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g e o r g i n a;

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g e o r g i n a;

Estábamos en la última hora del primer día de clase. Ahora teníamos historia, con un profesor bastante mayor y mal llevado. Lo habíamos tenido el año pasado, por eso sabía cómo era. Así que, no fue necesaria mucha presentación de su parte, y paso directamente a tomar lista.

— Georgina Ramos — dijo, buscandome con la mirada entre los alumnos

— Presente — dije, alzando mi mano

Él posó su mirada en mi, y me analizo, bajandose los anteojos de sus ojos. Yo arrugue mi frente.

— Georgina, creo que su vestimenta no es muy adecuada para la ocasión — dijo, y escuché como todos comenzaban a reír en voz baja —. Aunque estoy seguro que sus compañeros se lo agradecen, los necesito pendientes a mi clase, y no a su escote

Las risas aumentaron, ya ninguno se preocupaba en disimularlas. Sentí todas las miradas en mi. Voltee apenas mi cabeza, mirando a mis amigos que me veían con pena. Volví mi vista al frente, Mateo también me miraba pero serio, para mí sorpresa no se reía con los demás.

— Si profesor, estoy de acuerdo — respondí, acallando a todos —. Mis compañeros son una manga de pajeros

— ¡Ramos! Eso no fue lo que yo dije — exclamó, molesto —. Y tenga más cuidado con su vocabulario

— Bueno, pero fue lo que insinuó — dije, alzando mis hombros

— Gio, basta — pidió Clara, en voz baja

— Le pido, por favor que se retire de mi clase — ordenó, extendiendo su brazo hacia la puerta del salón —. Y para la próxima, tapese un poco

Puse los ojos en blanco, tome mi mochila dónde guarde los útiles así nomás y de forma rápida. Me pare de mi silla, y bajo la atenta mirada de todos, salí del salón. No había nadie en los pasillos, como era de esperar.

Fui al baño y me encerré en uno de ellos, trabando la puerta. Saque de mi mochila una pequeña bolsa transparente, dónde tenía mis pastillas de anfetaminas. Tome una y la parti a la mitad. Mientras que una mitad la volví a guardar en la bolsa, la otra la aplaste arriba de mi celular, con mi escendedor y un billete de por medio. Cuando la pastilla ya estaba echa polvo, enrolle el billete y jale con mi nariz.

Levanté mi cabeza, mirando hacia arriba debido al ardor que me provocó en la nariz, y al entumecimiento en mi cabeza. Una vez que pasó, guarde todo y salí del baño. Me dirigí al patio, a esperar que sea la hora de irme del colegio, mientras me fumaba un cigarro. También me puse mis anteojos de sol, ya que los ojos me pesaban y el poco sol que había, me molestaba.

drugs - truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora