Libro 1 de la saga "Maldito Romance"
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Una chica como yo, ¿enamorada?
Bueno, si me hubieras dicho hace tres meses que iba a estar enamorada no te lo hubiera creído.
Soy una chica poco convencional, no me gustan las ataduras emocionales ni nad...
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Los días lluviosos me traen muchos recuerdos. El frío no es mi clima favorito pero los días lluviosos en los que el sonido de las gotas caer te relaja y te hacen sentir vivo, los recuerdos que tengo bajo la lluvia son simplemente únicos
Me levanté de mi cama para ver las gotas de lluvia chocar contra la ventana de mi cuarto, al acercarme completamente pude notar un camión de mudanza en la casa de enfrente. Desde que me mudé hace ya un año a esta casa nunca ví a nadie vivir ahí
—Solo espero que los vecinos sean agradables— dije para que Max lo escuchara. Y lo hizo, levantó su cabeza y la ladeó levemente para darme a entender que no entendía nada. No lo entendería de todas formas
Max es un lindo pastor Alemán que encontré sin hogar hace dos años, desde entonces es como un hijo para mí. El no puede vivir sin mi y yo no puedo vivir sin el
—¿Tienes hambre? Porque yo sí, y creeme cuando te digo que podría terminar hasta con la ración de emergencia— al escuchar emergencia Max se puso de pie tan rápido que casi se cae de la cama. Llegue a la conclusión de que es un perro entrenado que por algún motivo escapó de donde sea que estuviera
—Vale vale, solo es comida. ¿Entiendes? Co...mi...da— me enderece un poco al darme cuenta que intentaba algo estúpido
Me acerqué a la cocina y busqué comida para Max y para mí. Entonces escuché un fuerte golpe proveniente de la calle. Salí corriendo para ver si había ocurrido algo malo
—Son unos estúpidos. Miren lo que han hecho— al ver lo que había sucedido quedé impactada, un piano que se veía bastante costoso estaba tirado en medio del patio de enfrente. Él señor que gritaba estaba a punto de golpear a uno de los trabajadores cuando un chico alto intervino
—No se preocupe. No tiene que llegar a la violencia, las cosas se suelen romper en las mudanzas— su seriedad y tranquilidad me impactaron.
El chico me miró de arriba abajo como si fuera un bicho raro. Entonces me di cuenta de dónde estaba, por un impulso salí corriendo para evitar que ese señor golpeara al trabajador y me detuve en medio de la calle al ver que alguien se había metido antes que yo. Lo más ridículo era la ropa que tenía puesta
Llevaba una camiseta rosada chillón que decía "all strawberries that life is cream" y un pantaloncito ridículamente corto que me regaló uno de los idiotas con los que solía salir
Los ojos del chico se encontraron con los míos y por alguna razón no despegué mi mirada de la suya. Nos hubiéramos quedado viendo por horas de no ser porque el señor comenzó a hablar y pelear con todos de nuevo, menos con el chico, a él solo le pedía perdón
Me dirigí a mi casa con las manos tapándome las pompis por simple precaución. Al llegar a la puerta me di cuenta que nadie aparte del chico se dieron cuenta de que yo estaba en medio de la calle
