『 Capítulo 8 ~ ... es mejor no dicutir. 』

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Porque la discusión siempre trae problemas, es mejor ponerse una falsa careta y asentir sin ganas, a hundirte en la profunda soledad que te acabará matando.

«—Ab dhvreb zbeve.»

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Narra Cáncer:
07:53

Estaba despierto, mirando al techo. Levantaba la mano en mitad de la oscuridad y miraba el reverso de mi extremidad, como si fuese la primera ver que lo veía. No había mundo a mi alrededor, solo los leves tembleques de mi mano se movían. Eso era todo lo que yo necesitaba para concentrarme.
Sin embargo, unos tímidos golpes, hicieron que volviese a la realidad para rápidamente levantarme e ir a la puerta. Detrás de esta, había un señor joven, alto y castaño llevando una silla de ruedas.

—¿Cáncer? Tauro me ha hablado de ti.

Hubo una breve pausa en la que yo intenté que mis neuronas conectasen y poder prestar algo de atención a la conversación.

—¿Eh? Sí, sí, soy yo. ¿Pasó algo?

—Es hora de desayunar. Tauro me avisó de vuestra llegada y os he preparado esta silla de ruedas. Me ha dicho también que estás lesionado y justo en la habitación del lado está Luxa, quién ha estudiado medicina. Quizás pueda mirártelo.

—Te lo agradezco, pero está bien. Puedo sobrellevarlo.

—Insisto. Nos preocupamos por nuestros "inquilinos". –Bromeó en una carcajada. —Sentíos como en casa, ya que este es el hogar de todos.

En ese momento, noté un cierto ambiente incómodo. No sabía cómo decirle que lo más pronto posible me tendría que ir.

—No quiero sonar descortés después de la hospitalidad en la que hemos sido recogidos y lo agradezco, pero me resulta desconsiderado por mi parte el hecho de decir que tenemos cierto asunto personal, pero igualmente estamos muy agradecidos.

Para mi sorpresa, el contrario empezó a reír.

—Igualmente nos preocupamos, así que ve a ver a Luxa.

—Me lo pensaré detenidamente. ¡Muchas gracias! –Entre la presión del chico y mi descontento, mi tono de voz se había vuelto quebradizo, cosa que él parecía que pudo notar.

—No sé qué será eso, pero no te preocupes. ¡Te deseo suerte! –Sonreí ante sus amables palabras, aunque no tardaría en continuar hablando. –También fui informado de la situación de tu compañera, así que he traído esto. –Detrás del marco de la puerta y por ende, de mi visión, se ocultaba una silla de ruedas.

—¡No puedo aceptarlo! –Espeté al instante.

—No pido que lo aceptes, lo impongo. –Me miró juguetón y pasó la silla al interior.

—Pero no es justo de nuestra parte.

—Mira, si vienes por recomendación de Tauro, no sé qué le pasa pero a los que elige acaban destacando. Si encima tienes una herida en el brazo muy fea, la única forma que se me ocurre que lo puedas pagar, es ir yendo a ver a Luxa. –Marcó el chico. —Te guste o no, no voy a cambiar de parecer.

Buscando la felicidad. [ Zodiaco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora