❝I want you for worse or for better, I would wait forever and ever. Broke your heart, I'll put it back together...❞
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SOUTH DAKOTA — 1986
Entre Celia y Ajak, lo que les causaba discusiones más a menudo eran sus caracteres colisionando. Mientras la humana pasaba de ser muy relajada a estar muy triste o muy enojada en segundos, Ajak casi siempre se mantenía serena, si se molestaba solo usaba un tono más firme, dictatorio, por lo que no duraba mucho tiempo enojada, a diferencia de ese momento.
Era la primera vez en dos años que no dormían juntas tras haberse peleado.
Tras dos semanas de su consulta al médico, algunos resultados de las pruebas habían llegado y seguían esperando otros. Pero Celia no estaba esperando que le dijeran de que moriría, ella ya lo sabía, y una parte de sí llevaba tiempo esperando morir. Ajak no podía aceptar aquel hecho, que no luchara, y que no le importara curarse, junto a no poder hacerlo ella misma.
La discusión estalló en el momento en que la morena le pidió que disminuyera la cantidad de cigarros que fumaba a diario, proponiendo que le entregara algunos, lo cual hizo que la humana se molestara aun más, alegando que nunca había entendido la ansiedad que la llevó a caer en aquel hábito, y que eso era algo que no podía sanar con sus manos brillantes.
La Eterna estaba recostada en el sofá de la sala a la mañana siguiente, se había dormido allí por voluntad propia, le dolía la forma en la que Celia la había observado tras gritarle, necesitaba pensar seriamente, como si fuera su siguiente plan de batalla o su siguiente mentira. Aunque lo único que no salía de su cabeza es que Celia estaba dispuesta a morir y dejarla sola por el resto de la eternidad.
Pudo escuchar los pasos de la nombrada, aunque ni siquiera se inmutó, pensó que tomaría sus cosas y se iría. Siempre se iba cuando se molestaba, y aun no había encontrado la respuesta a como lidiar con esa situación como para enfrentarla ella misma.
— A, lo siento. —intervino la humana, sentándose en el suelo frente a ella para su sorpresa.— No quería que lo de anoche se saliera de control así.
— Yo tampoco, lo siento por lo que dije. —concordó la morena, sentándose para tomarle las manos.
— Apenas hablaste, mientras yo solo quería destrozar todo. —mencionó con gracia.— Quiero arreglarlo. No mereces soportar mi enojo cuando solo quieres ayudarme.
— No hay nada que arreglar, está bien. —intentó tranquilizarla. Ambas sabían que habían estado mal, se habían disculpado y eso era suficiente para ella.
— No, quiero hacer algo lindo para que estés feliz, llevo días sin verte sonreír de verdad. —insistió la castaña, acariciando su mejilla.— Y estuve pensando mientras tenía insomnio, ¿quisieras invitar a tu familia a cenar? —soltó, emocionada y a la expectativa.
