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10 años han pasado desde entonces, 10 años en los que Jooin no ha parado de insistir en que Caín es su Alfa y no de Yahwi, ha intentado seducirlo, lo ha drogado, se ha dejado el celo para que lo marque, un sin fin de cosas, incluso ha intentado matar a su familia entera, pero obvio nunca pudo, pues Yahwi siempre lo ponía en su lugar, pero la gota que derramo el vaso, fue cuando fue a la escuela de sus pequeños e intento secuestrarlos, esta vez no se iba a quedar con los brazos cruzados ni lo iba a perdonar como hizo en ocasiones anteriores, ya que Caín siempre le pedía que no hiciera nada en contra suya, pero esta vez si utilizó medidas necesarias.

- ¡Es él! Arréstenlo - dijo un muy enojado pelinegro, ¡como se atrevió a intentar secuestrar a sus hijos! - ¡Maldito! Esos niños... ¡no deberían existir! - gritó el pelicafe cuando lo subían a la patrulla, lista para ser llevado en ella a la cárcel. Y Yahwi con las influencias que él tiene, se encargó de que no fuera necesario el juicio e hizo que fuera directo a la cárcel, sin derecho a fianza y por un largo tiempo.

Un presuroso empresario millonario, guapo, lindo y además sexy, se apresuraba a llegar con su hermosa familia.

-¿Están todos bien? - el rubio se moría de la angustia por saber - No te preocupes, estamos bien, ¿verdad niños? - ¡Sí! Estamos bien - dijeron los tres al unísono, y si que se encontraban bien, pues después de ese susto, le rogaron a Yahwi por un enorme helado y en ese momento en que su papá llegó, ellos se encontraban degustando ese sabroso helado.

-Ahhhh, que alivio - dijo con cansancio, salir corriendo presuroso y a su edad, pues ya le cansaba mucho, Yahwi sonrió al ver la sonrisa de su amado esposo, esa sonrisa que le da después de tener un muy salvaje sexo, aunque en esos días no han tenido nada de nada, pues Caín siempre tenía juntas, según él, aunque a Yahwi no le constaba, no sabía si era cierto, al final de cuentas, él es muy inseguro y teme que Caín lo deje por alguien más joven y hermoso, pues ya que es algo así como ama de casa, él cree que se ha desgastado mucho aunque no es así, esta tan hermoso como siempre lo ha sido.

- ¿En que piensas o en quién piensas cariño? - dijo un tanto celoso el rubio, - No, en nada, no pienso en nada - el rubio solo asintió y se llevó del brazo a Yahwi hasta su enorme recamara.

- Voy a llevar a los niños a casa de tu abuelo, hace tiempo me pidió pasar el rato con ellos, y hoy es ese tiempo - salió presuroso de la habitación dejando a un confundido pelinegro que simplemente se recostó en su cómoda cama de tamaño king size, ahora él y su abuelo se llevan mejor, al principio odió el hecho de que su mejor nieto se embarazara pero ahora adora sus bisnietos.

- Los niños si que cambian a las personas, eh - dijo en voz baja el pelinegro mientras se levantaba para ir a tomarse una ducha, pues debía estar preparado para cuando llegase su esposo. Cuando salió de la ducha no se vistió por completo, solo se puso una de las camisas favoritas de Caín y esperó en una pose (ya saben como) seductora a su amado, que no tardó mucho en llegar, pues apenas sus hijos y él llegaron a la casa del abuelo, los dejo en la sala y le dijo a su "suegro" por así llamarlo, que se quedarían a dormir, se despidió rápidamente de ellos y se fue presuroso, pues sabía que Yahwi lo esperaría de esa forma, pues momentos antes notó la candente mirada en su esposo, esa mirada deseosa, ya saben.

Caín llegó y fue directo a la habitación principal, y lo primero que divisó fue a su precioso, hermoso, divino y guapo esposo, se lanzó a él y se apresuró a devorar esos deliciosos labios que tenían un sabor a chocolate, ah, su dulce favorito, Yahwi enredó sus brazos a través del cuello y espalda del Alpha mientras este se encontraba besando y dando pequeños mordiscos en su cuello, dejando visibles pétalos rosas, Yahwi en su lugar empezó a desabotonar la camisa de su amado dejando a la vista esos perfectos y bien marcados pectorales que cualquier hombre quisiera tener y cualquier mujer quisiera divisar y tocar, los empezó a tocar deslizando de forma sensual con sus delgados dedos, Caín se incorporo encima de Yahwi y tomo sus manos, deslizándolas por su abdomen, sabía que su cuerpo le encantaba tanto como el suyo a él, Yahwi solo le daba una mirada de deseo impuro mientras seguía tocando, se acercó al pecho del rubio y empezó a besar y a lamer de arriba hacia abajo hasta llegar su ombligo, beso por encima de la ropa su abultado miembro, mientras que con sus dientes abría el pantalón y bajaba la ropa interior ya húmeda por el presemen que empezaba a brotar de su bien dotado pene, al cuál tomó con su boca y empezó a succionar mientras que con sus manos sujetaba sus caderas del rubio empujándolas para llegar más profundo, acto que logró, pues Caín sujeto de la cabeza al pelinegro y embistió hasta que su pene llegó a lo profundo de su garganta y aunque a Yahwi le dolía se excitó más y soltó un gemido callado por aquel miembro, Caín empezó a embestir más y más al pelinegro hasta que se vino, saco su pene de su boca y tiro su semen en la cara de Yahwi quien con sus dedos deslizaba aquel viscoso liquido y lo dirigía a su boca así tragándolo.

PlaneadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora