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Segundos antes de abrir la puerta de su despacho, Jack me dedicó una mirada asesina, provocándome un pequeño desorden en mí sistema nervioso seguido de un intenso calor sobre mis mejillas.

Me adentré lentamente en su oficina, colocándome en un costado de la puerta. Me sentía una pequeña regañada por sus padres. Que vergonzoso.

- ¿Qué queréis? - Preguntó Jack con un tono bruto y frío.

- Dinero, está clarísimo - Respondió Gustabo.

- Llevamos trabajando bastante y aún no hemos cobrado un sólo euro. No merecemos ésto - Se sumó Horacio.

- Si no nos pagas, nos veremos obligados a renunciar - Agregó el de chaqueta roja intentando sonar ofendido.

- Pa ga le.

Los dos individuos se cruzaron de brazos molestos. El superintendente los observaba con confusión y el silencio se presentó.

- No es necesario el escándalo joder - Habló mientras masajeaba su sien con delicadeza. Dirigió su mirada a mí y cerró sus ojos, dejándo escapar un pequeño suspiro - Delia, vete. Ésto no será de tu incumbencia.

- Pero si Delia es un pan de Dios, qué es lo que ella no puede saber - se quejó rápidamente Gustabo. Automáticamente negué, al ver cómo la cara de Jack se transformó a una no muy agradable.

- No, no Gustabo, no te preocupes. Os esperaré fuera - sonreí tímidamente y miré a Conway, el cuál relajó sus facciones en segundos.

Salí rápidamente del despacho y logré visualizar unas sillas al fondo del ancho pasillo.

Caminé rápidamente hasta ellas y me dejé caer. Crucé mis piernas y cubrí mí cara con mis manos, intentando imaginar lo que Jack iba a hacer conmigo luego de lo que escuchó. Estoy jodida.

Ese hombre tiene el ego más alto de lo que imaginé. Por lo visto, las bromas no son lo suyo.

Aún intento descifrar porqué le enoja todo lo que hago y digo. Nunca parece satisfecho ni mucho menos agradecido.

¿Por qué le sigo su juego?... ¿Se supone que debe divertirme?.

De todas formas, piense lo que piense, no lo soltaré. Su juego puede ser absurdo e infantil, pero también excitante e intrigante.

Una voz conocida retumbó en mis oídos. Alcé mí cabeza lentamente y abrí mis ojos. Greco se asomó en mí visión.

- Hola de nuevo - sonreí.

- ¿Puedo? - preguntó señalando las sillas a mí lado. Yo asentí y él tomó asiento - ¿Por qué estás aquí? ¿No había una reunión?.

- si, la hay - hice una mueca y rasqué mi nuca con nerviosismo - pero entre Gustabo, Horacio y Conway. Yo no pintaba nada allí.

- ¿Y entonces por qué tan insistente? - Preguntó refiriéndose a Jack.

- Sólo él sabe - encogí mis hombros y reí.

- últimamente te veo seguido por aquí - sonrió.

- Oh si - mis nervios comenzaron a aparecer.
Desvíe mí mirada intentando encontrar alguna excusa - Es que estoy teniendo un par de problemas personales. Necesito del súper.

Realmente no estaba mintiendo del todo. Sólo que no venía precisamente para hablar de eso...

- ¿Y cuáles son esos problemas? Si se puede saber, claro. Fíjate que incluso puedo ayudarte yo también - Sonrió y me guiño un ojo vacilón.

No creo que quiera ayudarme de la manera que me ayuda Jack cada vez que vengo...

- He estado recibiendo mensajes de un número desconocido - Solté rápidamente - Aún que es verdad que últimamente no me ha llegado nada - murmuré dándome cuenta de eso.

- ¿Qué tipo de mensajes? - preguntó mientras cruzaba sus brazos, mostrándose curioso.

- Acosadores - fruncí mí ceño recordando - Refiriéndose a mí vestimenta y otras cosas más que no sé cómo se ha enterado.

- Ya veo - asintió lentamente - no tienes ninguna idea de quién puede ser, ¿No?

- No - reí - de todas formas, son sólo mensajes de alguien aburrido. Seguro que nada importante.

- Tal vez pueda ser eso - asintió lentamente. Nos quedamos en silencio por unos segundos, hasta que habló - ¿Te puedo hacer una pregunta? - sonrió.

- claro, dime.

- ¿Falta mucho para que salgas de aquí? - preguntó señalando el despacho de Jack.

- No lo sé, Conway no tiene reloj al parecer. Ésta "reunión" - hice comillas con los dedos - puede durar horas. ¿Por qué?.

- En unas horas salgo de servicio, que vengo currando desde la madrugada. Me preguntaba si te apetecía una cerveza. Me haz caído bien y una cerveza entre amigos no le hace el mal a nadie - rió.

Excepto a Jack Conway.

Me quedé en silencio unos segundos, pensando las consecuencias de mí decisión, pero realmente ¿Qué importaba?. Jack no puede decidir sobre mí vida social y mucho menos sobre mí vida amorosa.

Tal vez necesite amigos nuevos, Horacio y Gustabo llegan a cansarme bastante.

Que te den Conway.

- Claro - Sonreí - necesito gente nueva en mí vida, Aquellas dos personas de allí - señalé el despacho de Jack - son lo único que tengo, por el momento.

- Vale, entonces nos ve... - una voz nos interrumpió la conversación de golpe. Levanté mí vista rápidamente y bufé. Joder

- Mhm - Carraspeo Jack - se puede saber, ¿Qué es lo que os hace tan feliz? Ya que estáis tan sonrientes - la enorme silueta de Conway cruzado de brazos se asomó en mí visión.

- Nada importante - Hablé antes de que Greco le diga de nuestra salida - Sólo vino a hacerme compañía - sonreí con nerviosismo - de todas formas, ya te ibas, ¿No Greco? - me gire hacía él e incliné mí cabeza, dándole a entender que se tenía que ir.

- Así es - frunció el seño y miró a Jack - Buen servicio Superintendente, luego le veo - asintió en forma de saludo y desapareció por una puerta a unos pasos de nosotros.

- Gustabo y Horacio ya se van, pero tu - me señaló - Tu vienes conmigo. A mí despacho - soltó frío señalando a éste.

- Vale, tampoco me grites. Estoy enfrente - susurré revoleando los ojos.

- ¿Qué haz hecho? - alzó su tono de voz y tomó mí mentón con su mano derecha, ejerciendo algo de fuerza en éste. Debido a la presión que su agarre me generaba, alcé mí cabeza hasta hacer contacto visual.

Fruncí mí ceño y cerré mis ojos.

- lo siento - me disculpé.

Y allí va mí dignidad, otra vez.

- camina.

Soltó mí mandíbula y tomó mí muñeca con fuerza. Comenzó a caminar, tirando de mí brazo, provocando que prácticamente me arrastre por rodo el pasillo de la comisaría.

- Oye despacio - me quejé.

Segundos bastaron para que la fuerza en su agarre se haga mayor, provocándo que algún que otro quejido de dolor, se escape de mis labios.

- cállate. Ahorra saliva, la necesitarás - soltó con frialdad. Yo fruncí mí ceño confundida.

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#GraciasSpainRP 😔👊❤️ fue bonito mientras duro :(

Ahora sí me permiten, me voy a seguir llorando.

Muñeca de Conway.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora