one-shot tomura shigaraki

regalo de san valentin

“¿Hablas en serio? ¿Me vas a dejar- dejarme hacer eso?

La mirada de asombro en su rostro es digna de una fotografía, pero desafortunadamente tu teléfono está al otro lado de la habitación donde estabas tirado en la cama. La cama de Tomura Shigaraki, sin embargo. El infame líder de la Liga de Villanos, que ha infundido miedo en los corazones de los civiles en numerosas ocasiones.

Y lo tienes bajo tu pulgar. Batida, prácticamente.

No era como si fuera tan difícil. Eres atractivo, y sabías tan pronto como lo conociste cuando Giran te trajo como nuevo miembro a la LOV que estaba nervioso por eso. Tan nervioso, de hecho, que no pudo evitar ponerse nervioso y nervioso a tu alrededor. Bueno, después de unas semanas de que él intentara ignorarte por completo por nerviosismo. En algunos aspectos, se comportó mucho como un niño, especialmente cuando se trataba de enamoramientos.

Una vez que había superado su mezquino y típico capricho de "sé increíblemente grosero con la persona que te gusta", había sido fácil de romper. Incluso una simple sonrisa en su dirección lo dejaría con las mejillas sonrojadas y retorciéndose en su asiento. Un roce de tu mano sobre su brazo y se pondría rígido visiblemente, con la respiración entrecortada mientras pasabas, los ojos carmesí pegados al balanceo de tus caderas y trasero. No era muy bueno escondiéndolo: en un mes, toda la Liga estaba al tanto del enamoramiento de su líder por ti.

No estabas seguro de si simplemente no le importaba ser tan obvio o si solo era así de denso. Seguramente tenía que saber lo ruidoso que era por la noche en su habitación, presumiblemente sentado en su destartalada silla de juego con los calzoncillos alrededor de los tobillos, frotándose uno y gritando tu nombre con su voz quejumbrosa. Las paredes de la base no estaban exactamente insonorizadas en lo más mínimo. Sucedió noche tras noche, y cada vez se hizo más difícil resistirse a marchar allí y mostrarle lo que podría pasar si tan solo preguntara cortésmente en lugar de suspirar como un adolescente cachondo e incómodo.

Esta noche eso es exactamente lo que hiciste. Era el Día de San Valentín, y aunque no eras de los que gustan las cosas cursis y ciertamente no le compraste ningún tipo de regalo, pensaste que podías celebrarlo de una manera diferente: divirtiéndote con el NEET de cabello equináceo que llamado líder. Ni siquiera habías tocado antes de irrumpir, sin darle tiempo para cubrirse. Lo habías escuchado una vez más gimiendo y jadeando, el momento perfecto para causar estragos en nombre del amor. O lujuria. Lo que.

Tal como sospechabas, él había estado sentado en su silla frente a su computadora, los calzoncillos se apartaron perezosamente para dejar espacio a su pene erecto. Medio vuelto hacia la puerta, se había quedado congelado en su lugar, con los ojos muy abiertos y horrorizados. Atrapado con las manos en la masa, una mano agarrando su polla con fuerza, la otra acunando su escroto. Estaba claro que había estado en eso por un tiempo, el semen blanquecino goteaba de su punta por sus dedos, luciendo demasiado tentador en la tenue luz de la pantalla de su computadora. Con una patada perezosa, cerraste su puerta, con los brazos cruzados.

"¡Yo-yo fuera!" gritó, el pánico tiñendo su voz. Una sonrisa torció tus labios ante su tono, estaba claro que estaba avergonzado.

"¿Por qué habría de hacer eso?" Inclinaste la cabeza, lanzaste tu teléfono sobre el escritorio para liberar tus manos mientras te acercabas un paso. “Escuché a alguien decir mi nombre, claramente necesitaba ayuda. No soy un héroe, pero no soy un asno”. Temblaba cuanto más te acercabas, el pecho subía y bajaba rápidamente. “Vamos, no tienes que hacerte el tonto. ¿Crees que no puedo ver cómo me miras?