10. Cigarrillos.

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Capítulo 10;
Cigarrillos.

Podía escucharlos, a pesar del sonido de sus jadeos y el latido de su corazón retumbando en sus oídos. La estaban siguiendo.

ㅡ ¡No la pierdan! ¡Que no escape! ㅡ logró escuchar el grito de uno de los oficiales, seguido por el ladrido de un grupo de perros.

Estaba casi llorando de miedo, esto no era para nada como el dia en que escapó de la escena del crimen, ahora de verdad estaba siendo perseguida por al menos cinco hombres con perros de la policía. Estaba asustada, no podia mentir.

Corría tan rápido como sus piernas le permitían, nisiquiera veía bien el camino por el que huía. Sus ojos se habían lastimado minutos antes al lanzarse de aquella ventana. Estaba herida, pero toda la adrenalina que fluía por su cuerpo le daba fuerzas para no detenerse.

Lo hiciste de verdad, esta vez fuiste tú aquella voz se apoderó de su mente, fue difícil escucharla entre todos los gritos, ladridos, el sonido de sus propios pies correr rompiendo las ramas y hojas secas del bosque.

Pero tenía razón, realmente había hecho eso, ¿de verdad fue ella y no una obra de aquel ente? ¿esta vez mató a aquel oficial voluntariamente? ¿qué le pasaba? se sentía como una lucha interna con algo... alguien dentro de su mente. Una lucha que nunca ganaría.

El ladrido ahora más fuerte de uno de los perros le hizo volver en si y recordó en lo que estaba, le venían pisando los talones.

ㅡ ¡Casi la tenemos, sigan, no la pierdan! ㅡ de nuevo otro de los oficiales, más ladridos, estaba de verdad asustada.

A penas podía distinguir las siluetas de los árboles mientras corría, cada parte de su cuerpo dolía pero se negaba a detenerse. Sus esfuerzos parecían funcionar, poco a poco escuchaba a sus perseguidores quedarse atrás. Se giró sin dejar de correr para confirmar que su oído no le mentía, no había rastro cercano de los oficiales.

Pero su distracción le costó, en un momento el suelo pareció desaparecer y su cuerpo cayó de aquel barranco sin siquiera darle tiempo de reaccionar y frenar. Aunque trató de caer de pie fue inútil, su pie se dobló y su cuerpo cayó fuertemente al piso, rodando los últimos metros que le faltaban para llegar al final de la caída.

Recuperó el aliento antes de fijarse en dónde había caído, estaba entre un montón de arbustos, algunas ramas arañaron su rostro y manos descubiertas. Miró hacia arriba y se fijó en el pequeño barranco del que prácticamente se lanzó, realmente no había sido una caída mortal y pudo haber caído de pie sin problemas, pero su distracción le había costado bastante.

Oh bueno, se había lanzado y roto una ventana, esto no era nada.

Trató de levantarse solo para darse cuenta del dolor punzante en uno de sus tobillos, casi grita del dolor cuando intentó apoyarse en él. Escupió y se quejó, volvió a tirarse entre los arbustos y se acurrucó en posición fetal, sosteniendo su pie herido casi llorando.

Todo parecía estar diseñado para que le fuese mal, para hacerla sufrir.

Estaba a punto de reírse de su suerte o tal vez de llorar de desesperación, entonces el sonido de los ladridos y pasos acercándose le hizo esconderse aún más entre las ramas y las hojas, cubrió su boca para evitar soltar algún ruido que llamara demasiado la atención.

ㅡ ¿La tienen?

ㅡ La perdí de vista, pero los perros huelen algo.

Escuchó la conversación en silencio, aguantando hasta la respiración. Nisiquiera podía verlos bien desde abajo del barranco y entre todas esas ramas y arbustos.

ÉL EXISTE ─ versión fanfic [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora