Estudio en rosa(4/5)El taxista.

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-Taxi para Sherlock Holmes-dijo el taxista apoyado en su taxi mientras Sherlock cerraba la puerta.
-No he pedido un taxi.-las manos de Sherlock estaban en los bolsillos de su abrigo y su bufanda colgada de su cuello algo suelta.
-Y no lo necesita.
-Es el taxista-sentencio Sherlock esbozando una tenue sombra de sonrisa con aquella mirada fría, indiferente y felina clavada sobre el taxista. Pero algo era diferente. Su mirada reflejaba un claro interés. -El que paro a la puerta en la calle North t.... Era usted. No su pasajero.
-Le ve nadie piensa en el taxista, como si fueras invisible, solo una espalda.-dijo el taxista con la mirada clavada sobre el detective, el cual analizaba cada detalle, ya tenía una fugaz y torcida sonrisa aquello le parecía algo interesante. Tanto tiempo con una respuesta tan clara y evidente, un enlace entre las victimas pero a la vez tan oculto.-Una gran ventaja para un asesino en serie...
Sherlock avanzo acercándose al taxista; un hombre mayor de más de cincuenta años, ropa sencilla, muy limpia, muy usada no podía llevar nada nuevo. Tres pasos dio el detective, tres pasos más cerca del asesino.
-¿Eso es una confesión?-pregunto el detective mirando un momento a la ventana de su piso.
-Oh, sí y le diré otra cosa si ahora llama a la poli, no huiré. Me quedaré aquí para que me detengan, lo prometo.-dijo el taxista con total y aparente calma.
-¿Por qué?
-Porque no va a hacer eso.
-¿De verdad lo cree?-el gesto de Sherlock se relajó alzó las cejas sorprendido pero no aparto la mirada un solo segundo de su asesino.
-Yo no he matado a esas cuatro personas, hable con ellos y se quitaron la vida. Si ahora llama a la poli le prometo una cosa; jamás le contare lo que les dije.-sentencio mordaz el asesino, sabía que al final la curiosidad podría con el detective.
-Pero no morirá nadie más y creo que ha eso le llaman resultado.
-Nunca entenderá como murieron esas personas, ¿Qué clase de resultado le importa a usted?
El taxista subió al taxi y se sentó en su sitio, junto detrás del volante. Sherlock se mordió la lengua echando un vistazo a su ventana. La curiosidad pudo con él.
-Si quisiera entenderlo ¿qué debería hacer?-dijo con suavidad.
-Dejar que le lleve a dar una vuelta.
-¿Para poder matarme?
-No quiero matarle señor Holmes, hablaré con usted y luego se matara usted solito.
Sherlock antes inclinado y asomado a la ventanilla del taxi se puso recto, algo pensativo analizando aquella frase, el silencio entre ellos dos varios y largos segundos, los cuales rodaban pocos minutos. Como no Sherlock rompió aquel silencio, preguntando. La conversación era sencilla, el detective intentaba saber todo lo posible y el taxista respondía con brevedad. Los ojos de Sherlock analizaron cada milímetro del taxi en cuanto la conversación terminó momentáneamente. Sherlock volvió a preguntar pero esta vez sobre su "fan" sobre quien se había fijado en él.
La policía se había marchado del piso "Sherlock Holmes es un buen hombre y espero que algún día llegue a ser una buena persona" le había dicho Greg a Johanna la cual se había quedado con una curiosidad mortal, con una preocupación y con el ordenador que podría llevarla hasta Sherlock.
Sherlock por su parte estaba en un taxi, observando, averiguando cosas sobre su conductor y de vez en cuando mirando por la ventana. El taxi paró dejando a ambos en la escuela de formación profesional, el taxista bajo primero, abrió la puerta de atrás y compartió unas cuantas palabras con Sherlock, el cual seguía enlazando cosas en su alborotada cabeza. En un primer momento parecía que Sherlock caminaría hacia su muerte a punta de pistola, aun así en parte se podría decir voluntariamente le siguió, siguió a aquel hombre.
Johanna seguía dando vueltas por el salón, con el corazón en un puño preocupada, esperando a que el buscador de aquel programa diera directamente con la ubicación del teléfono y por tanto de Sherlock. Cogió su bastón dispuesta a irse, justo cuando el ordenador dio un lugar exacto y ella soltando el bastón y cogiendo el ordenador salió corriendo del 221B, esperando llegar a tiempo, algo la decía que debía darse prisa.
Sherlock entró tras el taxista en una sala de uno de los dos edificios.
-¿Qué le parece? Usted elige.-dijo el taxista con cierto tono servicial.-es el que va a morir.
-No este tan seguro-dijo Sherlock dando vueltas por la habitación, escrutando el lugar.
-Es lo que dicen todos ¿hablamos?
El primero en sentarse fue el taxista y después Sherlock en una silla enfrente de él, separados por una mesa. Sherlock se acomodó en su asiento, mientras que su contrario parecía incluso tenso.
-Un poco arriesgado ¿no?-dijo Sherlock con una calma inquebrantable en la voz, la cual se mostraba suave y con el tacto aterciopelado de siempre.-Llevarme delante de media docena de policías-continuo mientras se quitaba los guantes y se los metía en el bolsillo del abrigo.-No son idiotas, y la señora Hudson se acordará de usted.
-¿Eso le parece arriesgado? No...esto es arriesgado-dijo el taxista mientras sacaba de su bolsillo dos frascos idénticos, cada uno con una pastilla igual a la del otro frasco. Poso uno sobre la mesa-Me gusta esta parte, porque aún no lo entiende-dijo apreciando que Sherlock escrutaba el frasco intentando encontrar la solución a aquello.-Pero está a punto, solo tengo que hacer esto-dijo posando el otro frasco a la vera del otro. Iguales.-No se lo esperaba ¿verdad? Oh, esto le va a encantar.
-¿Qué?
-Sherlock Holmes, aquí está, en carne y hueso, su fan me habló de esa página web suya...
-¿Mi Fan?-dijo Sherlock con cierto énfasis en la F.
-Es brillante, es usted un portento y un genio, la ciencia de la deducción. Eso sí que es pensar. Entre usted y yo, ¿por qué no puede pensar la gente? ¿No le enfurece? ¿Por qué no piensa la gente un poco?
Sherlock estrecho los ojos sin apartar la mirada de él, estaba inexpresivo totalmente.
-¡Oh!, entiendo, usted también es todo un genio-dijo cargado de venenosos sarcasmo sin esbozar si quiera una mínima sonrisa.
-No lo parezco ¿no? Un tipejo que conduce un taxi, pero enseguida lo entenderá. Es muy probable que sea lo último que aprenda.
-a ver dos frascos explíquese.
-Hay un frasco bueno y un frasco malo, si coge la pastilla del bueno vive, si coge la pastilla del malo muere.
-Los dos frascos son idénticos.
- completamente.
-¿usted sabe cuál es cuál?
-Por supuesto
-Pero yo no.
-Si lo supiera, no habría juego usted es el que elige...
-¿Por qué iba a hacerlo no hay aliciente? ¿Qué me llevo yo?
-Aun no le he contado lo mejor, elija el frasco que elija yo cogeré la pastilla del otro y nos tomaremos la medicina juntos.-Sherlock dibujo una sonrisa-No hare trampa, usted elige, tomare la pastilla que deje. No se lo esperaba ¿verdad, señor Holmes?
-¿Esto es lo que les hizo a los demás, darles a elegir?
- y ahora le toca a usted. No tenga prisa. Piénselo bien. Quiero su mejor jugada.
-No es un juego es azar.
-Yo he jugado cuatro veces, estoy vivo, no es azar señor Holmes es ajedrez. Es una partida de ajedrez con un movimiento y un superviviente. Y este es...el movimiento-dijo justo un segundo antes de mover un frasco hacia Sherlock.-¿Le he dado el frasco bueno o el frasco malo? Puede elegir el que quiera.
El tiempo pasaba para ambos en silencio, minutos quedaron congelados entre ellos dos, Sherlock observaba cada frasco con cautela mientras que su rival ponía una leve mueca de superioridad fingida.
Johanna sin embargo había tomado un taxi, con el pequeño ordenador en su regazo estaba atenta a cualquier cambio de posición, a su vez intentaba contactar con el inspector Lestrade por teléfono, su tiempo se acababa y eso la ponía demasiado nerviosa, su adrenalina subía por segundos.
-¿Ya está listo señor Holmes, para jugar?
-Jugar ¿a qué? Tengo un cincuenta por ciento de posibilidades de....
-Déjese de números-le cortó el taxista.-no puede conmigo, ¿le he dado la pastilla buena o la mala? ¿Es un farol un doble farol o un triple farol?
-Sigue siendo azar-escupió tranquilo el detective.
-Cuatro personas seguidas no es azar.
-Suerte.
-Es ingenio. Sé cómo piensa la gente, se cómo piensa la gente que pienso.-Sherlock suspiro exasperado, cansado, aburrido, enfadado-lo veo todo como un mapa dentro de mi cabeza. Todos son estúpidos, hasta usted. O a lo mejor es que dios me ama.
Sherlock se acercó a la mesa, entrelazando los dedos y posando sus manos sobre la mesa, inclinado suavemente hacia delante.
