- ¿Puedes dejarme en paz? - solté luego de un largo silencio.
Estábamos sentados en mi sillón, uno frente a otro, Jack estaba inclinado con sus codos sobre sus rodillas mirando hacia abajo.
Yo estaba con mis rodillas al pecho, observándole desde lejos, tratando de descifrar que es lo que quería ahora de mi.
- Lo siento - susurró. Su voz era ronca y rota, lo cual hacia que suene sincero y dolido.
Pero probablemente no más de lo que yo me encontraba.
- ¿Lo sientes? ¿Qué es lo que sientes Jack? - pregunté con el ceño fruncido. Bajé mis pies al suelo y me enderece, tratando de demostrarle lo furiosa que me encontraba.
- Todo - se limito a decir.
- todo - repetí asintiendo - ¿No recuerdas todo lo que me hiciste? ¿Quieres que las enumere?
Jack negó.
Me quedé observándolo, queriendo gritarle como esta mañana al espejo. Pero realmente no sabía que decirle. Tenía tantas cosas en mi cabeza que nunca llegaban a mi boca.
- estoy hecha mierda Jack - comencé - me dejaste totalmente rota, no sé quién soy, no me reconozco, no tengo autoestima, independencia, felicidad. Nada. Me arrebataste todo lo que tenía. ¿Y sólo dices lo siento? - hice una pausa para tomar aire, él seguía en silencio - me trataste como una basura, cuándo la basura lo eres tú.
- Lo sé, sé la basura que soy, ¿Vale? - alzó la voz al mismo tiempo que su mirada - necesito que me perdones, lo necesito - su voz se fue apagando a medida que iba terminando su frase.
- ¿Para qué? ¿Para que sigas dándome azotes cuando te apetezca? ¿O tratándome como si fuera una prostituta? Sabes que no me lo merezco.
- Una oportunidad sólo, una más, y juro hacerte la más feliz de esta puta ciudad, solo dame una oportunidad - me sorprendía su súplica, parecía tan real.
- ¿Por qué debo de creerte? - me límite a preguntar.
- porque no puedo estar sin ti Delia - su cabello despeinado caía sobre su rostro, el cuál se encontraba totalmente deformado por la angustia - cuando me dijiste todo eso, me asusté, me asusté y solo quería que te retractes, que me dejes.
- eso es absurdo - negué rotundamente y desvíe mi mirada, pero sus palabras la atralleron de nuevo.
- si - soltó una pequeña risa - lo es, al menos para mí. - iba a responder, pero el siguió - Yo amaba a mi esposa, era la única mujer en la que me permitía pensar - desvío su mirada y su rostro formó una sonrisa melancólica - pero, por más cliché que suene, ella era lo que menos se me pasaba por la cabeza - me miró fijamente - Eso comenzó a asustarme, no quiero olvidarme de mis hijos, ni mucho menos de mi esposa - suspiro y sus ojos comenzaron a cristalizarse - tengo mucho miedo Delia.
Tenía a Jack a punto de llorar en mi sofá, por segunda vez, confesando que no era el hombre fuerte al que todos le tenían miedo.
Que no era un robot que simplemente atendía atracos como el mejor.
Estaba asustado, y sobre todo sólo.
- Yo no quería lastimarte - prosiguió - al principio crei que era todo una distracción, que me ayudaba a dejar descansar mi cabeza un tiempo, pero todo sucedió tan rápido - cerré mis ojos y apreté mis labios, sin saber lo que estaba por llegar - haces que en mi cabeza haya paz, y eso también me asusta. No quiero dejarte, pero al mismo tiempo se que soy una mala persona, solo estarás en peligro a mi lado, y no quiero que se repita la historia.
Estaba totalmente sin palabras, éste lado de Jack no estaba en mis expectativas. Estaba tan acostumbrada al malhumorado y cascarrabias Conway, que este lado terminó por dejarme estática.
- ¿Y por qué quieres que te perdone si tampoco me quieres cerca? Sigues confundiendome - hable por fin, con un tono de voz bajo.
- fui un gilipollas contigo, y no lo mereces.
- ¿eres consciente de que perdí a mis amigos y gran parte de mi amor propio por ti? - le repetí - quedé como una estúpida en frente de todos, millones de veces, humillada por ti. Cuando yo no me dejaba humillar ni por mi madre.
Empezaba a llorar nuevamente y eso me frustraba.
Hice silencio para respirar y calmarme, Jack jugaba con sus manos, mientras su mirada seguía perdida en el suelo.
- ¿Sábes que es lo peor? - seguí, ya más tranquila - que puedes pisotearme como una puta alfombra, y si me lo pides, volveré ahí, una y otra vez. Puedes escupirme y al siguiente día pedirme disculpas, y como ya no me sé valer por mi misma, volveré a ti, como una estúpida. Porque eso me hiciste, eso lograste. - mi voz comenzaba a quebrarse - me rompiste totalmente, ahora te necesito a ti, por más que eso me lastime - dejé que mis lágrimas rodarán por mis mejillas una última vez - lo siento mucho por ti, y por tu pasado, pero yo no soy la culpable, soy el daño colateral de un capricho tuyo.
Jack levantó su mirada con lentitud, y en sus mejillas pude observar rastros de lágrimas, algo que me sorprendió demasiado.
Jack Conway llorando por una mujer que no era su esposa. Ésto realmente no estaba sucediendo.
- no puedo alejarme de ti por más que quiera - tomó una bocanada de aire y se enderezó - juro por mis hijos, que si me das una última maldita oportunidad, intentaré mejorar para ti, intentaré aceptar todo ésto y superarlo de a poco, solo te pido otra oportunidad.
- ¿Y si no lo haces? - pregunté detenidamente.
Jack se levantó de su asiento y se acercó a mi con lentitud, sin despegar sus ojos de los míos.
- estoy llorando como un puto marica en tu living, pidiéndote de rodillas que me des otra oportunidad, abriéndome totalmente a ti, luego de ésto no creo volver a cagarla contigo - yo permanecí en silencio, sin saber que responderle, Jack se percató de eso y desvío su mirada hacia arriba, intentando no derramar otra lágrima - estoy siendo lo más sincero que me permito, Delia.
Observé su rostro una vez más, sus ojos marrones estaban irritados, sus pestañas húmedas debido a las lágrimas. Sus mejillas se habían tornado coloradas junto a su nariz, la cuál brillaba bajo la luz, sus labios carnosos estaban húmedos y lucian más deseosos con la barba dejada de días que llevaba sobre su rostro. Su cabello despeinado dejaba a la vista lo desesperado que se encontraba, junto a su ceño levemente fruncido.
Suspiré delicadamente y mordí mi labio inferior para no llorar nuevamente.
Espero por todos los santos estar tomando la decisión correcta y que realmente cambie, porque si no, iba a enterrarlo junto a su esposa e hijos.
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No puedo explicarles lo mal que me hizo al corazón escribir éste capítulo, nunca en mi vida creí escribir algo así.
Me voy a llorar desconsoladamente, saludos
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Muñeca de Conway.
FanfictionDelia Bennon, 23 años de edad y recién mudada a Los Santos, bastante directa y vulgar. Para su mala suerte, conoce a Gustabo y a Horacio, los cuales la llevan literalmente a quien sería su perdición. El superintendente Conway, el hombre mas sexy de...