Capítulo tres

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|Francia part final|

Degel recorre el lugar mientras él vagaba por sus memorias. Él piensa que su maestro le enseñó muchas cosas más allá del combate. Es en ello cuando él siente una presencia: era una joya.

—He de admitir que esperaba tu llegada, pero meterse así sin avisar, esperaba mejores modales de las joyas.

Esto altera al joven.

—¡No te creas mucho sólo por se de agrado de la señora Garnet!

El fuego envolvió el hielo, es en ello cuando la armadura de Acuario salió a la luz. Él congela las manos de Flint. Él se muestra demasiado alterado por el hielo.

—No te preocupes—habla con serenidad—, estoy en contra de atacar a un niño, pero hay algo que tengo que preguntarte: hace un año un anciano llegó aquí y fue apresado, ¿no es así?

Flint comienza a reírse.

Él libera las flamas del fuego, extiende sus brazos y rompe el hielo. Degel se asombra con la acción. La joya toma como rehén a Flourite quien se encontraba espiando a Degel.

(...)

T/N, Seraphine y la viuda. Seraphine consolaba a aquella, ella veía a Seraphine como una buena persona.

«Es normal que Degel-sama se enamorara de ella, es lo más probable»

Ella sintió una enorme punzada de él pecho, le dolía demasiado, ¿qué era ese dolor insoportable que ella sentía? Se sentía como si quisiera desgarrar él dolor  de su pecho. Ella puso esa máscara que tenía que usar las caballeros femeninos, esto llamó la atención de Seraphine.

—¿Por qué te pones eso? —pregunta curiosa.

Ella apretó sus labios para contener el doler asfixiante qué le causaba.

—Debo renunciar a mi feminidad para ser un caballo de Athena, y para ello debo ocultar mi rostro.

Aquellas mujeres quedaron impactadas ante lo que ella les había dicho.

Un ataque hizo que ella vuelva a la normalidad. Aquella salvó a Seraphine y  a la viuda, vistiendo su armadura. Ella se pone a la defensiva.

—¿Quién eres? —interroga la chica.

—Vaya, por lo que veo, eres alumna de Degel. —una voz masculina apareció entre la cortina de humo.

Ella sintió un aura helada, era incluso más fuerte que el de su maestro e inmediatamente supo que era el maestro de su maestro: Krest, el antiguo Santo de Acuario.

—Imposible, pero... Usted... Tiene más de 500 años.

—Asies. Soy el más antiguo del santuario.

—¿Pero por qué? ¿Por qué no ataca? ¿Dónde está Degel-sama?

Él suspira.

—Es que a caso... ¡Ha traicionado a Athena!

—He vivido por muchos años, niña, he estado viviendo entre varias guerras santas, una tras la otra, hasta que... Encontré a la señora Garnet. Ella puede ser la salvación para detener las guerras; con su voz ella puede lograrlo.

—¡Con todo respeto, usted se ha vuelto loco!

Él hace una mueca.

—Bueno... —con su palma él hace una esfera de nieve y se la lanza a aquella.

El aire frío era bastante intenso y era imposible que su armadura soportará al frío. Ella cae al suelo, su labio estaba sangrando, el cuerpo le dolía, pero no era un impedimento para que ella se levantara.

El recuerdo de un adiós  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora