II

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¿Cómo fue que llegué a este punto? Fue lo único que pensó al despertar en esa habitación de hotel desordenada y con prendas de ropa rodeando la cama.
- Idiota - Salió esa palabra junto a un suspiro al ver a aquel moreno dormir junto a él.
Sus pestañas blancas y ligeramente rizadas se veían tan bien a pesar de tener un poquito de lagañas, Vanitas recordaba todo y con detalles ¿Qué pasaría ahora entre ellos?

- Úsame, cómo una porno, Vanitas úsame -

El pelinegro se levantó con un dolor enorme en todo el cuerpo en dirección al baño, estando ahí se miró en aquel espejo ligeramente/mucho sucio - Solo úsame - la voz ronca de su amigo directo en su oído hizo que su piel se tensará. Su cuello y torso estaban con notorias sugilaciones de la noche anterior y su parte íntima realmente reaccionaba ante sus flash back's, tomó un baño con agua fría, estando en ella por 15 minutos aproximadamente.

- ¿Cómo te sientes? - Escuchó al tierno y amable Noe desde fuera del baño - ¿Puedo pasar? Necesito usarlo -

- Adelante - Respondió con indiferencia

El de cabellera blanca entró y uso el sanitario en silencio y con un ligero rubor en la mejillas, estaba ¿Feliz? Pues cumplió aquella fantasía que cargaba desde hace meses - ¿Cómo te sientes? - Volvió a preguntar, escuchó como cesaba el ruido de la regadera y el cuerpo de Vanitas fue dejado ver al abrir esa cortina que los separaba.

- ¿Cómo crees que me siento? - Frunció el ceño y sus ojos reflejaban una enorme mezcla de sentimientos - Me voy a vestir - Salió del baño

La mañana pasó con una enorme incomodidad, Vanitas estaba incómodo, confundido, extraño e indiferente, se sentía diferente, sentía que algo en él no estaba bien, no estaba cómo siempre, así que prefirió desaparecer. Huyó de aquel hotel, de aquel hombre que lo amaba y de aquellos sentimientos que emergían.

- Necesito ir a hacer un encargo - Fue lo único que le dijo a aquel moreno que no iba a impedir su salida.

- Cuidate - Tomó su muñeca para acercarlo a él y rodearlo en un tierno abrazo

- Te amo -

No dijo nada, no hubo respuesta, solo se dio media vuelta y comenzar a caminar, caminar lo más lejos de ahí, de él, pero ¿por qué? ¿por qué se sentía como si cada paso que daba fuese como si estirará una liga?
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Tal vez meses pasaron o tal vez solo se sintió así, o una vida también, pero Noe siempre tuvo esperanzas de volver a verlo, volver a ver ese color azul fuerte como la luna en aquella noche especial, ni su misión, ni su amor pudo completar, ahora se dedicaba a trabajar en una tienda de trajes encontrando así algo de paz.

- Buenas tardes - Se escuchó a la entrada aquella voz femenina que tanto adoraba desde hace años

- Hola Dominique y ¡Murr! - Tomó en brazos a aquel gato albino - Gracias por traerlo y cuidarlo -

- ¡Meeeeooww! - saltó de sus brazos y corrió a esconderse por ahí

- ¿Cómo estás? ¿Estás comiendo bien? ¿Durmiendo bien? - Preguntó su querida amiga, ya que Noe no era el mismo desde que cortó relaciones con su amigo pelinegro - ¿No has sabido nada de él? -

- Todo bien, no te preocupes más y no, supongo que aparecerá cuando tenga que hacerlo - Dijo para así comenzar a limpiar unos maniquíes

- Nunca voy a entender cómo es que lo quieres tanto - Negó ligeramente con la cabeza - Pero bueno, aparecerá cuando tenga que hacerlo ¿Cierto? - Miró a su amigo y sonrió, quién solo asintió.
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No lo iba a negar, necesitaba tanto de aquel chico, desde su partida no se sentía nada igual, no había día que no recordará sus labios y piel suave, que se enrojecía con cada tacto fuerte que hacía en él.

- No tengo interés en una persona que me ame -

Tan solo si no hubiera dicho nada, aún seguirían juntos, harían como si nada. Él mismo sabía lo que pasaría si se lo confesaba al humano, que haría lo mejor que sabe hacer y que lo dejarías con todo en las manos - No tienes idea de cuánto te extraño - Pensaba cada que recordaba su rostro con esa bella sonrisa que lo caracteriza. Aunque también se lamentaba por el hecho de haber comenzado a enamorarse de él pero bueno ¿Quién no lo haría? Desde su forma de vestir hasta su forma de ser, era lo que cautivaba a cualquiera que lo conociera.
El sonido de la campanita al entrar al local lo volvió a la superficie - Buenas tardes bienvenido ¿Qué puedo hacer por usted? -

- Úsame - Dijo aquella voz que lo hacía taquicardizar

¿Realmente era él?

- ¿Vanitas? - Dió un paso hacía enfrente - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabías que estaba aquí? - Su corazón y sus ojos se llenaban de melancolía

¿Qué podía sentir? ¿Amor? ¿Enojo? ¿Alegría? ¿Tristeza? ¿Odio? Él sabía que no podía buscar un final feliz junto al pelinegro pero realmente amaba imaginarlo, no cambiaría, ni por él, ni por nadie, Vanitas era así, odiaba que lo amaran pero ¿él amaba a alguien?

- ¿Por qué regresaste? - Lo miro confundido y enojado

- Cállate - Se acercó y junto sus labios contra los del moreno en un beso tierno.




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Holaa, volví a escribir algo después de años (lit).
Realmente espero volver a tener la misma inspiración y darle hilo a aquellas historias sin terminar, me tomará tiempo, pero quiero hacerlo.
¿Cómo han estado? ¿Este ship y anime aún vive? Me aleje bastante de todo para ser sincera, pero ey ¡Ya voy a mitad de la carrera!.

Espero que les guste este capítulo, tanto como me gustó escribirlo, tal vez no es lo mejor pero es lo mejor que puedo dar en estos momentos, ¡muchas gracias!, espero leernos pronto.

𝕻𝖔𝖗𝖓𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora