VEINTE

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―El último pedido. ―Joder, estaba cansado.

Las dos últimas semanas habían sido brutales, entrenando al nuevo chef, intentando pensar, lidiando con el inspector de incendios y la policía. Sabía que Dae Hwi había provocado el incendio. Lo sabía, pero no había ninguna evidencia sólida y Dae Hwi estaba jodidamente desaparecido. Desaparecido. Como si se hubiese esfumado.

La policía estaba hablando sobre búsquedas y esas mierdas, pero Jungkook conocía a Dae Hwi. Había dado su opinión. Y sería la última que diera sobre esto.

Jungkook ayudó a Hannie a sacar el último salmón y luego suspiró.

Agotado. Estaba agotado. Podía sentirlo en su alma. Dae Hwi no regresaría.

―Tienes un visitante ― le dijo Sejon al entrar, Jimin caminaba tras él.

―Algo acerca de llevarte a casa.

―Bueno... ―Lo miró, sonriendo de nuevo―. Jimin. Chicos, él es mi pareja.

Le encantaba la forma en la que el rostro de Jimin se iluminaba cuando decía ese tipo de cosas.

Jimin saludó. ―Hola.

Todos ellos lo saludaron, Ben se acercó a estrechar la mano de Jimin. ―Me alegra conocerte. Lamento ver a Jungkook marcharse.

―Estoy seguro de eso, es un chef increíble ―Jimin le sonrió a Ben y estrechó su mano.

―Lo es.

Jungkook sonrió. ―Cállate. ―Ya habían tenido su fiesta de despedida, ahora era el momento de irse.

―Es la verdad. ―Jimin le mostró una sonrisa―. Vamos. No estoy seguro de que esté legalmente estacionado.

Asintió, miró a su alrededor al restaurante. Había pensado que iba a tener esto para siempre. Siempre.

―¿Estás bien? ―Jimin le preguntó en voz baja.

―Sí. ¿Cómo están los niños? ¿Condujiste hasta aquí?

―Los niños están bien. Y sí, lo hice. Quiero llevarte a cierto lugar. ―Jimin había aparcado en el callejón detrás del restaurante―. Aunque puedes conducir ahora, si quieres.

―Está bien. Vamos.

Había dejado el coche con Jimin el fin de semana pasado, para que los niños y él pasearan por los alrededores en busca de casas y Jisoo lo había estado llevando al trabajo, y tomaba taxis para regresar a casa por las noches.

Jimin los llevó a la carretera y salieron de la ciudad. ―Así que, ¿cómo se siente?

―Extraño, pero bien. ―Probablemente no procesaría todo hasta más tarde―. Déjame mandarle un mensaje a Jisoo y hacerle saber que no voy.

―Lo sabe. ―Jimin le dio una sonrisa―. Tengo tu maleta en el maletero.

―¿Sí? Guau. Bueno. ¿Los niños están ahí, también? ―bromeó. A veces la eficiencia de Jimin le daba miedo.

Jimin se rió. ―No. Ellos están a salvo con Yang y Yuri.

Pasaron la mayor parte del viaje en silencio, un silencio cómodo, amigable, pero cuando llegaron al desvío, Jimin no lo tomó. ―¿Min? Amor, pasaste el desvío.

Mostró otra sonrisa. ―Así sería, si fuéramos a la casa de Yang y Yuri.

―¿A dónde vamos?

―A la pensión en la que nos alojamos. Pensé que sería bueno tener una noche para nosotros y tenemos que hablar.

Papá, Papá y Yo ♡ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora