Desde su nacimiento siempre fue muy débil, nació prematuro y su madre murió durante el parto, fue criado por su abuela y su padre ausente por la carga excesiva de trabajo, así fue gran parte de su infancia, hasta que a los trece años que seguido de varios dolores de cabeza y una visión borrosa fue diagnosticado con cáncer ocular, la primer cirugía fue bastante dura pero para su buena suerte en la el piso de recuperación conoció a a una chica preciosa, tenía unos ojos hermosos y un cabello castaño corto ya que había perdido gran parte por las quimios, tenia un tipo de cáncer muy raro ya que estaba en su corazón, empezaron hablar y su amistad creció, durante un descanso que les dieron de la quimioterapia Óbito le pidió a la chica de pelo café que fuera su novia y esta acepto.
Su relación duro tres años, entre cáncer y quimio solo esa chica podía hacerlo sentir bien, hasta que la desgracia callo en los hombros del pelinegro, durante estos años la terapia y las cirugías se hacían para intentar salvar su ojo, sin embargo el cáncer se extendía mas en el órgano, y le dieron la noticia que ahora su ultima opción era retirar el ojo, la cirugía quedaría programada para en una semana, durante toda esa semana de nervios y conflicto no supo nada de su adorada chica. La cirugía se llevo a cabo sin complicaciones y rápidamente lo pasaron a postoperatorio, cuando recobro el sentido se quedo helado al ver a su abuela llorando junto a los padres de su amada Rin, estaban esperándolo para comunicarle que su hija, su amada había fallecido, quería llorar pero de su ojo no salían lagrimas por todo los sedantes y medicamentos, sentía odio, sentía ira hacia su enfermedad, por ella no había podido estar al lado de su amada en sus últimos momentos y ahora no podía estar en funeral porque su condición no se lo permitía, perdió su salud, perdió un ojo y perdió su amada, la vida para Obito no tenía sentido.
Pasaron dos meses, su recuperación había sido lenta ya que negaba a tomar los medicamentos y en volver al hospital, ya no había nada para el en este mundo, sin embargo su padre al fin decidió poner las cosas en orden y en contra de su voluntad y lo llevo al hospital, los médicos tenían que revisar que el cáncer se hubiera ido por completo pero nunca contaron con la infección que se había instalado en donde solía estar el ojo del chico, al no tomar los antibióticos quedo susceptible a infecciones, ahí estaba otra vez en la cama de un hospital recibiendo un tratamiento, estaba bocarriba deseando que su vida terminara en ese momento cuando giro su cabeza y vio a un chico de cabello largo y rubio, era tan amarillo como el sol y unos ojos tan azules como el mar, al notar que este lo vio observándolo se volteo de manera presurosa, el chico rubio de paro de su cama y fue a donde el pelinegro
-Hola, no te había visto ¿es tu primera vez aquí?, me llamo Deidara
-Hola- se sentó en la cama- no, he estado aquí por mucho tiempo
-Qué raro tengo un mes por aquí y nunca te había visto- dijo ladeando su cabeza
-Se suponía que yo ya no debería estar aquí- quería llorar- y tu, ¿Por qué estas aquí? ¿Cáncer?
-¿Qué? No, tengo diabetes
-Que no se supone que esa se controla y puedes vivir una larga vida con ella
-Se supone- acomodo su cabello con un poco de vergüenza- pasaron cosas y ahora tengo que estar aquí- le mostro su brazo con manchones morados casi necrosado
-Ya veo- en verdad que no estaba acostumbrado a ver ese tipo de lesiones- me llamo Obito, cáncer ocular
-Oye no te presentes así- soltó una risa- por eso la gente nos tiene lastima- le dio un pequeño codazo al chico
El pelinegro solo se acomodo su bata y el parche de su ojo, tal vez nunca le diría a nadie que lo había perdido, diría que ese parche era solo para no lastimar su vista, cuando salió de sus pensamientos de dio cuenta que su nuevo amigo se dirigía a su cama sin cuidado de su bata dejando expuesta su parte trasera, dios no sabia si era porque a sus 16 años no había tenido ningún contacto intimo o por las hormonas tan revolucionadas pero tal paisaje sin duda lo alteraba, pero eso no podía ser a el le gustaban las chicas, para ser sinceros quién demonios sabia, solo había tenido una novia, quizás sí que le gustaban los chicos, la voz del chico lo saco de sus pensamientos nueva mente
-Obito, tu, ¿si vas a la escuela?- eran vecinos de cama tenían la obligación de sacarse de su suplicio el uno al otro
-Para ser sincero ya olvide la última vez que lo hice
Y la conversación siguió y siguió hasta que las enfermeras les llamaron la atención, las conversaciones se volvieron mas amenas y duraron días, hasta el alta del pelinegro, la verdad es que el rubio se sentía desanimado, ya se había acostumbrado a el y lo que mas le preocupaba es que se había enamorado del chico del parche
-Dei, al fin salí, al fin soy libre
-Me alegro Tobi- así solía llamarlo, óbito era un nombre tan rudo- ya te podrás ir
El pelinegro se sentó en el filo de su cama y cogió la mano del rubio –No quiero dejar de verte- el rubio acerco su cara a la del azabache que si bacilar lo beso, era posible que los dos sintieran lo mismo, aparentemente si, los días pasaron rápidamente, Obito o Tobi como lo llamaba su adorado rubio regreso a la escuela aunque saliendo se dirigía directamente al hospital para ver al ojiazul, siempre tenía algo que platicar y una hermosa sonrisa, incluso cuando las enfermeras ayudaron al azabache a organizar el cumpleaños 17 del rubio dentro del hospital, bailaron y comieron después de varios besos, llego el dia en que el rubio no sonreía ni tenia algo que decir estaba en su cama, llorando
-Dei ¿Qué pasa?- el rubio se abalanzo hacia su cuerpo
-Y-yo ya no quiero estar contigo- dijo entre sollozos
La sangre se le fue a los talones- Pero que dices ¿Por qué?
-Solo ya, ya no quiero ser mas tu novio- dijo finalmente
-Pero al menos dime el porqué- casi grita el azabache, ya había perdido un amor no pensaba perder otro
-Solo dejame
-¿Por qué?
-Me van a amputar el brazo- grito el rubio- me dijeron que con la diabetes mal cuidada que lleve era muy difícil que se curara, y la necrosis avanza cada vez mas- descubrió su brazo totalmente con un color entre negro y morado
-Dei- lo abrazo mas fuerte y le dio un suave beso en los labios- esa no es razón para que ya no podamos ser novios
-Y tu que sabes, tu nunca has tenido que perder una parte de ti- las lagrimas volvieron a salir
Era cierto nunca le conto a Dei lo de su ojo- Yo lo se sobre manera- se levanto el parche dejando ver la cuenca vacía, el rubio se quedo con los ojos bien abiertos, su novio nunca se lo había dicho
-¿Por qué nunca me lo dijiste?- reclamo el rubio
-Nunca fue importante hasta hoy, yo te amo Dei, ¿tu me amas?
-Tonto claro que si, ¿me seguirás amando incluso cuando pierda el brazo?
-Como no amarte, solo mírate, eres perfecto, ese cabello como el sol, esos ojos como el mar, cada parte de ti me vuelve loco, que importa algo menos- dijo señalando la cuenca de su ojo, se besaron y pasaron la tarde y noche hablando en el hospital, preparándose para la cirugía dentro de un par de días
Tal vez eran demasiado jóvenes, tal vez estaban incompletos, tal vez no sabían muchas cosas pero si sabían que ese amor era de verdad, y que recuperarían la salud, juntos.
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Naruto One Shots
FanfictionOne Shots de Naruto diarios No soy buena con las descripciones -Acepto pedidos Espero que lo disfruten