⭐ — tres noches en las que se despidieron, y una en la que se quedaron juntas, para siempre.
❛why'd you have to be so cute? it's impossible to ignore you❜
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❛and why you make me laugh so much? it's bad enough we get alone so well❜
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Desde el día en que se presentaron solo se habían encontrado una vez, la cual curiosamente fue fuera de la tienda, o bueno, tal vez era porque Ajak había comenzado a salir un poco más luego de que la humana le dijera que se escondía, todo para no levantar sospechas.
Simplemente se cruzaron cuando la Eterna iba de camino a la oficina postal ya que se le habían terminado las estampillas para sus cartas a los Eternos, y Celia iba al cementerio, aunque la morena nunca lo supo.
La humana a veces iba a sentarse frente a la lápida de su hijo a hablar con él, por esto las personas comenzaron a llamarla loca, pero es que la peor parte de perderlo era haber perdido su rumbo, su propósito de vivir, el cual, de alguna forma iba a buscar en cada visita.
Nada de esto lo pudo notar Ajak debido a la sonrisa que le mostró en cuanto la vio. Lo cual comenzó a ocurrir con más frecuencia.
Como cuando se encontraron la primera noche en la tienda. Celia estaba harta de su día, su compañero había tenido que faltar, por lo que tuvo que encargarse ella misma de descargar algunos paquetes con mercancía, que terminaron provocandole un torpe pero doloroso corte en la mano, además había discutido con un hombre mayor que quería devolver una compra, y debía cerrar más tarde para recompensar que la tienda no estaría abierta las 24 horas.
Ajak había decidido ir cerca de la medianoche, sabía que a esa hora nunca había nadie, pero jamás se detuvo a pensar en la posibilidad de que Celia estuviera allí, lo que terminó siendo su peor error o mayor acierto.
El letrero de neón azul con las letras de "Buffay's" seguía encendido, por lo que la Eterna entró con normalidad, hasta que al girar un poco la vista, notó a la castaña con el bolso en su mano, seguro a punto de irse.
