El Arte de la Poesía

Mil y Más

De que puedo hablar.
Puedo hablar de las rosas, las aves y el bello cielo azul, pero no quiero.
Puedo escribir los versos más tristes de ésta noche como Neruda, pero no debo.
No puedo escribir sobre ello por que no sería sincero.

Pero hay algo en mi intrigante e inconciente conciencia que produce los versos más bonitos;
Delicados como unas tiernas y esponjosas nubecitas blancas, calentitos como el café por la mañana, tibios como la lluvia provocada por un humedo y soleado dia en Córdoba y tristes como cuando pierdes a alguien que es especial dejando una herida, una huella, una llaga en lo más profundo de nuestro corazón.

Como la melancolía provocada por una bella melodía en la que brota la sinceridad de un hombre tocando con sus dedos de crital los teclados de un piano acompañado por el desliz del llanto de las cuerdas de un violín solitario que enternece la tristeza de cada palabra, cada frase corta o larga salida de un cofre de piedra.Así son mis poemas, así es mi corazón.

Una coraza de piedra por fuera, pero hay algo que derrite la carcel de mi alma, por que por los oscuros y fríos senderos de mi ser he escondido la llave que abre mi corazón.
No se lo que hiciste, pero no sólo encontraste la llave, también le diste vida a mi ser y me devolviste el aliento provocando un estallido de flores de las más bellas y hermosas que me dirigen sobre el sendero a tus pies.

Eres la melodía en mis oídos, las frases escritas por mis propias manos, tu me devolviste la vida y no se cómo, la verdad no lo entiendo.
Cómo te metiste tan dentro mío, que hiciste para que salgan de mí palabras sinceras con un dulce aroma a ti.

Mi fallido corazón era impuro y turbio, pero tú aclaresiste las aguas que fluyen sobre mis huesos.
No hace falta que digas ni una sola palabra para que me acuerde de ti, por que tan solo te pienso y mi mundo se parte, estrellándose en un universo lleno de fantasía.
En mi mundo tú eres el Sol por las mañanas y mi luna en plena oscuridad, no sé cómo lo lograste, pero, aunque no seas para mí, siempre serás el motor que provoca lo más bonito de mi ser, tu eres mi alegría, también llegaste a ser mi llanto.

Sólo quiero dedicarte éste poema, pero podría dedicarte mil y muchos más.
Delicada florcita amarilla.
Gracias por abrir mi corazón.

Serrano Luciano.