Capitulo IV

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* Lala= Pereza, flojera.

Bella

Salir de la escuela he ir a casa sería como recibir paz y tranquilidad ¡pero no! Para mi desgracia mi día no sería como normalmente tendría que ser.

-Zorra- Escucho que gritan en medio de la calle.

-¡Dafne! Hey no lo grites, no le digas verdades en la cara- dijo alguien más  en medio de carcajadas.

Era evidente que estaban dirigidos hacia mí y por eso volteo.

Obvio yo no podía quedarme con esa; realmente no me importa que me digan cosas así, es una simple expresión machista que la gente adaptó para denigrar a alguien y que para mí no significa mayor cosa.

-¡Oh! ¿Lo dice la perra que se tira a cualquiera en medio de una peda?- Le respondí con una expresión seria.

Las personas que estaban en ese lugar no dudaron en espiar todo lo que estaba sucediendo.

Enserio no les importó dejar a un lado su perfecta vida con labores por un simple encontronazo en la calle.

-Ya basta- grite.

Al momento de cruzar miradas; lo único que logró salir de nuestros labios fue una serie de carcajadas en nivel Dios.

- ¡Vale, vale! Supongo que no tienen nada que hacer ustedes- Grito Dave.

- Continúen con sus impecables vidas perfectitos- continuo Dafne.

Pues iba de camino a mi dulce hogar y me tope con Dafne y Dave; son mis mejores amigos. -¡Si! "Tengo amigos"-.

Digamos que ellos son muy particulares y por eso no suelen agradarles a muchas personas, por qué claro no son lo que la maravillosa sociedad acepta.

Nuestra relación es muy peculiar y eso es lo que nos hace cada día más unidos, son las únicas personas que realmente me entienden y pues también son las únicas que no les da vergüenza o miedo de estar a un lado de mi.

- Bella, llevamos detrás de ti casi 10 minutos y no te diste cuenta loca- dijo Dave.

- Creo que si no fueras tú, la gente creería que querríamos robarte o algo así- murmuró Dafne.

- ¿Vamos a la cafetería de la esquina?- pregunta Dave.

Ambas estuvimos de acuerdo con lo propuesto.

...

Mientras más hablábamos, más veloz pasaba el tiempo.

Sin darme cuenta ya era super tarde, para mí mala suerte papá y mamá creerán que estuve viendo clases.

Salí muy rápido, intentando tomar el bus de la escuela por qué realmente ya tenía mucha lala de irme caminando. Pero claro no era mi día y entonces perdí dos cosas: El bus y mi gran caminada.

Resignada a la gran travesía que me venía de ida a casa, comencé a caminar con aquel ánimo parecido al que te da saber que tu teléfono no cargo en toda la noche por qué simplemente no conectaste bien el cargador o cuando por estar concentrado en cualquier ridiculez no te das cuenta que llegaste temprano a la escuela. Lo sé, ¡Espantoso!

Una bocina hace que me despierte de ese pequeño "coma ideatoreo"-digamos que mi gran imaginación, me permite hasta crear nuevas palabras-.

Lo Normal Aburre°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora