Azul cristal

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En momentos como este sentía este tipo de adrenalina que me decía que podía lograr todo en esta vida, pero el miedo en el interior me decía todo lo contrario.

¿Y si no conseguía boletos a tiempo? ¿Que se supone que haría con mi vida? Nunca podría perdonarme el no lograr haber conseguido un boleto para ver a One Direction.

¿Y si Louis me veía a la distancia y se enamoraba de mí?
Jamás podría conseguir eso sí no lograba obtener un maldito boleto.

-Harry, bebé, me estás poniendo muy nerviosa.

-Mamá, somos dos con cuatro equipos tecnológicos, si no logro comprar una entrada significa que seré el hazme de reír de todos.

-Hazza, no seas exagerado, lograremos conseguirlo, estoy segura.

La miré intentando confiar en ella. Solo faltaban cinco minutos para abrir la preventa de boletos y yo miraba como cada segundo pasaba lentamente.

Sentía una emoción muy grande, sobretodo...
Me preguntaba si aquella vez, cuando escuché a Louis llamándome solo había sido cosa de mi imaginación. Estaba tan emocionado con eso del shifting, que probablemente mi mente solo creyó lo que quería creer, y escuchó lo que quería escuchar.
Pero fue lo más hermoso que pude imaginar.

Solo era un tonto e iluso fan enamorado de su artista favorito.

-¡Harry, un minuto! ¡Empieza a recargar las páginas!

-¡Vamos mamá, podemos hacerlo!
.
.
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Veía a mi mamá como mi mejor amiga, mi cómplice, la persona que nunca me juzgaba en nada y siempre me consideraba en cualquier decisión respecto a nuestras vidas.
Y ahí, en medio de la sala saltando y brincando de felicidad mientras la abrazaba con alegría, me sentí la persona más afortunada del mundo.
-¡Mamá, lo logramos! ¡Mamá, primera fila! ¡Mamá, Louis me verá a los ojos! - Ella reía mientras se dejaba abrazar por mi y sentía como era feliz conmigo.

Esto parecía un increíble, increíble momento, de esos dónde sentías que solo le podía pasar a las personas más lejanas, y si, probablemente era así porque al parecer la felicidad en esta casa no podía durar tanto.

La puerta empezó a sonar repetidas veces de manera rápida, de un modo desesperado y eso nos hizo avanzar rápido para girar la perilla y con la sorpresa de encontrarnos a Gemma.
En cuanto la vi mi corazón se sintió destrozado, apachurrado, y mis ojos querían soltar lágrimas de dolor.

Ahí estaba ella, la pequeña niña con la que jugaba a las escondidas o a los superhéroes, ella quien siempre me protegió cuando la noche llegaba y la oscuridad me aterraba, mi pequeña grande hermanita lloraba desconsolada con la cara golpeada y soltando sangre de no sé qué lugar.
Estaba tan paralizado que no reaccione tan rápido a cuando ella me imploró que cerrara la puerta.

-¡Harry, cuidado! - El imbécil de su novio apareció ante mí con una cara enfurecida, rojiza, con los puños apretados y aventando cosas al aire. Escuché como el florero impactaba contra el piso y eso me hizo reaccionar.

-¡Gemma sal de una vez de ahí o iré por ti! - Escuchaba el llanto de mi hermana en la cocina.

-¡Lárgate de nuestro hogar! ¿Con que derecho vienes a gritar a esta casa?

-¡No te metas maldito marica! ¡Gemma! - mi mamá salió de la cocina con un cuchillo en la mano. Estaba temblando pero también parecía furiosa.

-¡Lárgate de mi maldita casa si no quieres que tu cuerpo termine en una morgue! - Charlie pareció asustarse, pero no cambio de posición.

-No sería capaz de hacerlo...

-Retame y verás de lo que soy capaz. Por mis hijos daría la vida. - Mamá empezó a acercarse sin titubear y esa fue la señal para que Charlie alzara las manos.

Let's go to a new world Donde viven las historias. Descúbrelo ahora