Sólo Ella | Tercera Generación| Harry Potter

La soledad de Arleen

Luego de que Scorpius se fuera, ella se sentó en la ventana de la habitación, suspiró y se dispuso a mirar por ella, sumergida en sus pensamientos. Le gustaba la soledad, pero no le gustaba sentirse sola y vacía como en aquellos momentos. Daniel le había dicho que Phillipe no estaba del todo bien luego de la discusión, que se le notaba que hubiese preferido ser él quien le siguiera a la habitación. Scorpius le dijo que comprendiera los ideales de Rose, que ella simplemente lo decía porque lo encontraba justo, porque así su madre le había enseñado a tratar a los seres inferiores. ¿Pero porque no la entendían a ella? Ella no era mala, inclusive Ben nunca quiso ser liberado, inclusive ella discutió con el elfo para que siquiera utilizara ropa decente, recuerda que inclusive a sus cinco años tuvo que decírselo como una orden para que al fin el joven elfo le hiciera caso. Se giró cuando sintió que abrían la puerta, Phillipe se encontraba allí, le miraba con esos ojos tan oscuros como los de ella.

-Madre dice que bajes para la cena- dijo firmemente, ella asintió una vez, y volvió su cabeza hacia la ventana. Pero el moreno no se iba- Arleen...

-No digas nada- cortó ella mirándole por el rabillo del ojo- desde un principio le dije a mamá que era una mala idea que yo regresara a Londres ¿Sabes? - suspiró- tengo la mejor vida que cualquier niña huérfana y adoptada como yo deseara- una mueca de dolor atravesó por el rostro del moreno- muchas chicas de mi edad aún no han sido adoptadas- suspiró- le dije a mamá que no sería buena idea, pero ella insistió, y al final terminé aceptando ¿por qué? Porque les extrañaba, a Scorpius, a Daniel, a Sara- se giró para mirarlo-  y a ti, pero eso nunca importó ¿verdad? - se puso de pie- al fin y al cabo, ustedes tienen una vida hecha aquí, y como siempre, la única que sale sobrando soy yo.

-Sabes que no es verdad- dijo el moreno abrazándola fuertemente- sabes que siempre serás mi hermana, que siempre este será tu hogar, que mis padres son tus padres, y que sobre todo tu siempre serás como de mi sangre, que mis ideales son tus ideales, que mi educación es la tuya. Siempre puedes contar conmigo.

- ¿Entonces dime por qué? - dijo separándose de él, aun sin romper ese abrazo- porque siento que todo lo que he hecho aquí desde que llegué está mal, ¿por qué viene una intrusa a decirme como tratar a mis elfos? Porque la defiendes a ella- dijo finalmente en un susurro- ¡Sabes que Ben nunca ha querido ser liberado! ¡Le mataríamos! - le miró con rabia- ¿Por qué fue Daniel el que vino aquí primero, y no tú? ¡Se supone que era mi hermano!

-¡Lo soy Arleen, lo soy!- dijo moviéndola por los hombros- pero entiende...

-¿Qué entiendo?  ¡Que luego de seis meses, mis trece años como tu hermana se van a la borda por una Weasley!- dijo dolida- ¡Apuesto a que ni Potter se pondría de lado de Sara en una discusión así! ¡Daniel no sería capaz de poner a nadie por sobre Sara! - él se quedó callado- ¿Sabes qué, Phillipe? – Hizo una pausa, analizándolo- no te reconozco, no reconozco a mi hermano, y siento que tú tampoco eres capaz de reconocerme- no supo si le dolieron más las palabras a él o a ella misma.

-¿Qué son esos gritos?- Blaise Zabini se encontraba en la puerta- Phillipe, le dañas las muñecas a tu hermana- por primera vez, rubia y moreno se dieron cuenta que él le estaba sujetando firmemente las muñecas, se las soltó rápidamente- ¿Qué sucede aquí?- dijo mirando a su hija.

-Nada- dijo la rubia- un malentendido- agregó mirando fijamente a su padre- Phillipe ya se iba- remarcó bien las últimas palabras, haciendo que el muchacho saliera.

-Tu madre te espera en el despacho, antes de la cena- dijo mirando a su primogénito quien asintió antes de salir- ¿algo que contarme? - dijo pasando definitivamente a la habitación de la rubia.

-Discutí con Phillipe por culpa de Rose Weasley- dijo ella sentándose en la ventana nuevamente, Blaise sonrió torcidamente.

-¿Por qué peleaste con Rose Weasley?- dijo tranquilamente, sentándose al otro extremo de la ventana, como cuando ella era pequeña,