Estudio en rosa(3/5) Casi resuelto.

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Un hombre robusto, con barba pelo recogido en una coleta y pelo grisáceo saludo a Sherlock acercándose a la mesa. Johanna escucho de los labios de aquel hombre que todo lo de la carta seria gratis para ellos. También la conto que Sherlock le ayudo una vez y que le debía una.
-Os traeré una vela será más romántico-dijo el hombre alegre.
-No somos pareja-dijo Johanna mirándole.
Primero la señora Hudson y después ese tal Angelo. Sherlock le limpio un poco el nombre demostrando que no era el culpable de un triple asesinato porque estaba robando en otra casa.
-La gente no tiene archienemigos.
-¿Perdona?
-En la vida real, no existen los archienemigos.
-¿a no? Pues que sosería.
-¿A quién conocí?
-¿Qué tiene la gente entonces?... En la vida real
-Amigos, gente que conoce, gente que les cae bien, que les cae mal, novias, novios.
-Lo que te decía, soso.
En toda esa pequeña conversación la mirada de Sherlock no se desvió un solo segundo de la ventana, ella lo sabía él estaba esperando a que el asesino apareciese.
-¿No tienes novia?
-¿novia? No la verdad es que no es lo mío.
Johanna asintió.
-Hum, vale....-dijo con suavidad mirándole de reojo.- tienes novio y me parece bien...
-Sé que está bien-dijo el con la voz fuerte. A Johanna le agradaba esa voz.
-¿Entonces lo tienes?-preguntó curiosa inquieta por la fijeza con la que Sherlock la miraba.
-No.
-Vale, de acuerdo. Sin compromisos. Como yo. Vale.
Sherlock aparto la mirada de ella lentamente con el ceño ligeramente fruncido. Volvió a mirarla a los segundos.
-Johanna-dijo apartando la vista un momento.-Creo que deberías saber que me considero casado con mi trabajo-dijo el con su fallida deducción de que ella estaba tirándole los tejos, coqueteando con él-y aunque me halaga tu interés...
-No,no, no. No me estoy insinuando, solo digo que me parece bien. Nada más.
Johanna aparto la mirada de él, incomoda y ruborizada pues llego gracias a esa deducción de Sherlock a pensar en el como algo más que un desconocido, como un hombre, claro que era un hombre y un hombre para su gusto atractivo pero ese hombre podría ser un psicópata.
-Bien. Gracias-dijo el tragando saliva y mirando de nuevo por la ventana.-Mira al otro lado de la calle a parado un taxi-ella miró-se baja alguien, ¿por qué un taxi? Ah muy listo.
-¿Es él?
-No mires.
-Tu estas mirando
-No podemos mirar los dos.
Tras decir eso, Sherlock pareció ver algo, cogió su abrigo y su bufanda y salió de allí como alma que lleva el diablo, seguido por Johanna, la cual sin darse cuenta, había dejado su bastón. Una vez en la calle terminaron de ponerse su abrigo él y su cazadora ella. Sherlock, salto por la parte de delante de un coche, siendo casi atropellado Johanna le siguió. Sherlock, cerró los ojos y alzo las manos, diciendo en voz alta la ruta que el taxi seguiría y agarrando el brazo de la confusa Johanna echo a correr. No directamente detrás del taxi, por una ruta que bajo su criterio les haría tardar menos y alcanzarlo. Corrieron, subieron escaleras, las bajaron, saltaron por tejados, saltaron de tejado a tejado, callejones, calles, pasaron por muchos lugares corriendo durante minutos hasta poder alcanzar al taxi, sobre el cual Sherlock se abalanzo, siendo casi atropellado. Otra vez. Bajo la atenta mirada de Johanna Sherlock dijo que no era el asesino era un turista americano, de los Ángeles, santa Mónica. Se hicieron pasar por policías y le dieron la bienvenida al turista, hacia segundos que Johanna se frotaba la muñeca de la que Sherlock la había agarrado antes de ser arrastrada. La placa que Sherlock enseñó era de Lestrade, y según él se la robaba cuando se ponía pesado. EL turista se puso a hablar con un policía de verdad y cuando volvieron a salir corriendo esta vez era Johanna quien arrastraba a Sherlock. Llegaron al 221B jadeantes, dejando sus chaquetas tiradas sobre la barandilla de las escaleras.
-Ha sido lo más ridículo que he hecho en mi vida-jadeo Johanna.
-Eso e invadir Afganistán-dijo Sherlock en las mismas condiciones que ella.
Ella empezó a reírse primero y por segundos de diferencia él. Empezaron a hablar incluso Sherlock decidió que Johanna usaría la habitación de arriba.
-¿Qué? ¿Por qué?-pregunto ella antes de que llamasen a la puerta.
Johanna abrió y se encontró cara a cara con el hombre del restaurante, ese tal Angelo el cual traía su bastón en la mano.
-Sherlock me mandó un mensaje, me dijo que te habías dejado esto-dijo dándola el bastón.
La señora Hudson salió preocupada, Johanna no tuvo tiempo de darle las gracias a aquel hombre antes de cerrar la puerta y subir corriendo al piso de arriba junto con Sherlock. Greg estaba sentado en su butaca y más agentes revolviendo por el piso. Lo cual pareció preocupar a Hudson pero sobretodo tensar a Sherlock.
-No he allanado tu casa, Sherlock
-¿Y cómo llamas a esto?
Greg pareció pensárselo.
-Redada anti-droga.
-¿enserio?-salto con sorna Johanna.-Este tío es un Yonki, ¿no lo conoce?
-Johanna-susurro Sherlock colocándose a su vera, dando la espalda a Greg.
-Podría estar todo el día registrando el piso y no encontraría nada ilegal-continuo ella.
-Johanna mejor no digas nada.-dijo Sherlock con los ojos clavados en ella, algo oscurecidos.
-Venga ya hombre-dijo ella mirándole a los ojos. Intercambiaron una breve pero intensa mirada que lo explico casi todo.-No...
-¿Qué?
-¿Tú?
-Cállate-dijo Sherlock brusco rompiendo esa mirada que seguían continuando porque ambos parecían haber encontrado algo en los ojos ajenos.-No soy tu sabueso
-No Anderson es mi sabueso-dijo Greg.
Anderson se asomó desde la cocina, mostrándose superior a Sherlock. No lo era.
-¿Anderson que haces en una redada anti droga?-preguntó Sherlock.
-Me ofrecí voluntario.
-¿Son ojos humanos?-dijo Donovan apareciendo junto a Anderson.
-¡Déjalos donde estaban!-grito Sherlock.
-¿En el microondas?
-¡Es un experimento!
Sherlock empezó a dar vueltas por la habitación, Johanna lo miraba algo preocupada y asustada por que la ira parecía estar consumiendo al detective. Greg le dijo que pararían si Sherlock les daba la maleta o encontraban algo. Anderson hizo que el detective saltara y Donovan no volvió a interrumpirles. Johanna recordó a Sherlock todos los datos que tenían sobre el caso para intentar desviarle al tema importante y así calmarle. Cuando la cosa iba tomando forma la señora Hudson entró en la habitación diciéndole a Sherlock que había llegado el taxi que él había pedido. Ella lo repetía el detective se alteraba y repetía que él no había pedido ningún taxi. Todo fue simple, Rachel era una clave para localizar su teléfono mediante un programa. La señora Hudson se repitió de nuevo. Ella no paro de repetirlo hasta que un hombre, el taxista subió para buscar a Sherlock. Sherlock pareció enredar varias ideas en su cabeza y lo siguió hasta la calle, sus propias ideas comenzaron a repetirse en su cabeza. Lo vio. Todo era muy sencillo y a la vez complicado de ver. El asesino era el taxista.

Keep Breathing.[Sherlock fanfic.]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt