Intento ignorar mis sentimientos hacia ti, pero cuanto más pienso en que no eres el indicado, más daño me hago a mí misma y más ganas tengo de volver a estar contigo y poder repetir todo lo aquello que sentíamos el uno por el otro, en aquellos ratos robados, alejados de todo el mundo, en nuestro mundo, olvidándome del resto, sabiendo que nadie va a poder hacerme daño, que nadie podía romper nuestra barrera, que nadie iba a poder acabar con lo nuestro, pero al final, la única persona que me hizo daño, era la que atravesó esa barrera conmigo.
Según el criterio de la gente, mi mayor error fue quererte, según el mío, fue el miedo a perderte y contártelo, porque de esta manera te estaba dando un poder sobre mí, del que ni yo misma era consciente. No se si la gente tiene razón, no se si mi vida está mejor desde que tú no estás en ella, desde que te fuiste la verdad que se me hace un poco monótona y tengo muy pocas ganas de seguir adelante con todo esto. El día que te fuiste me apareció la realidad de frente, haciéndome ver que la vida no es de color rosa, el problema es que me veo incapaz de afrontar esta realidad, y no me veo preparada para ni tenerte en mi vida, pues los minutos se convierten en horas pensando en que hubiese pasado si tu no hubieses salido de mi vida. El resto del tiempo es un poco largo la verdad, me lo paso pensando en que te voy a ver y no te voy a poder abrazar como antes, que ya no vas a escuchar mis rayadas, que mi alma gemela ya no va a estar ahí para comprenderme como solo tu sabes hacerlo.
Todos estos sentimientos encontrados se pueden resumir en que no se como voy a poder seguir adelante con mi vida si tu no estás en ella, y lo que más me jode es que toda nuestra historia, que supuestamente iba a durar para siempre, acabó convirtiéndose en unos simples recuerdos amargos, pero aún así, los únicos que tengo en los que de verdad fui feliz.