"Están el uno junto al otro. Hinata lleva la sudadera de su equipo. El logotipo plantado en el pecho. Parasita cosas suyas. Constantemente. Otra costumbre que debería importarle. Respira por la boca. Los labios brillantes de la saliva, acaba de hume...
NdA: Holi Ü, me paso por aquí para desearos un gran SAM Va-lentín, no es más que un one-shot corto que empecé a escribir hace cosa de un año, lo dejé a medios y al encontrarlo hoy me dijo "qué coño, vamos a terminarlo" y en FIN, esta es la historia de mi vida. Dentro de poco habrá Chicle de Naranja, para aquellos que me leen y me espera.
Os quiero mucho.
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Mamihlapinatapai: Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar.
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Hinata suele llegar rozando las nueve y media de la noche, cada dos viernes.
Trae cena, postre y una mochila tan grande que lo hace parecer un crío de prescolar. La primera vez vino tan cargado que podría haber decorado la casa entera solo con sus pares de calcetines. Tobio no se contuvo: «¿Te veo más bajito, ¿es que no te dan de comer los Black Jackals?». ¿Consecuencias? Hinata le llamó subnormal, le propinó un puñetazo en el estómago y tiró por el retrete el paquete de golosinas que había comprado para él. Por el retrete. Inaudito. Después de eso decidió traer solo lo justo y necesario. Hasta el punto de que últimamente se olvida el pijama y termina robándole camisetas para dormir.
(Está pensando seriamente en hacerse socio de UNIQLO)
Al tercer fin de semana, Hinata creyó conveniente coger la llave para hacer una copia. Sin. Su. Permiso. «Así no dependo de tus horarios», todo dulzura y sonrisas. Hay que joderse. El mosqueo de Tobio irradiaba más que Chernóbil después del accidente. Hay reglas, Hinata, claras y transparentes en mi contrato, y no estoy cumpliendo (casi) ninguna por dejarte parasitar mi espacio. La irritación se desinfló al ver los bollos rellenos de carne sobre la mesa del salón. Terminó por convertirse en un globo arrugado y vacío cuando Hinata no se opuso a dejar Bleach, en vez de nombrarle la norma que habían impuesto a principio de curso. Cinco capítulos por serie si son de media hora —contando openings y endings— y dos si son de una hora. Incluso se mantuvo despierto. Normalmente se acurruca entre capas y capas de manta, y cabecea hacia su hombro fingiendo que no se está durmiendo poco a poco, "estoy más aburrido que a un castor en una presa de cemento, Kags".
(Tampoco es como si le importara que pudiera entrar o salir a sus aires. El quid del asunto no era ese).
También ha hecho buenas migas con el conserje de su edificio —Sorprendente. Hinata llevándose bien con alguien. Qué novedad—. Hiroshi Kaito, se llama. Tobio no sabía su nombre hasta que un día Hinata apareció casi a las once, entrando a trompicones con una excusa colgada de la lengua para justificar su impuntualidad. En la versión oficial Tobio no estaba preocupado por él, y mucho menos si lo único que había estado haciendo era hablar con el hombre sobre su huerta ecológica y su hija, la que dudaba en entrar en baloncesto o futbol.