La cruda realidad

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Hoy, después de mucho tiempo, me di cuenta de que me sigues haciendo falta, mucha en realidad, porque en esta vida, fuiste y serás lo más bonito que me ha pasado, de manera indispensable le diste sentido a mi vida, la persona que me hizo romper mis miedos y temores, que después se convertirían en sueños, objetivos y metas juntos como todo el que ama y se siente seguro de que ya no estará con nadie más. Eso me paso contigo, aunque ahora mismo necesito que no formes parte de mí, día a día te sigo incluyendo en cada uno de mis planes, porque aun con todo lo que me hiciste, sigo esperando a que cambies de verdad, que me lo demuestres, sigo guardando la esperanza de volver a estar juntos y realizar nuestros sueños juntos. No es la primera vez que me pasa esto, y probablemente no sea la única, pero luchar todo lo que puedes por una relación que al final acabó por romperse, pelearme con todo el mundo sin importar lo duro que podía resultar, siempre pensé que podíamos vencer juntos, pero a última hora, me tuve que enfrentar de nuevo con la realidad, con que lo que nos impidió ser felices no fue el dolor mutuo, si no tu desinterés, la manera en la que para ti era más importante cualquier cosa que nuestra relación, y creo que por eso acabamos así.

¿Sabes cuantas noches estuve sola, llorando en mi habitación, preguntándome si la culpa de todo esto era mía? ¿Sabes cuántas veces he tenido que fingir una sonrisa para no preocupar a la gente a la que le importo? ¿Sabes cuantas veces te necesité y tú no estabas? Claro que no lo sabes, pero tampoco te importo nunca, y es que aunque me duela, esas es la realidad, que para ti fui un simple juego para divertirte, y mientras tu te divertías yo sufría por una persona que no se lo merecía, por una persona que lo único bueno que hizo por mí, fue irse, y aun así, yo sigo pensando en ella, aun estando fuera de mi vida, sigues haciéndome daño.

Y esta es la realidad, que mientras yo pensaba en diferentes formas de poder seguir con lo nuestro, a ti ni siquiera te preocupa, y es que después de todo, yo seguía apostando por ti, hasta darme cuenta, de que lo único que me hacías era daño.

Mis Peores PensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora