Dentro del mistisismo del mundo y su inmensidad, todo aquello que no puede ser explicado por el hombre se le es atribuido a dios o a las deidades de Turno, en este mundo en particular, desde el momento de mi ascendencia comprendí que aquello a lo que los humanos le temen, los monstruos, no son la fuente del mal, lo sé... Porque sufrí la crueldad humana desde antes de poder comprender que mi pecado, fue nacer del amor infinito de un demonio y un humano... Yo era un monstruo para los humanos y un humano para los monstruos... Sin un lugar al cual pertenecer, pero no por ello carecía de un hogar, estoy seguro que, a pesar de todo, he conocido el amor mucho más que esos desaliñados y frágiles humanos.
Yo fui amado desde el momento de mi concepción y a pesar de las adversidades y el aparente repudio de su raza, mi madre hizo oídos sordos a toda advertencia y consejo, me dió un hogar al cual volver, un cálido abrazo antes de dormir y la comida más deliciosa que podría desear, pero yo no era tonto y comprendía más de lo que mi madre querría que yo supiera.
Sin embargo no me detuvo en mi lento ascenso a la gloria, no como a mi mami le gustaría, cosa sin importancia, no le dolerá mientras no lo sepa, esa etapa difícil en mi adolescencia fue el mejor campo de entrenamiento que pude desear, al inicio fue doloroso para mí darme de bruces contra el odio injustificado de mi gente, los golpes, los insultos, hacían de todo para mal tratarme y ofenderme a mi y a mi familia.
Aquella vez sucedió en una soleada mañana de domingo, mi madre me llevó con ella al mercado, dijo que los caballeros siempre deben estar dispuestos a ayudar a los suyos y que esta era una buena manera de practicar la buena voluntad; yo sugetaba su mano y sonreía mientras le hablaba de las flores que había encontrado cerca del arroyo, ella sonreía con esa expresión que te da calma y sociego, de un momento a otro sentí una veloz ráfaga de viento cruzando sobre mi cabeza emitiendo un silbido, alguien estaba arrojándole piedras a mi madre, la primera llegó a su espalda, detuvimos nuestro avance y ella sin dejar de sonreír volteo sin musitar palabra, en medio de mi confusión logré distinguir otras piedra que venía contra mi, torpemente trate de esquivarla pero no pude, cerré los ojos por instinto, ergo el golpe nunca llegó! Cuando abrí los ojos de nuevo note que la mano de mi madre estaba sobre mi rostro, había atrapado el proyectil y con todas su fuerzas se la regresó al hombre que lo lanzó, el impacto lo hizo caer y todo el mundo la llamó salvaje y traidora, fue entonces que conocí de verdad a la mujer que me trajo al mundo.
-La gente que me llama traidora tiene razones muy estúpidas para hacerlo, pero aquel que quiera agredir a mi hijo conocerá a Dios antes de tiempo, no se atrevan a ponerle una mano encima o siquiera desear hacerle daño, no estamos indefensos y yo no estoy criando a un cobarde, recuerden el rostro del futuro Líder de estas tierras-
Desde ese entonces y hasta ahora, no he dejado de pelear, de niño perdí una y otra vez, en mi juventud las derrotas fueron siendo menores que las victorias y cuando llegué a la adultez nadie se atrevía a desafiarme, con el tiempo obtuve adeptos de todos los lugares y razas, formando un compendio de seres variopintos con el mismo deseo que yo, hacer dinero, ganar territorio y convertirnos en un imperio que pudiera derrocar a los humanos, lo verdaderos villanos de esta historia.
Frente a mi madre soy un comerciante que viaja y consigue dinero honradamente, mientras que en el bajo mundo regento un próspero negocio de peleas clandestinas, apuestas, tráfico de armas y uno que otro encargo privado, mis ahorros nos han permitido subsistir de manera cómoda, no puedo darle a mi madre todas las comodidades que quisiera pero si ella me descubre, definitivamente moriré a manos de la mujer a quien más respeto.
Las cosas no podían ir mejor, mi madre tenía una buena vida, tenía amigos, un buen negocio, el pueblo me respetaba y cada vez más nuestras campañas aumentaban nuestros territorios, pero nada es eterno y a pesar de nuestra superioridad en poder, no podíamos dimensionar lo que sería la represalia de los humanos.
Semanas antes del incidente nos organizamos para dar un golpe a una aldea cercana a nuestros dominios, estaba llena de humanos que invadieron a otros, aparentemente inofensivos, pero que resguardaban armas de asalto; atacamos sin miramientos y a pesar de no cobrar más vidas humanas de las necesarias destruimos las casas y las bodegas, llevándonos todo lo que pudimos y dejando un mensaje, nosotros también existimos y no les tenemos miedo.
Tiempo después y sin previo aviso, mientras no estaba cerca, los humanos habían informado a la familia imperial pidiendo protección y ellos así lo hicieron, el poderoso ejército real se vengó no solo destrozando cinco aldeas, sino también asesinando a los guerreros y secuestrando a las mujeres y los niños para venderlos, el ataque a gran escala fue imposible de frenar, mi madre ayudó a quienes pudo para que pudieran escapar y luchando mano a mano contra los humanos, en medio de este frenesí de violencia ella reconocería con pesar a este tipo, el rostro, la silueta imponente que cabalgaba contra ella, el desastre hecho reunión, mi madre reconoció a mi padre, aquel que la abandonó cuando supo de mi advenimiento, el general del ejército más poderoso del mundo humano, se rehusó a matarla y ella en cólera lo retó a duelo.
Afortunadamente para ÉL, los demás demonios se la llevaron antes de que todo fuera consumido por las llamas, mientras que por mi parte luchaba contra la emboscada de la élite carmesí, la escuadra de asesinos del emperador, todos lucharon con valor pero fueron abatidos en combate, estuve luchando durante horas, fueron tantas que perdí la noción del tiempo y de mi mismo; recobré el sentido demasiado tarde, tenía heridas profundas por todo el cuerpo, los derroté a todos... Pero el precio fue demasiado alto.
Mi regreso al pueblo fue aún más devastador, no encontré los cuerpos que se esperarían en una masacre así que pensé en el peor escenario, tenían a mi pueblo de rehén, a mi madre... Se había llevado a mi madre...
La adrenalina que me mantuvo en pie se esfumaba de mi cuerpo, mis músculos que estabieron tensos por la pelea perdían sus fuerzas, cada vez me resultaba más difícil caminar, mi oído derecho tenía un sumbido molesto, mi ojo derecho no me permitía distinguir nada por la inflamación, mis manos se quedaron engarrotadas en forma de puño y mis piernas no respondían.
Me interne en el bosque de los susurros, llamado así por su identidad mágica, los humanos no entraban en él, solo debían encontrar un lugar seguro para resguardarme, caminé quien sabe durante cuanto tiempo, las formas eran cada vez más difíciles de distinguir, recorriendo las faldas de la montaña cubierta de árboles me dejé caer al pie de un enorme árbol, sentía como el frío le erizaba la piel; la temperatura estaba bajando drásticamente, el cielo se ensombrecio dando paso al desfile aperlado de los copos de nieve, el invierno llegó... No solo la estación, el invierno llegó a mi vida y parecía que estaría sería la última nevada que presenciaria, agonizando en soledad.
Me negaba a cerrar los ojos porque sabía que si dormía no despertaría mas, mi abrigo destrozado se cubría de nieve, incorporandome torpemente me recargué en el tronco para poder seguir mi camino, debía encontrar un arroyo, un refugio, lo que sea.
Caminar se me hizo tortuoso y autónomo, estaba tan adolorido que en ciertas partes del camino dejaba de pensar y cuando volvía en mi, no sabía cómo ni cuánto tiempo tiempo había pasado, estaba empezando a perder la esperanza cuando a lo lejos pude divisar un muro destartalado y en mal estado, detrás de él se divisaba un techo bastante antiguo, por momentos pensaba si sería seguro ir hasta allá en mi estado y que en si era muy raro que ningún animal salvaje me haya atacado en medio de mi vulnerabilidad, era demasiado tarde para pensar en ello ya sea la suerte o el destino, había logrado sobrevivir a penas, no le quedaba más remedio que confiar, avanzando un paso a la vez, el trayecto se me hizo eterno, una vez frente al muro destruido crucé sin muchos problemas aparentemente, inmediatamente después de entrar supe que había caído en el lugar equivocado, estás estructuras y edificios no eran de su gente.
Anonadado por su error, Sett pierde toda fuerza y se desploma sobre la nieve, al mismo tiempo que un muchacho pasaba el tiempo mirando a la nada, quien al ver sus circunstancias no duda en ir a socorrer inmediatamente al hombre moribundo, es así como sus destinos se entrelazan.
Sentir el agarre desconocido me hace actuar con las pocas fuerzas que me quedan, intento desesperadamente resistirme a sus intentos de sostenerme, pero al ver su rostro, algo en mi me dice que debo dejar se luchar, de cabello azabache y piel pálida, sus ojos negros me miran sin maldad, es humano, un humano que no me da miedo, un humano como el que amó mi madre; sujetándome de su sedoso ropaje me entrego sin resistencia, creo en ti, por favor.... Ayúdame.
Antes de poder disernir lo demás mi cerebro se desconecta y mi cuerpo se concentra en no morir... Siento que puedo descansar al fin.
Continuará.....

ESTÁS LEYENDO
huellas en la nieve
DragosteDos personas que no deben estar juntas, confabulan para liberarse mutuamente del yugo que los aflige desde su nacimiento.