Mis ojos abrí de manera lenta, comencé a visualizar lo que en mi alrededor sucedía, poco a poco me di cuenta de la tragedia que en esa habitación ocurría.
Las blancas paredes manchadas por el carmesí color de mi herencia, el pequeño oso de peluche de mi hermana totalmente manchado con su inocencia, las lágrimas en sus ojos desorbitados y desbordando decepción.
Mirándome, con desilusión.
Y el cuchillo en la mano lo tenía yo.Corrí a aquel espejo antiguo que en mi habitación se encontraba, lo agarre de los costados comenzando a agitarlo.
—¡¿Qué demonios fue lo que hiciste?! —le grité al espejo, esperando que el ente que ahí habitaba se manifestará.
Una sombra comenzó a aparecer, poco a poco iba tomando mi apariencia, pero no era yo.Sus ojos totalmente muertos me miraron, con una sonrisa torcida y divertida.
—Más bien ¿Qué fue lo que hiciste ?—comenzó a reír. —El cuchillo lo tienes tú, no me culpes por algo que fue tu elección.Sin darme cuenta mis ojos empezaron a desbordarse, mi pecho sentía un peso insoportable y mi mente no paraba de repetir la palabra "culpable".
—¡Ese no era el trato! —comencé a golpear el espejo con desesperación. —¡Ibas a darme libertad, no arrebatarme lo que más apreciaba maldita sea!
El ente me miró, totalmente ofendido.
—¿Lo que más apreciabas? Por favor, tu padre era un maldito borracho que te golpeaba, tu madre vendió tu infancia para poder comprar sus joyas caras —hizo una pausa. —Bueno admito que la pequeña Sussy no hizo nada, pero es mejor salvarla de él psicopatá que mato a sus padre ¿No crees?Caí al suelo, no lo creía, mis manos temblaban, ese ente había matado a mi familia y el único culpable era yo, pues yo le deje entrar en mi vida.
—Lo hecho, hecho está, de igual manera, ahora tienes libertad —vi como éste sonreía y se carcajeaba. —¿Qué harás ahora mi fiel amistad?
No podía pensar, no podía hablar, no podía respirar, mi mente no estaba en su lugar, el suelo era frío, los pájaros aún cantaban, los columpios oxidados del patio los escuchaba, podía oír las risas mías y de mi hermana.
El olor a cobre el lugar inundaba, sentí una inquietante paz, pues en mi casa ya no había gritos... Y por laguna razón me preocupaba.Mire el cuchillo que aún en mi mano se situaba, me miraba de una manera tan provocativa, me miraba como si en realidad esa hoja afilada fuera mi única aliada.
—¿Quieres hacerlo verdad? —el ente seguía mirándome. —Adelante, es lo que quieres ¿Verdad? Ya te entretuviste mucho, es mi turno de jugar. —mencionaba de manera ansiosa.
No dije nada, tan solo me pare, camine a la habitación donde mi familia fallecida se encontraba, mi mano con el arma empuñada inconscientemente delineada mi delicada piel pálida, dejando salir el líquido carmín que mis venas guardaban, comencé a sentir que el mundo se movía más de lo usual, poco a poco el dolor se dispersa, mis ojos se cierran de manera lenta.
Me vi fuera de mi cuerpo, vi como aquel ente lo tomaba como si fuera de su propiedad, pero la verdad no me importó, lo que me importaba se llamaba Susana y fui el perpetrador de su infancia.
El infierno me esperaba y lo único que deseaba es que mi pequeña Susana, se encontrará en un mejor lugar, que algún día ella me perdonará.
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Cuentos Nacidos Del Dolor Y El Rencor De Un Pobre Soñador
Mistério / SuspenseUna recopilación de cuentos que nacieron de miedos, emociones, sentimientos y vivencias de un pobre soñador, cuyo propósito solo es contar historias de terror. ¿Por qué ir a terapia si puedes escribir una buena historia de terror?