『 Chapter One 』
El sol alumbró las flores bañadas por el suave rocío de la mañana, dejándolas perfectas para cualquiera que las mirará.
No podía decir que no era una paisaje bonito pero verlo todos los días y en todo momento la empezaba a enfermar. Años observando las flores, vio como crecían, florecian y como se marchitaban también.
Lo peor era su color, blanco puro, no lo soportaba. Irónico teniendo en cuenta el aspecto de la joven, siendo su color blanquecino lo que la hacía tan especial.
Eveleen camino por el sendero para llegar al otro lado del castillo, lamentablemente para ella esté era la única forma rápida de llegar y debía estar allí en segundos.
Una doncella la esperaba para guiarla a la habitación donde le harían los últimos detalles al vestido que usaría en su debut.
-Como si no supiera dónde ir. -pensó mientras le abrían las puertas del lugar.Pudo ver a la duquesa esperando con la modista detrás de ella junto a sus ayudantes y otras veinte doncellas solo para darle un par de retoques a un vestido prácticamente terminado, casi le parecía un mal chiste.
-Siento la tardanza mi señora, las clases de francés tardaron más de lo esperado. -dijo inclinándose ante la noble.
La mujer sonrió y acarició la cabeza de la menor con cariño demostrándole que no había problema con lo ocurrido haciendo que Eveleen también sonriera mientras las doncellas la preparaban para perfeccionar su vestido.
Terminó parada sobre un banco no muy alto usando un gran y hermoso vestido blanco con mujeres a su alrededor viendo hasta el más mínimo detalle.
El vestido estaba lleno de pequeños detalles como delicados bordados lilas y plateado o bellas piedras color violeta al igual que sus ojos hechos sobre el blanco de la tela que apenas era más claro que su piel.
-Te ves realmente perfecta Gryna. -comento la duquesa en una especie de ensoñación siendo apoyada por todas la presentes.
-Se lo agradezco mi señora, espero que el baile sea tan perfecto como dice que me veo. -habló intentando no hacer una mueca ante la forma en que la llamó pues odiaba cuando la alababan respecto a su aspecto angelical, perfecto y puro.
-Lo será. -aseguró mirando cuál collar se vería mejor en la niña.
Con el vestido ya terminado Eveleen no veía la hora de salir de esa habitación donde todos la observaban con admiración. No había nada malo en la forma en la que la veían pero la sofocaba tener tantos ojos sobre ella, incluso la hacían dudar de cuando y como respirar.
En cuanto le sacaron el vestido y volvió a usar uno habitual prácticamente huyó del lugar con la escusa de no llegar a tiempo a sus clases de arpa, no sin antes despedirse de la duquesa como es debido.
Salió caminando a pasos rápidos por los pasillos que llevaban a la sala de música pues ese era su lugar, solo suyo, dónde nadie podía entrar a menos que lo permitiera y ella misma fuera quién abriera las pesadas puertas.
Al entrar se dedicó a observar la habitación hasta perderse en los elaborados patrones de las paredes y en los detallados cuadros que colgaban allí.
Desde retratos y paisajes hechos por el pintor privado del duque hasta hermosos cuadros propios que mostraban la perfección de las flores en la imperfección y el desorden de los trazos de pintura.
Se vió obligada a empezar a tocar el arpa con el fin de ser escuchada porque no quería qué alguna doncella esparciera el rumor sobre que ella, la preciosa enviada de Dios, mintió para escaparse de una prueba de vestidos. Y no solo una prueba de vestido común sino que la del vestido que usaría en su baile.
Era una verdad pero dañaría su reputación y la manera en la que los duques la veían, y eso era lo más importante que tenía. Si no fuera por su puro y angelical aspecto nunca hubiera obtenido todos los lujos de los que gozaba.
Pronto se perdió la música, y dejó a su mente volar, llevándola a un hermoso campo de trigo dónde corría y reía sin preocupaciones bajo el sol. Aquella risa dejaba ver lo libre qué se sentía mientras que corría hacia un hombre que la esperaba a pocos metros de allí.
No lograba reconocerlo en lo más mínimo pero el sentimiento que le transmitía fue cómo sentirse en casa pero no como en el castillo sino que se sentía en su hogar, dónde podía ser quién era sin tenerse que preocupar.
Al escucharla el hombre no dudo en voltear mostrando su bello rostro y su todavía más bella sonrisa que parecía estar dedicada solo a ella.
No fue necesario que dijera ni un monosílabo pues tan solo su mirada, su sonrisa y su presencia la hizo sentir en el mismísimo cielo de donde todos suponían su provenir.
En ese momento Eveleen se dio cuenta que él iba a ser la persona quién la acompañaría toda su vida y fuera real o no lo esperaría.
El sería su salvación o su perdición en esta vida, pero aún sí ella siempre se lo agradecería porque en esos segundos logro entender que el sería su alma gemela y el amor de su vida.
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VIOLETINĖ || Twilight
Fiksi PenggemarVioletinė | ❝ Sigo a la luz que desaparece a lo lejos para acercarme a ti ❞ Su vida fue pactada desde el momento en que nació, un destino perfecto con un noble para una niña pura y perfecta. Nunca ni en sus más extraños sueños imagino que podría oc...