PART EIGHT.

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    JEONGYEON apoyó su cabeza en su mano mientras revolvía con una pequeña cuchara la taza de café que tenía frente a ella.

    Miró con una pequeña sonrisa al chico al lado de ella, aunque él no le devolvió la sonrisa.

    —Está bueno... El café —la chica habló aún con su sonrisa en su rostro, sin saber exactamente que cosa decir o hacer.

    —Gracias —fue lo único que respondió el chico, ahora sí sonriendo—. Lo hice con mucho amor —enfatizó en la última palabra, cosa de la que Jeongyeon no sospechó.

    No sospecharía de alguien que se ve completamente inocente.

    Jeongyeon terminó de tomar su café, mostrando una sonrisa.

    El chico la miró con una sonrisa que la chica no supo descifrar, aunque no le pareció extraña.

    Tiempo después se sintió mareada y con una extraña sensación en la garganta, mirando al contrario con el ceño fruncido.

    —¿Te sientes bien? —le preguntó con inocencia, acercándose a ella.

    —No... —la chica lo miró con recelo, pero aún dejando que se acerque a ella.

    —Ven, siéntate aquí —la guió a uno de los sillones del café, viendo como ella se sentaba con la respiración agitada.

    —¿Le echaste algo al café? —le preguntó después de toser un poco, asustándose al no recibir ninguna respuesta por parte de él.

    Se levantaría para salir de ahí cuanto antes, pero no podía.

    Simplemente sintió como caía inconsciente.

    ¿Por qué no sospechó de él?

    ...

    El amor era enfermizo.

    Cuarta desaparecida.

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