-En cualquier caso esta desaprovechado como taxista-dijo calmado. Johanna había llegado por fin, pero ante ella había dos edificios. Eligio entrar en uno y empezar a buscar a Sherlock como una loca en cada estancia. Las manos de Sherlock entrelazadas se colocaron sobre su boca-o sea, que ha arriesgado su vida, cuatro veces, para matar a desconocidos, ¿por qué?
-Le toca jugar.
Las manos se Sherlock adoptaron la acostumbrada posición de rezo.
-Estoy jugando-dijo como si ronronease.-es mi turno. Tiene espuma de afeitar detrás de la oreja izquierda, nadie se lo ha dicho. Hay restos de que le ha pasado más veces, por tanto vive solo, no tiene a nadie que se lo diga. Pero hay una foto de unos niños y la madre de los niños ha sido recortada, si hubiera muerto seguiría hay, la foto es antigua pero el marco es nuevo. Piensa en sus hijos pero no puede verles. Padre enemistado. Ella se llevó a los niños, aunque todavía les quiere y aun le duele. ¡Oh! Y aún hay más. La ropa lavada hace poco, sin embargo todo lo que lleva tiene al menos tres años, guarda las apariencias pero no piensa en más adelante. Y aquí está, asesinando en plan kamikaze ¿cuál es su juego?-rio Sherlock. Su sonrisa se borró al segundo, se quedó relajado, inexpresivo-Ah...hace tres años ¿fue cuando se lo dijeron?
-¿Decirme qué?
-Que su muerte está cerca.
-Y la suya.
-Le queda poco tiempo. ¿No es así?
-Aneurisma-dijo el taxista.-justo aquí-dijo señalando una zona de su cabeza.-cualquier aliento podría ser el último.
- Y como se está muriendo ha asesinado a cuatro personas...
-He sobrevivido a cuatro personas. Es lo más divertido que puedo hacer.
-Hm...No...No hay algo mas-insistió Sherlock.-No ha matado a cuatro personas porque está amargado, amargado está un paralitico, el amor, es un motivador mucho más cruel. De algún modo, esto es por sus hijos-el taxista asintió de nuevo como en varios puntos de la conversación los dedos de Sherlock estaban cruzados. -¿pero cómo?
-Cuando me muera no les dejare mucho a mis hijos, el taxi no da mucho dinero, de verdad.
-Ni los asesinatos-añadió Sherlock.
-Se sorprendería.
-Sorpréndame.
-Tengo un patrocinador, por cada vida que quito, mis hijos reciben dinero. Cuanto más mate, mejor estarán.
-¿Quién iba a patrocinar algo así?
-¿Quién se haría fan de Sherlock Holmes? No es el único que disfruta de un buen crimen. Hay otro que tienen sus mismos gustos, solo que usted solo es un hombre y ellos son mucho más.
-¿Quiere decir más que un hombre? ¿Una organización? ¿Qué?
-Hay un nombre que nadie dice y yo tampoco voy a decirlo, bueno basta de cháchara, hora de elegir.-La vista de Sherlock volvió a posarse sobre los dos frascos.
Johanna corría, haciendo sonar sus tacones contra el suelo, abriendo todas las puertas con las que se encontraba. Pero no había rastro de Sherlock.
-¿Y si yo tampoco elijo? En ese caso saldría de aquí andando.
-Puede arriesgarse o puedo pegarle un tiro en la cabeza.-dijo el taxista empuñando una pistola de aspecto automática.-Es curioso nadie ha elegido esa opción.
-Que sea la pistola por favor.
-¿Esta seguro?
-Sin lugar a dudas. El arma.
-¿No quiere llamar a un amigo?
-El arma.-El taxista apretó el gatillo y en lugar de una bala salió del cañón una pequeña llama. Una pistola falsa, nada más que un mísero encendedor-Se reconocer una pistola autentica.
-Los otros no.
-Ya imagino. Una conversación realmente interesante. Nos veremos en el juzgado-Sherlock no dijo más, se levantó de su silla y se dispuso a marcharse.
-Antes de irse ¿lo ha adivinado?-Sherlock paró justamente en la puerta antes de darse lentamente la vuelta.- ¿sabe cuál es el frasco bueno?
-Por supuesto. Pan comido.
-Y ¿cuál es?-Sherlock abrió la puerta-¿cuál habría elegido? Para saber si podría haberle vencido.
Sherlock volvió a cerrar la puerta. Y miro al taxista con indiferencia y calma. Un paso tras otro volvió a acercarse. Echo mano al frasco que estaba más cerca del hombre, empezando a mirar la pastilla y a juguetear con él en sus manos.

Keep Breathing.[Sherlock fanfic.]Where stories live. Discover now