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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente.

— ¿Tu quieres...mi permiso?- Pregunto Isabella confundida.

Si, quiero intentar algo con ella y  eres la primera persona que debería darme el permiso de internarlo.- Dijo Camilo.

El Madrigal había decidido, después de dos semanas, confesar  sus sentimientos a su amiga de la infancia, pero antes quería que la mejor amiga de la chica de la que comenzaba a gustar le dijera que está bien que el intentará algo más con ella.

Apreció mucho esto Camilo, que vengas a mi para pedir esto es algo muy lindo de tu parte.- Dijo sonriente.

¿Entonces?

— Claro que sí, te doy mi permiso. Pero si vuelves a lastimar a Lili, te juro que estarás bajo tierra.- Amenazó la jovén a su primo.

No te preocupes, no meteré la pata. Lo juro.- El Madrigal salio de casita en dirección al lugar donde había quedado de verse con la Sánchez.

Luego de un largo camino, el Madrigal había llegado a el lugar notando frente a el a aquella joven de cabello marrón.

¡Llegué!- Anuncio llamado la atención de la pelimarrón, la cual sonrió al verlo. -Tengo decirte algo Lili...

— Yo también Camilo...

— Dilo tu primero, puedo esperar un poco a decirte lo mío...- Dijo el Madrigal.

Okey...- La pelimarrón tomo una bocada de aire  -Me gustas Camilo Madrigal, me gustas desde hace mucho tiempo...- Soltó de golpe.

¿Te...gustó?- Pregunto atónito por la confesión de su amiga, no esperaba que ella sintiera algo parecido a el.

Si y no sabes cuánto, me gustas desde que somos niños...- Confesó la Sánchez.

Yo... también creo que...me gustas Lili...- La pelimarrón quedó sorprendida por la repentina confesión del Madrigal, ella tampoco esperaba esto.

¿Te...gustó?- El asintió -¿Lo dices enserio?- Los ojos de la pelimarrón comenzaba a iluminarse.

Es extraño, creo que desde que regresaste al pueblo y te vi, sentí algo dentro de mi pero estaba segado por Verónica y no me daba cuenta de mis verdaderos sentimientos...- Dijo el Madrigal apenado, inmediatamente sintió como unos labios se posaron en los suyos tomándolo por sorpresa.

La Sánchez lo estaba besado y a este le gustó.

Una leve sonrisa se dibujo en los labios del Madrigal, quien segundos después aceptó aquel dulce beso de la pelimarrón. Colocó sus manos en la cintura de la jovén con delicadeza acercándola a su cuerpo.

LOOK AT ME | 𝘊𝘢𝘮𝘪𝘭𝘰 𝘔𝘢𝘥𝘳𝘪𝘨𝘢𝘭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora