabor del otro.

"Porque estamos igual de involucrados, como para terminar y no llamarnos"

Yuuji gemía entre medio de los besos, sintiendo un fuerte agarre en sus caderas.

"Es demasiado intenso", —Yuuji cantaba en el oído del hombre, mientras movía sus caderas y acariciaba lentamente su espalda.

—Al mierda, —gruño Toji, sujetando la muñeca de Yuuji para llevarlo al baño, encerrando los en una cabina. Con un gruñido más animal, beso al menor, mientras que bajaba los pantalones de Yuuji y desabrochaba los suyos.

Intenso, —Murmuró el pelirosa, cerrando sus ojos para disfrutar de las caricias y besos desesperados del hombre, arrancándole más de un gemido.

"No podemos dejarnos ir",—El mayor murmuró, perdiéndose en el sabor de Yuuji.

I Know What You Want | TojiItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora