La casa era solitaria, ya habían pasado días de que llegué al lugar, me gustaba mucho, la comida aparecía de la nada y nunca encontraba al responsable. Una vez había intentado quedarme despierta toda una noche oara poder verlo pero me quedé dormida y al despertar ya estaba todo en la mesa. Ahora estaba escribiendo, practicaba lo poco que sabía, nunca tuve clases ni tutores por lo que apenas sabía leer u escribir pero igual me esforzaba.
–Me gustaría tener juguetes... Nunca tuve– suspiré algo triste al recordar como perdí mi niñez en ésa casa– Duele..
Me levanté del suelo y me fuí a otro lado para ir a mi cuarto, no tenía ánimos entonces preferí irme a dormir. Al despertar e ir a otro lado de la casa me encontré con lo inesperado.
–J-Juguetes!!– me tiré y agarré éstos empezando a jugar muy emocionada–
Jugaba y jugaba hasta que una idea se me vino a la cabeza.
(La persona que me trajo ésto me escuchó.. entonces está aquí, ya sé que hacer)
–Oh nooo el invierno se acerca y voy a tener muchísimo frío, ojalá tener una cobija en mi cuarto–
Me llevé los juguetes y fui al cuarto para empezar mi plan, ya era de noche puesto que dormí por la tarde, no iba a cenar (supuestamente) porque iba a dormir. Agarré unas cuantas cosas y las puse debajo de la cobija que ya tenía para simular que estaba yo allí durmiendo y me escondí detrás de mi vestidor esperando a que la persona llegue.
(Hoy voy a atraparte)
Escuché como deslizaban la puerta para abrirla y unos pasos, me asomé algo temblorosa y pude ver a la persona de espaldas. Tenía el cabello rubio y por lo que veía una ropa muy elegante y hermosa.
(Wow...)
Sin darme cuenta me estaba asomando más y más hasta que terminé cayendo al piso haciendo muchísimo ruido.
–Ay.. mi pierna..– me quejé en voz baja y estaba por levantar mi cabeza hasta que ví los pies de la persona frente a mí–
Me mantuve agachada, mirando al piso mientras temblaba un poco.
(Fué una muy mala idea, una terrible idea, el puede hacerme algo.. el-)
–¿Estás bien?–
Abrí mis ojos al escuchar su voz y levanté mi cabeza
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–Pequeña, te encuentras bien? Te hiciste daño?–
Lo miraba algo hipnotizada, era increíblemente hermoso, sus ojos, te atrapaban como trampa a animal.
–Yo...–
–Creo que te golpeaste fuerte–
Me tomó por debajo de los brazos y me puso de pie. Ahí reaccioné estaba frente la persona que me había salvado.
–ES USTED– Expresé emocionada y sin contenerme me lancé contra el para abrazarlo– SEÑOR DEL CEREZO GRACIAS!–
